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Críticas de BARKER
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Críticas 73
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
25 de abril de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Caballero han conseguido lo imposible en estos tiempos que corren. Han creado una comedia que hace gracia. Esto no es baladí, el arte de hacer comedia —un arte complejo como pocos —se ha ido perdiendo conforme ha ido pasado el tiempo.

La comedia nace del drama y de las situaciones más tétricas. Esto es algo que los creadores y guionistas de “Muertos S.L” han entendido a la perfección. Si a eso le sumamos que la serie opera como un todo y no como una sucesión de gags chistosos tipo “Camera Café”, que además cuenta con un elenco de actores de primera línea—Carlos Areces y Ascen López se comen la pantalla— y que consigue hacer una sátira muy aguda de los tiempos en los que vivimos, entonces, estamos ante una de las series referencia de este año.

En solo ocho capítulos de menos de media hora de duración cada uno, “Muertos S.L” ha hecho más por la comedia —y más específicamente por la comedia negra— que la inmensa mayoría de series que están tan de moda y acaban siendo meros panfletos sin sentido y sin gracia.

Juro y prometo que acabé el último capítulo llorando de la risa y aplaudiendo. De esta serie destaco para bien todo. Es todo lo que una comedia debe ser, entretenida, dinámica, con un puntillo de mala leche, con personajes variados y complejos— no inclusivos porque si—, con tramas elaboradas e interesantes, con momentos de actuación memorables.

Yo solo espero y pido que renueve para una segunda temporada.

De momento, “Muertos S.L” es sencillamente genial y muy recomendable.

Os moriréis de risa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BARKER
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3
14 de abril de 2024
18 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en el que A24 era capaz de ofrecer, a un público harto de superhéroes y películas panfletarias, un tipo de cine con propuestas interesantes y arriesgadas. Nos dio a conocer una nueva hornada de voces interesantes como Ari Aster, los hermanos Safdie, Alex Garland, Sean Baker o Rose Glass, cuyos proyectos se convirtieron en referentes e influencias directas en otros cineastas posteriores. A24 estaba llamado a ser uno de los últimos bastiones del séptimo arte, uno de esos espacios donde la corrección política y las agendas no tendrían cabida —y de tenerla sería de una forma moderada y siempre al servicio de la historia que se está contando.

Pues bien, empieza a haber señales inequívocas de que ese gran sueño llamado A24 está comenzando a colapsar. No se trata solo de que la mayoría de voces prometedoras que nos presentó tiempo atrás, como Ari Aster, hayan entrado en un círculo vicioso de defecar abortos cinematográficos, como “Beau is Afraid”, y hacernos creer que son obras maestras incomprendidas. Resulta que ahora, y más concretamente desde el inmerecido éxito de “Todo a la vez en todas partes”, A24 se ha convertido en otro sumidero más de la agenda política de turno.

Me explico;

“Saint Maud”—la ópera prima que Rose Glass nos brindó en el año 2019— era un thriller psicológico que sabía a dónde quería ir y cómo llegar. En conjunto no era una película redonda, pero sin lugar a dudas era espeluznante—para bien—en algunos de sus pasajes y muy interesante en su forma de abordar un trastorno esquizofrénico alimentado por el fanatismo religioso. Su protagonista era una inmensa Morfydd Clark que se comía la pantalla hasta el punto de que era imposible pensar en otra actriz para ese papel.
Dicho de otro modo, el debut de Rose Glass era una cinta con sentido, lógica, cierta originalidad, muy cuidada en todos sus apartados y el hecho de que estuviese protagonizada por un elenco femenino no se percibía como algo que estuviese metido con calzador.
Cinco años después—tiempo más que suficiente para regresar con un proyecto interesante debajo del brazo—, Glass nos presenta un aborto cinematográfico marca A24 contemporáneo titulado “Love Lies Bleeding”.
Al contrario que “Saint Maud”, nos encontramos frente a una película hueca, sin argumento, sin rumbo, efectista y que no ha sabido entender bien las fuentes de las que bebe. Es un cruce muy extraño de géneros que no terminan de estar en comunión, de hecho, uno no termina de saber si está frente a un drama romántico, un thriller criminal o una película de explotación mal estructurada. Hay momentos en los que uno parece estar viendo una comedia negra de los Hermanos Coen y al rato siguiente un thriller neo-noir de Nicolas Winding Refn, pero sin lógica ni sentido. Las escenas que pretenden ser chocantes o perturbadoras no logran el impacto de la primera obra de Glass, y eso ocurre en gran parte porque no están construidas sobre una base argumental sólida, están ahí porque sí, para molar. El elenco de actrices hace lo que puede en medio de este caos —Kristen Stewart sigue en su línea de hacer que más de uno se lave la boca a la hora de hablar mal de su capacidad como artista—, pero su inclusión en este relato obedece más a criterios de corrección política e inclusividad que a otra cosa.

