Había leído el ibro antes de ver la película, me gusto mucho. Pese a que suele suceder que en estos casos no termina de convencer la película, me ha gustado mucho, en gran medida por un magnífico guión y por la gran interpretación de Javier Cámara. La película logra lo más importante que es, en mi opinión, destacar esos valores del médico Héctor Abad que su hijo intenta transmitir en el libro. Sencillamente un hombre bueno, un médico preocupado por la salud de la población, un defensor de sus ideas y de la libertad para expresarlas, una persona avanzada a su tiempo y, sobre todo, el mejor padre, demostrando siempre un amor infinito hacia sus hijos, e intentando inculcarles esos valores que el defendía a través de su propio ejemplo. Javier Cámara, sobreactuado en muchas de sus películas, aquí borda el papel, no se podía hacer mejor.
Muy recomendable, se haya leído o no el libro.

Me ha gustado mucho esta serie, creo que intenta transmitir más que el horror y la dureza del corredor de la muerte la impotencia y desesperacion ante un sistema policial y judicial que no permite una justa defensa. Importa la condena y no tanto el posible error judicial. Magníficas interpretaciones, especialmente de Miguel Ángel Silvestre y Marisel Alvarez, y también de Cándido. Tremenda la escena de la llamada. Sufres con esta familia, que una y otra vez son derrotados, pero vuelven a luchar por demostrar la inocencia de Pablo. Difícil contener las lágrimas en la escena final

No he podido verla en cine, y supongo que gana mucho en la gran pantalla. Pese a ello me ha parecido una maravilla de película, no sólo estéticamente -que lo es y mucho-, sino también en lo que transmite. Las imágenes muy bien logradas y de un realismo sencillo pero eficaz, el agua que corre por el patio, los sonidos de la calle, la fiesta de fin de año... nos sumergen en la realidad que se nos quiere mostrar y en ningún momento echamos en falta el color. Esa realidad, sin embargo, no es fea, nada repele, incluso las escenas más duras se ven sin rechazo, otra cosa es el impacto emocional, pues esta película habla de sentimientos y los hace sentir al espectador. Partiendo de experiencias malas pero que por desgracia suelen darse en la vida -perdida de seres queridos en distinta forma- , cada una de las protagonistas principales reaccionará de forma diferente. Enternece, impacta e indigna al tiempo el episodio de Cleo, sin apenas palabras transmite lo que siente y asiste asustada y sorprendida, pero a la vez resignada, a lo que está sucediendo. Por el contrario Sofía, con más armas que la anterior, reaccionará con rabia, desesperacion, exteriorizando lo que siente. Ninguna de ellas está sola, pese a lo que dice Sofia a su criada. Otras mujeres las apoyan sin juzgar ni opinar: la madre de Sofia, junto a su hija y sus nietos; las otras criadas, que cuidan de Cleo. En medio de todo los niños, esos a los que nuestras dos protagonistas aman y protegen y a los que intentan salvar de toda infelicidad. Magníficos personajes la señora y la criada, con personalidades e historias vitales tan diferentes. Acabarán asumiendo y aceptando la realidad y saliendo adelante. Y afortunados niños los cuidados por estas señoras, amados y protegidos, supliendo ese amor la pérdida que ellos también sufren.
Quiero destacar el magnífico trabajo de Yalitza Aparicio, no necesita hablar para que esos grandes y hermosos ojos nos digan lo que está sintiendo. Tranquila, dócil y resignada se enfrentará a su triste experiencia, tambien mostrará su decisión y valientia cuando deba afrontar una situación de peligro, lo que a su vez le permite redimir lo que siente como culpa.
Maravillosa, en definitiva.

Magnífica película que nos cuenta la historia de este grupo musical, Queen, grande entre los grandes. Me parece que caracteriza de forma muy digna a cada uno de los componentes, pero destaca su estrella Mercury, un genio para crear música e interpretarla, con esa voz potente y bonita al tiempo. La película refleja con bastante fidelidad su evolución, y no comparto la crítica de que se pasa de forma ligera por esa parte de su vida que lo llevó a las adicciones y a apartarse de los suyos, de su familia. La vuelta a los suyos, y especialmente escuchar al amor de su vida le permitió alejarse de lo que le dañaba. Magnífica la música, el proceso de creación de las canciones y matrícula de honor para Rami Malek, creo que no se puede interpretar mejor a Mercury. Hay una escena que sobrecoge, cuando está solo y es consciente de lo que le va a suceder. Pero los últimos minutos, con el concierto Live Aid, es simplemente de lo mejor que he visto en el cine, te parece estar allí en ese momento. Es más, envidias a los que tuvieron el privilegio de asistir. El personaje de Mercury inspira ternura, pues le ves dudar y estar inseguro al principio, pero cogiendo fuerza y triunfando junto con el resto de su grupo y su gran amor y la nueva persona que le acompañará en su vida. Sales del cine con un nudo en la garganta y la música repitiéndose en tu mente. Imperdonable perderse esta gran película

Estamos hartos de oír hablar de corrupción de los políticos. Son años -ya demasiados- viendo la degeneración y podredumbre que campa en el espectro político, cualquiera que sea su signo. Por ello, una película que aborde este tema parecería innecesaria o poco interesante. Sin embargo, este magnífico director que es Sorogoyen, consigue impactarnos con esta cinta, como si de repente los ciudadanos normales percibiéramos de golpe, sin sutileza alguna, hasta donde ha llegado y, sobre todo hasta donde es capaz de llegar una persona metida en ese submundo. Da igual si tienes valores o no -Manuel parece tenerlos- si eres más o menos buena gente, nada de eso importa en El Reino. Si entras allí vas a robar, mentir, defraudar y hacer lo que sea para conservar tu posición. Y si intentas salir o desbaratar el status de tus colegas, o traicionarlos lo pagaras hasta con la vida.
Todo esto, que sabíamos pero que es algo que por repetido nos va resbalando un poco, nos lo muestra la pelicula y salimos de allí como si nos hubieran dado un mazazo. Esa fue mi sensación al menos. El director es un maestro en lo suyo y se vale de un magnífico guión, unos actores soberbios, unos planos con cámara en mano agobiante por momentos y una música que eleva aún más la tensión. El resultado es esa sensación de agobio, miedo y desesperación que compartimos con Manuel, cuyo sentimiento no es precisamente el de ser delincuente, sino víctima. El final, inmejorable. Mención especial Antonio De la Torre, colosal actor, no se puede transmitir mejor lo que está viviendo el personaje. Algunas escenas, sobre todo cuando están reunidos los políticos, parecen tan reales que podrían haber sido grabadas con cámara oculta. Película imprescindible