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Críticas de Don Juan Pedro
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Críticas 8
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
13 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que, pese a no poder gozar de un adecuado nivel de marketing que aderece su correspondiente campaña de promoción, atraen la atención de un amplio abanico de espectadores gracias a la mejor publicidad posible: la recomendación expresa de un director de renombre. En la inmensa mayoría de las ocasiones los beneficiados son films de gran presupuesto con muchos intereses vinculados de antemano, como es el caso de "Gravity", que fue nombrada mejor película espacial de la historia por el mismísimo James Cameron. Sin embargo, a veces son proyectos más modestos los que atraen la atención de un grande de la industria, y es entonces cuando disfrutan de la mayor propaganda que un pequeño estudio podría desear, disparándose en consecuencia su nivel de notoriedad. Ese es el caso de "Big Bad Wolves", considerada por Quentin Tarantino como la mejor película del año 2013 tras su estreno.

Un detective de policía que se mueve dentro y fuera de la ley, un padre decidido a llegar hasta donde haga falta para vengar la muerte de su hija y un profesor de religión que es además el principal sospechoso de los crímenes. Estos tres variopintos personajes serán los protagonistas de una historia que cruzará sin remedio sus destinos tras una serie de secuestros de menores rematados en brutales asesinatos. El guión no pierde tiempo en introducir más papeles de los necesarios ni en desarrollar tramas alternativas, centrando la totalidad de sus recursos en el aquí y el ahora. Drama y tensión se dan de la mano sumidos en un amalgama de violencia al descubierto y abundante humor negro que aderezan con desquiciado sarcasmo la inusitada pero efectiva mezcla que da forma y personalidad a la película, en la que todo parece menos grave de lo que realmente es.

La potencia audiovisual de su puesta en escena, dentro de un grado de modestia justificado por su escaso presupuesto, se hace visible desde los títulos de crédito iniciales. La fotografía está realmente cuidada, moviéndose con mesura de la aparente belleza del mal invisible a la abrupta visceralidad de una crueldad omnipresente en todo momento. Esta opresiva atmósfera, que cubre gran parte del metraje, sólo se ve igualada por las sobresalientes actuaciones de Lior Ashkenazi, Tzahi Grad y Rotem Keinan, quienes conforman un trío protagonista tan sólido y carismático que no se echa de menos una mayor presencia por parte de los personajes secundarios. La banda sonora de Haim Frank Ilfman, con un estilo característico pero aun así solvente en todo momento, termina de dotar a la película de una identidad única, desmarcándola de ser una mera copia más dentro de un género ya muy quemado por la falta de autosuficiencia.

Las comparaciones con "Prisioneros" son inevitables pero infundadas, ya que si bien el film de Denis Villeneuve vio antes la luz en gran parte del mundo "Big Bad Wolves" se estrenó la primera, con varios meses de diferencia. A pesar de que la premisa argumental no innova ni aporta nada nuevo a la temática, el desagradable realismo de su explícita puesta en escena sumado al marcado tono gamberro y en ocasiones incluso extravagante de sus diálogos conforman una experiencia realmente empática para el espectador. Violencia física y psicológica se dan de la mano en este thriller que, sin necesidad de demasiados artificios, consigue mantener la tensión in crescendo durante sus dos horas de duración, las cuales no se hacen largas en absoluto. Altamente recomendable para los aficionados al estilo cinematográfico de Quentin Tarantino, al humor negro más corrosivo o a los guiones cargados de intriga y dureza a partes iguales. No dejará a nadie indiferente.
Don Juan Pedro
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3
3 de noviembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El monstruo de Frankenstein, al que erróneamente se ha atribuido por lo general un nombre que en realidad le pertenece a su creador, nació de la pluma de Mary Shelley en 1818 y fue protagonista del primer texto de ciencia ficción de la historia. Lejos de estancarse en su novela original la criatura devuelta al mundo de los vivos se ha convertido a lo largo de estos dos últimos siglos en un recurso recurrente tanto dentro como fuera del género del terror, protagonizando y participando activamente en historias de todo tipo, muchas de las cuales han sido adaptadas a la gran pantalla. Resucitó de nuevo, se echó novia, tuvo un hijo, luchó contra el conde Drácula, ayudó a Van Helsing en su cruzada… Las aventuras del monstruo se suceden sin cesar y lo arrastran de una temática a otra, tocando géneros tan opuestos entre sí como la acción y la comedia sin hacerle ascos a ninguna clase de guión. Lo cierto es que el desgaste comercial del famoso experimento viviente le ha acabado pasando factura a largo plazo, y no todas sus apariciones cinematográficas han gozado de un nivel de calidad adecuado a su renombre. El cajón de los fracasos hace hueco este año para "Yo, Frankenstein", film de Stuart Beattie que se posiciona como firme candidato a la más deficiente readaptación del personaje de la década.

