Y sigo llorando.
Es oír esa música y no parar. La película más triste, o por lo menos, con la que más he llorado en toda mi vida (contando "La vida es bella"). Ya no se hacen películas de animación con argumentos tan tristes y a la vez esperanzadores, y es una pena. Siempre nos quedará "Piesito" en vídeo para emocionar a nuestros futuros (o presentes) hijos, en la versión que vimos nosotros, con todas sus marcas y su mala calidad de imagen, con esos dibujos que ahora son rudimentarios, pero que no podían estar mejor hechos.

¿Por qué me ha gustado esta película?
Pues porque es sencilla, entretenida, tiene un planteamiento "original", muestra diversos paisajes de Argentina con los que no estamos muy familiarizados...
Y por ese pedazo de actor que es Héctor Alterio y ese pedacito de actor que es Leonardo Sbaraglia (démosle unos años).

Una película simpática, con un mensaje vitalista, que se agradece.

Tomé un tren yo sola y tuve que caminar largo rato para poder verla, puesto que se estrenó en muy pocas salas (sin comentarios). Fui sola, la vi en una sala cutre y con un doblaje al español que me dolía, solo de pensar que no podía disfrutar de la magnífica interpretación de mi admirado Daniel Day-Lewis...

Conclusión: valió la pena por cada uno de los minutos (158) que dura.

Un clásico del pasado ubicado en el presente, una joya del séptimo arte, la película/el director que merecieron el Oscar.

Desde la primera vez que la vi, fue un flechazo. Supe desde esa primera vez que esta película no era como las demás.
Ada Mcgrath y su piano han dejado una preciosa huella en mi. Jane Campion lo logra en esta ocasión y casi apuesto a que no lo volverá a lograr.
Hay algo que la hace especial... Desde la música hasta la fotografía, pasando por las interpretaciones emotivas de Holly Hunter, Anna Paquin o Harvey Keitel.
Un placer visual y auditivo.
Para mí un 10.