El musical. El CINE. Obra maestra indiscutible desde el segundo 1 hasta el cierre con el título final. Varios de los mejores números musicales que se han rodado e interpretado dan tinte a una comedia musical que rememora en clave de humor y vitalidad el nacimiento del cine sonoro y la muerte pública del cine mudo (con permiso de Chaplin). Donald O´Connor y Gene Kelly bailan como los ángeles para marcarnos a fuego unos números musicales maravillosos en nuestra retina colectiva. El número del chapoteo de Gene Kelly se cobra por 100 terapias antiestress y alguna que otra lagrimita. Debbie Reynolds, menos brillante, cierra el trío fantástico interpretativo, llevándose Jean Hagen la peor parte con un papel para deslucimiento, pero a mucha altura. Aparición en el número musical de Broadway de una celestial Cyd Charisse, que en el siglo XXI reventaría las revistas de papel cuché. Por todo ello, véanla y revéanla.

Película imprescindible del cine que de una forma atemporal refleja las miserias del ser humano y de la convivencia en sociedad.
Interpretación maravillosa de Gregory Peck (merecido, como pocas veces, óscar por su actuación), en el papel de un hombre con una templanza casi sobrehumana.
Los personajes infantiles guían la trama para mostrar el descubrimiento por los mismos de esas miserias terrenales.
Debería ser de obligada visión en los colegios para niños en una edad aproximada de 10 años.
Aparición cinematográfica misteriosa de un joven Robert Duvall.
Robert Mulligan, sólo por haber hecho este film y ´Verano del 42´ merece estar en el olimpo de la creación cinematográfica.

Sé que esta peli despierta grandes emociones en algunos de los cinéfilos asiduos de este nuestro foro; sin embargo creo que ni es el mejor Fleischer (aunque cierto es que lo pone todo de su parte: documentación histórica, fotografía, dirección musical, épica en el guión), ni es el Kirk Douglas más creíble, ni Tony Curtis se gana el estrellato total a pesar de la plaitesía que le rinde el director. Reconocer a Ernest Borgnine en un papelón de cuidado, y desde luego reconocer esta película a medio camino entre el cine de aventuras y el histórico como imprescindible para entender varias cosas de los años dorados de Hollywood: la gran superproducción con cuidado en cada detalle, el star-system en el encaje del reparto, la importancia estética en la grafía de los títulos de crédito, y como no, en cuanto al doblaje al castellano un trabajo brillante que hace no echar en falta las voces originales. En definitiva, para disfrute de los amantes de las recreaciones históricas medievales.

Obra maestra de Robert Mulligan, sin parangón en cuanto a estilo, temática y desarrollo poético audiovisual. Descripción de una delicadeza sublime acerca del despertar sexual del niño que deja de serlo ejemplificado en tres jóvenes adolescentes en una época en la que todo era más ceremonioso y trascendente. Las nuevas generaciones se podrían reír de esta película; yo la adoro. La partitura que acompaña de principio a fin favorece el resultado. Jennifer O'Neill está inmensa en todos los aspectos (supongo que comparto la opinión con muchos acerca de su condición de mito sexual).

Debut como director del mejor director de cine de los últimos 40 años. Esbozando muchos de sus recursos artísticos aplicados al mundo cinematográfico, el que acabará siendo el quizás mayor coleccionista de jazz del mundo comienza a desplegar esa pasión musical aplicada a su arte para deleite de aquellos cientos de espectadores devotos del gran Clint Eastwood. Éste, mito casi en vida ya, desmenuza una historia en clave hippie de obsesiones femeninas. Su tempo atrapa a aquellos cinéfilos ávidos de ver películas diferentes, con transmisión para meterse en la piel de los personajes y sentirse partícipes de la obra. No está entre las mejores de su larga y espectacular filmografía, pero apunta muy alto para superar a sus maestros Leone y Siegel (aquí haciendo un cameo, como dándole el testigo). Para amantes del cine, sin más.