La película arranca con una introducción que perfectamente podría estar entre las cinco peores del año, pero que al menos ayuda al espectador a meterse en materia. El monstruo de Frankenstein, resignado a no ser más que una criatura sin alma, tendrá que descubrir en sí mismo la clave para ayudar a las gárgolas en su eterna lucha contra los demonios y así salvar a la humanidad de su completa aniquilación. La base argumental es simplista por sí sola, aunque sorprendentemente su insípida y precipitada narración consigue empeorar el resultado final conforme avanza el metraje gracias a una casi obsesiva reiteración de situaciones ya vistas y a unos diálogos malos hasta la saciedad, desaprovechando por completo las escasas buenas ideas que se atreve a incluir en un guión demasiado manido en todas sus facetas como para sorprender mínimamente.

En honor a Aaron Eckhart hay que decir que a pesar de las enormes limitaciones de su personaje consigue llevar a cabo una actuación bastante aceptable, mientras que por su parte Yvonne Strahovski dota de cierto encanto a su aburrida aportación a la trama. El resto del reparto hace lo que puede con sus respectivos papeles, aunque no sobrepasan la mediocre regularidad que caracteriza a la película en su conjunto. Hay algunas escenas aceptables (muy pocas), pero generalmente el atropellado ritmo de la narración logra echar a perder las ya de por sí limitadas virtudes técnicas del film. El nivel artístico de los escenarios destaca por encima de los irregulares efectos especiales, tan pronto sorprendentes como decepcionantes, con mención especial a unos demonios que rozan el ridículo más espantoso. La banda sonora cumple su cometido sin mayores alardes que el solvente resultado de un par de partituras concretas, las cuales acompañan correctamente la acción.

El lado oscuro del cine comercial ha quedado plasmado en "Yo, Frankenstein" con impoluto descaro. Stuart Beattie firma un trabajo sumamente pobre y desaprovechado, carente del menor grado de esfuerzo y creado con evidente afán recaudatorio. Demuestra cierta capacidad de entretenimiento en sus compases más prominentes gracias al alto nivel de espectáculo exhibido, pero el lastre de su fútil historia y personajes, mal planteados y fatalmente desarrollados, hunde la película en una absoluta vulgaridad. Todo aquel con curiosidad por explorar las muchas versiones alternativas de la novela de Mary Shelley debería ignorar automáticamente este desastre audiovisual y depositar su interés en opciones mejores, las cuales podrá encontrar en casi cualquier formato.
Don Juan Pedro
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4
15 de agosto de 2014
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Tráilers los hay a puñados, buenos tráilers unos cuantos menos y tráilers que directamente inciten al espectador a acudir lo antes posible al cine más cercano muy pocos. Por lo general, obviando la alternancia entre bandas sonoras bastante parecidas entre sí, la publicidad de una película no difiere demasiado de las demás, y el público ya está cansado de los reiterativos intentos de las grandes productoras por contar una vez más la misma historia con distinto matiz. Todo esto no obstante, el último trabajo de James DeMonaco (quien hasta la fecha únicamente había dirigido la intrascendente "Staten Island") consiguió entrar en el tercer grupo de los ya expuestos con un tráiler que llamó la atención de todo aficionado al terror gracias a su propuesta, tan terrorífica como difícil de creer: ¿Qué es lo que ocurriría si el gobierno de los Estados Unidos concediese una noche a sus ciudadanos para cometer todo tipo de delitos, incluido el asesinato, con total impunidad?