Dicho de otro modo, “Love Lies Bleeding” es el arquetipo de cine imperante de hoy en día, que no va de nada, que es muy chula visualmente hablando, que tira de la nostalgia de otras épocas y que gusta mucho a la industria cinematográfica actual porque incorpora temas relacionados con el empoderamiento femenino, la masculinidad tóxica y la homosexualidad.

Y si esto se tratase de un hecho aislado, no me importaría demasiado, pero A24 lleva un par de años conformándose con ser el tuerto en el reino de los ciegos. A las pruebas me remito: “All Dirt Roads Taste of Salt” es mediocre e inclusive porque si, “Beau Is Afraid” es un aborto cinematográfico, “Earth Mama” es feminismo de tercera fila, “Priscilla” es una mediocridad pretenciosa fruto de una hija del nepotismo imperante, y suma y sigue… y cada vez peor.

En fin, hubo una vez un sueño llamado A24, pero al final todos acabamos despertando.
BARKER
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1
4 de abril de 2024
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Primero de todo, hace falta constatar que este producto audiovisual NO ES UN DOCUMENTAL.

Los documentales parten de la realidad y la plasman tal y como es pudiendo llegar a una zona especulativa. Por poner un ejemplo: En un documental sobre la física de los agujeros negros, además de explicar en que consiste un agujero negro, su naturaleza, matemática y peculiaridades, se puede dar la posibilidad de que los autores/narradores/guionistas "teoricen" sobre que hay más allá del horizonte de sucesos (aquello que no podemos ver o entender de esa anomalía cósmica). Esta especulación es muy válida porque parte de un análisis objetivo y científico de la realidad, cuestión distinta será si dicha especulación acaba siendo cierta o incorrecta.

Alienígenas Ancestrales es material puramente especulativo, ninguna de sus conjeturas parten de una realidad tangible. Ejerce una constante hipótesis de la hipótesis. Por ejemplo: Las pirámides de Egipto fueron construidas por alienígenas porque... es impensable que una civilización humana bien organizada se hubiese puesto de acuerdo para construirlas y... por supuesto... los alienígenas las construyeron por motivos que nos son desconocidos, pero... como vienen del cielo, es muy posible que fuesen... pues... balizas de aterrizaje. Conclusión: ALIENS.

Y en lo personal todo esto me daría absolutamente igual, porque si se tratase de un producto televisivo entretenido o para echar unas risas, ni le dedicaría estas líneas. El problema reside en que, desde su estreno allá por el año 2009, este programa se ha convertido en alimento intelectual para los más necios. Hoy, en el año 2024, hay millones de personas que de verdad creen que las pirámides las levantaron los alienígenas ancestrales y en parte este programa es responsable de ello.

Llegado a este punto, siempre me hago las mismas preguntas: ¿Quien tiene más culpa? ¿Los necios que crearon este producto o los necios que convirtieron su contenido en la nueva forma de narrar la historia?

Sea como fuere, Alienígenas Ancestrales ha devenido en un material altamente tóxico que debería mantenerse fuera del alcance de cualquier mente vulnerable.
BARKER
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1
1 de abril de 2024
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normalmente suelo mantener una actitud sosegada a la hora de compartir mis impresiones en esta página sobre alguna producción cinematográfica o televisiva que haya captado mi interés —para bien o para mal—, pero esta vez me veo en la obligación moral de perder un poco los papeles y soltar lo que llevo dentro.

Netflix es uno de los mayores asesinos del séptimo arte que he visto en mi vida. Ya no se conforma con crear toneladas de contenido audiovisual basura forjado en base a los cánones de la agenda política y buenista de turno, ni de prostituir el estilo y el buen hacer de cineastas de renombre como Scorsese o Fincher. Es que ahora, para más inri, se dedica a corromper las obras maestras de cineastas legendarios como H.G Clouzot y William Friedkin.

Hace falta ser sinvergüenzas. Y encima se creerán que con esta bazofia de refrito/remake/reboot le están haciendo un favor a alguien.

Me niego a efectuar análisis alguno sobre esta cosa. Considero que las películas y las series —ya sean de mayor o menor calidad—, merecen su análisis. Los escupitajos a la cara de grandes obras y grandes maestros no merecen nada más que una respuesta que esté a su misma altura.

Y esa respuesta es: BAZOFIA.
BARKER
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5
29 de febrero de 2024
31 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha pasado por fin. Los fans de la trilogía Reina Roja—en realidad una pentalogía—hemos visto cumplido nuestro deseo de ver a Jon Gutiérrez y Antonia Scott en acción dentro de la pequeña pantalla.