"The Purge: la noche de las bestias" no tarda demasiado en entrar en materia, y nos muestra el sórdido conflicto desde la óptica de una familia adinerada que pretende pasar las doce horas de locura urbana encerrados en su casa, la cual cuenta con altas medidas de seguridad. Como es natural en un film de estas características la cosa no tardará en torcerse y los protagonistas deberán defender su hogar de la vorágine de infinita violencia que arrastra consigo la noche de la Purga. Lamentablemente hay que afirmar que la curiosidad despertada por el tráiler promocional disminuye conforme avanza el metraje, desdibujándose cada vez más su excelente punto de partida en pos de una creciente vulgaridad narrativa. Es innegable que el planteamiento de la trama como idea meramente conceptual resulta ser, dejando a un lado lo irreal y anárquico de su núcleo argumental, un soplo de originalidad y brillantez entre la ingente oleada de manidas historias inherentes al género que aplastan sin piedad cualquier atisbo de tímida innovación en el porvenir cinematográfico cercano. Sin embargo, a pesar de lo cuidado y sugerente que se nos muestra su envoltorio, el contenido es simplón, plano y en consecuencia decepcionante, a tenor de las enormes expectativas que su propuesta genera casi inevitablemente en los que caen en el engaño de su sugerente promoción.

Una vez superada la notable media hora introductoria la película se obsesiona tanto con mostrar la locura inherente a la Purga que la vuelve irreal, poco creíble e incluso estúpida. Sus inconsistentes giros argumentales abandonan de manera casi instantánea la sorpresa inicial para formar parte de la propia mediocridad de un guión nada ambicioso y demasiado conformista. Salvando al personaje principal, interpretado por el siempre notable Ethan Hawke, el resto del reparto no excede de un modesto e incluso permisivo aprobado por los pelos, no por falta de talento en sus actuaciones, sino por la incapacidad de hacer más de lo que buenamente consiguen con la irrisoria pobreza de sus personajes, los cuales resultan demasiado difíciles de creer en más de una ocasión. La banda sonora y la fotografía se hallan a un nivel aceptable, sin alardes, pero gozando de una consistencia carente en el resto de apartados de la película. Algunas escenas, eso sí, sobresalen del desastroso conjunto general gracias a una acertada mezcla de moderada violencia, tensión en su punto justo, actuaciones sólidas y acción bien coreografiada, aunque apenas suponen un pequeño oasis de buen gusto en mitad del desierto.

James DeMonaco ha desperdiciado de forma irremediable la que probablemente haya sido su mayor oportunidad para destacar dentro de su todavía breve carrera cinematográfica, concluyendo un trabajo tosco y sin pulir que bien podría haber triunfado entre la crítica profesional con un mínimo esfuerzo en guión y dirección. De la poco más que regular "The Purge: la noche de las bestias" se pueden extraer tan solo tres cosas buenas: su original y rompedora idea motriz, la notable primera mitad de su metraje y la ingenuamente previsible moraleja inherente a su historia: si das una noche a los americanos para que se maten entre sí encontrarán la forma de convertirlo en algo noble y patriótico. Dios bendiga a los Nuevos Padres Fundadores.
Don Juan Pedro
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8
8 de julio de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El drama romántico se ha convertido en la actualidad en una temática consumida por el tiempo, donde los estereotipos manidos y la elocuencia servida a cuentagotas se dan de la mano para repetirse hasta la saciedad una y otra vez a través de jóvenes y atractivas estrellas al frente de guiones trillados y en ocasiones insustanciales en grado sumo. Claro está que la alarmante periodicidad de estrenos inocuos no exime al panorama actual de esporádicos destellos de lucidez, los cuales por fortuna mantienen encendida la llama de un género que antaño nos regalase algunos de los que todavía hoy son considerados como los mejores films de la historia del cine. "Her" ha sido claramente concebida y realizada con la pretensión de engrosar ese selecto grupo, y si bien tan estimable objetivo quedará al arbitrio del futuro no cabe duda de que, como mínimo, lo último de Spike Jonze se merece estar entre las mejores películas del año 2013.

Ambientada en un futuro cercano y a la vez muy distante, "Her" nos plantea desde un punto de vista irrealmente natural la posibilidad de que un ser humano mantenga una relación sentimental con una inteligencia artificial muy avanzada en el plano intelectual pero carente de un cuerpo físico. El desarrollo puede parecer en un principio rallante en la acostumbrada tipicidad de cualquier película romántica al uso, partiendo de la base “chico conoce a chica” que ya ha sido esquematizada hasta la completa extenuación de cientos de guionistas. Sin embargo la narrativa es tan personal y llamativa que, sin abandonar un ritmo lo suficientemente ameno como para que la atención no decaiga en ningún momento, consigue sorprender a cada instante y obliga al espectador a hacerse preguntas, responderlas conforme avanza el metraje y cuestionarse al término del visionado todo cuanto conoce sobre el amor y sus diferentes formas.

Habrá quienes critiquen que su planteamiento, pese al aparente paso hacia delante que supone en su género, conserve todavía unas bases estructurales más bien simples. Que Spike Jonze ha convencido a muchos con un exuberante show de fuegos artificiales, pero que para ello se ha servido de la pólvora inventada y mil veces usada por decenas de directores que, antes que él, ya consumieron la magia de este espectáculo. Que, al fin y al cabo, el fondo predomina sobre la forma. Sin embargo, como un amplio lienzo que únicamente se disfruta y valora en su totalidad, "Her" es un palmo más que la suma de sus partes. Sin su sincero a la par que trascendente guión, ganador de un Oscar, habría sido imposible que el film destacase tanto entres sus competidores; sin la soberbia actuación de Joaquin Phoenix, quien nos regala una de las mejores interpretaciones de su carrera, habría sido imposible transmitir tanto con su historia; sin su emotiva banda sonora, que hace un excelente empleo del piano principalmente, habría sido imposible alcanzar el clímax de sus conmovedoras escenas dramáticas; y, por supuesto, sin el resto de componentes la obra habría quedado imperfecta e inacabada, apartada por siempre de la maestría que tanto merita.

"Her" es la historia de un amor desnudo, vulnerable a la par que hermoso y tan real como imposible. Es una oda al buen gusto, al séptimo arte y al espectador. Es cine moderno en estado puro que aun así merece ser un clásico con el paso de los años, cuando el tiempo le conceda el renombre que su reciente estreno le desmerece. No obliga a la reflexión, pero invita a la misma. No requiere de segundos visionados, aunque es una experiencia perfectamente disfrutable en repetidas ocasiones. Lejos de ser demasiado profunda o compleja, "Her" apuesta por la fuerza de su planteamiento directo y sin concesiones al espectador: disfrutar y emocionarse como la primera vez. Y es que frente a eso, al fin y al cabo, lo demás poco importa en comparación.
Don Juan Pedro
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5
17 de agosto de 2013
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Neill Blomkamp, director sudafricano de todavía incipiente carrera cinematográfica, logró en 2009 lo que para muchos de sus compañeros difícilmente pasaría de ensoñación imposible: hacerse un nombre en el género de la ciencia ficción con tan sólo su primer largometraje. "Distrito 9" se consagró como un claro ejemplo de buen gusto filmográfico, respeto por las bases de la temática, aprovechamiento de una estupenda ambientación, notable uso de las dobles significaciones y ágil e innovadoramente documentador ritmo narrativo, con un nada acusado avance in crescendo de la trama que en ningún momento degeneraba en la acción fortuita. Tras tan sonada entrada en el exigente mundo del cine, aclamado por fans y críticos que en condiciones normales habrían requerido un mayor número de obras propias para prestar atención a sus méritos, las expectativas para con su segundo trabajo estaban a la altura de la idílica estación espacial que da nombre a su nueva película: "Elysium".