He de admitir que me considero un erudito de la obra completa de Juan Gómez Jurado. Disfruté mucho sus primeras novelas con ecos de Dan Brown “Contrato con Dios” y “El espía de Dios”, Simon Sax —protagonista de Cicatriz—es posiblemente uno de los personajes más redondos que ha diseñado autor, considero a “El Paciente” un thriller cautivador y adictivo, “El emblema del traidor” podría ser un complemento idóneo a la maravillosa serie alemana “Babylon Berlín” y “La leyenda del ladrón” es su obra maestra indiscutible hasta la fecha. En el terreno de la literatura, Juan Gómez Jurado se ha labrado un nombre a base de grandes aciertos—si bien es cierto que en sus últimas obras ha pecado de cierta autocomplacencia—, pero el terreno de la ficción audiovisual es muy distinto al de la palabra escrita. Se trata de dos lenguajes diferentes con sus propias arquitecturas.

No es casualidad que el proyecto de adaptar el “Juradoverso” a la pequeña pantalla arranque con Reina Roja. Esta obra no es objetivamente la mejor del autor, sino la más famosa. Haciendo un símil cinematográfico, Reina Roja es a Juan Gómez Jurado lo que el “El Gran Lebowski” es a los hermanos Coen. Había que empezar por alguna parte y lo más lógico a nivel comercial era comenzar por el producto más exitoso de todos. Al final todo este tinglado va de hacer caja, el arte es algo secundario.

El autor es muy conocido por ser una enciclopedia andante de cine, cómics, series, libros y un larguísimo etcétera. Sus textos están plagados de referencias a la cultura pop —desde Doraemon hasta Marvel—, si uno lee con detenimiento la pentalogía se dará cuenta de que está ideada como un cruce entre una obra literaria y un guion cinematográfico. A la hora de describir a ciertos personajes, Jurado hace símiles con actores famosos. Por ejemplo: El agente del FBI que aparece en “Cicatriz” es descrito con la apariencia de Jaime Fox y el villano de la saga Reina Roja es descrito con la apariencia del actor Ewan Mcgregor. Con esto quiero decir que la adaptación a la pequeña o gran pantalla era en cierto modo inevitable. Los lectores fantaseábamos con la adaptación de los libros y cuando supimos que Hovik Keuchkerian y Victoria luengo encarnarían a Jon Gutiérrez y Antonia Scott estábamos eufóricos.

¿Qué ocurrió al final?

Que por suerte o por desgracia, nuestro deseo se hizo realidad.

A partir de este instante hablaré como un espectador de la serie y no como un erudito del autor para evitar que se me tache de friki pata negra descontento con el mundo.

Antes señalé que lo que funciona en el mundo literario no siempre funciona en el mundo de la pequeña o gran pantalla. La adaptación de Reina Roja es un buen ejemplo de ello.

No es desastrosa, de hecho, es entretenida y se ve que los actores se han entregado en cuerpo y alma a la hora de encarnar a estos míticos personajes. Pero tampoco se puede decir que es una buena ficción.

Aquí hay problemas graves de tono y de ritmo. Amazon Prime se ha gastado los cuartos para llevar este proyecto a cabo, y como señalé antes, esto va de hacer caja. Es menester que esta adaptación llegue al máximo número de espectadores posibles y la única forma de gustar a todo el mundo es rebajar el tono de oscuridad de las tramas e inflar los momentos de comedia. Es cierto que las novelas ostentan toques de comedia, pero están suministrados con cuentagotas y de forma muy puntual dotando de ironía e ingenio a los diálogos de los personajes. En esta adaptación, muchos diálogos se ven poco naturales o forzados, lo que genera una ruptura del tono que lastra el visionado.

En cuanto al ritmo, da la sensación de que la serie está realizada en modo Clímax constante. Mientras que en los libros, Juan Gómez Jurado aprieta pero no ahoga, en la adaptación a la pequeña pantalla Koldo Serra y Amaya Muruzabal aprietan al espectador hasta la asfixia. La serie consta de siete capítulos y un servidor no deja de pensar que el número ideal hubiese sido de diez capítulos. Esos tres capítulos extra habrían servido como valles perfectos para dar un respiro al espectador y profundizar un poco más en la psique de Jon y Antonia.
En cuanto a los actores secundarios, he de decir que en el mejor de los casos están correctos. No hay actuaciones especialmente destacables más allá de los dos protagonistas —que tienen ya sus tablas y que coincidieron en la magistral “Antidisturbios”—, quizás el único que salva los muebles sea Álex Brendëmul en el papel de Mentor y Nacho Fresneda solo a ratos.

Para ir concluyendo;

Reina Roja es un producto que funciona a medias, contentará a todo el mundo, pero pasados unos días nadie la recordará. Es entretenida, sus ecos del “Hannibal” de Bryan Fuller son curiosos, los protagonistas hacen un buen trabajo y en síntesis se deja ver.

Y en cuanto a los fans de los libros… bueno…

Nuestro deseo se hizo realidad.

A veces esas cosas pasan.
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BARKER
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