Con Matt Damon en el papel protagonista y el futuro (concretamente el año 2159) como marco temporal, las virtudes y deficiencias del film pasan de latentes a manifiestas apenas superados los primeros diez minutos de gracia, sin trampa ni cartón. Obviando la evidente ambientación futurista, casi apocalíptica en su trasfondo (y dejando también a un lado no pocas semejanzas con la saga de videojuegos "Deponia" para ordenador), Neill Blomkamp vuelve a imprimir su sello personal de crítica social encubierta por conveniencia en un guión que, salvando ciertos detalles, es alarmantemente plano e insulso, con poco más que contar fuera de la exacerbada discriminación de clases que ha llevado a que los más pudientes se permitan un alojamiento en la avanzada estación espacial Elysium mientras el resto de la humanidad malvive en el desgastado planeta Tierra. Todas las cartas están sobre la mesa desde el comienzo, sin sorpresas posteriores que puedan animar un poco el visionado; y aunque las actuaciones, efectos especiales y banda sonora cumplan por lo general, en todo momento se echa en falta algo más. Esa carencia sin forma que tanto se añora durante la película no es otra cosa que el talento innovador que el director exprimió en su anterior trabajo y que, parece ser, ha olvidado o desechado emplear en éste, con el correspondiente desperdicio que no puede pasarse por alto.

Todos los aciertos que concedieron un amplio reconocimiento mundial a "Distrito 9" brillan en "Elysium" por su completa ausencia. El protagonista carece de carisma dada su simpleza y nula profundidad, la ambientación y el trasfondo de la misma no están respaldados por una historia a la altura del conjunto y desgastan su interés a lo largo del metraje hasta convertirse en poco más que un bonito escenario de fondo, el guión asombra más por la falta de efectividad que por las escasas buenas ideas que ofrece, la crítica social pierde fuerza enseguida por lo poco que se profundiza en la raíz del conflicto y, en definitiva, la película en sí se hace más satisfactoria para el consumidor de acción fácil que para el aficionado a la depurada ciencia ficción que tanto debió disfrutar del anterior trabajo de Neill Blomkamp y que tan decepcionado debería sentirse con el presente resultado. Ni siquiera de pretencioso podría tacharse al film del director sudafricano, pues la inexistencia palpable de cualquier tipo de esfuerzo adicional en sus puntos considerablemente más débiles la exime del menor aire de grandeza.

Defectos a un lado, estamos ante una entretenida aventura futurista cargada de sus correspondientes dosis de acción y tópicos, incluso capaz de derivar para los menos exigentes en un decente drama de valores enfrentados, esperanzas imposibles de frenar y amistades que perduran más allá del tiempo y la adversidad, cuyo mayor defecto reside en la gran oportunidad tristemente desperdiciada que suponía este intento para su director y para el público más ilusionado. Por otra parte resulta cuanto menos curioso que la abismal separación entre la elitista estación espacial y nuestro cochambroso planeta, base argumental de la película, represente a su vez la amplia distancia que aleja a "Elysium" de su superior antecesora, "Distrito 9", más hermosamente fulgurante en la comparación actual que cuando surcaba los cielos de la ciencia ficción en solitario.
Don Juan Pedro
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