... con armamento pesado hasta los dientes. Vamos a dejarnos de efectismos en la forma literata, de lirismo en la elección de las palabras y de orgasmos en poner una película como esta en la cúspide de lo que se denomina "cine infantil para adultos". Normalmente, cuando se hace una crítica a una película, independientemente de qué tipo de película sea, suele tener carácter subjetivo y este viene ligado la mayoría de las veces al ánimo para ver un film. Si los ánimos que se tienen en ese momento son bajos o de poca expectativa, te puedes dar con un canto en los dientes, porque esa película, sea una de argumento plano o sea preciosista y bien definida, te va a saber a poco. Peeeeeero... si la coges con ganas (y no hace falta ser Freud para darse cuenta de que así me ha pasado con esta...) y ves que todas las esperanzas que tenías en ella se derrumban como un castillo de naipes, ¿qué te queda? Pues un cabreo inmenso. Mala es decir poco; mierda es decir mucho menos; bodrio se queda corto; castaña, le viene pequeño.

Voy a empezar diciendo que pensaba que, realmente, me esperaba una película a la altura de las circunstancias; es decir, un topicazo simple y llano de estas fechas tan entrañables en las que el sabor navideño empieza ya a hacer tirar a alguno de Pepdual para la acidez... para eso un breve vistazo al supermercado y ver la ingente cantidad de turrones que se ofertan... Pero bueno, vamos al grano. Así, a simple vista, parece un hermoso regalo con papel de dibujos de pinos y un precioso lazo arriba... y así fui a verlo, con más desconfianza que otra cosa. Mi novia, una fanática indiscutible de la navidad ya me advirtió en un trailer que vimos que habría que ir a verla. Cuando lo suelta así, es más que probable que vayamos; y así ha sido. Y menudo sorpresón. Coincido con una crítica en que los sudores fríos que te entran nada más empezar la película viendo a Justino BieBer cantando un (hmmmmm) villancico es suficiente para agarrarte a la butaca hasta que los nudillos se pongan blancos y mantener la respiración mientras te preguntas que diablos haces allá... Pero es que la película que viene después no tiene precio.

Y no estamos hablando de Pixar, o de Dreamworks... Sino de Aardman, que otra vez lo ha vuelto a lograr (aunque esta vez, sí es cierto, sin la técnica de animación a la que nos tenía acostumbrados) tejiendo una película que es a la par original y de una factura animada impecable, dando una vuelta de tuerca a lo que es el mito de Papa Noel y haciéndolo más actual y más comprensible hasta para los más pequeños. Baste con decir que salí del cine más feliz que mi pareja y eso que ella salió convencida, al mirar al cielo, de que vería el trineo de Arthur...

En conclusión, que avisados estáis. Si os va el rollo de animación no muy duuuuulce, entonces id a ver esta maravilla que, de verdad, nada tiene que envidiar a Pixar.

No voy a darle un suspenso principalmente por pura subjetividad; de pequeño me chupaba a partes iguales tanto a Asterix como a Tintín y siempre me dejaba atrapar por las aventuras de uno y de otro... Las historias de Tintín empezaban a cautivarte ya desde la pagina uno, pero la verdad es que con esta película, me ha costado mucho meterme de lleno. Estoy muy de acuerdo con otros usuarios, que ya la han comentado, que la cinta no deja de ser una guirnalda de puros gags y clichés, y se aleja de una historia bien definida mezclando, al menos, dos cómics de Tintín.

Repito: Me ha encantado ver a Tintin hecho de carne y hueso (bueno... más bien digitalizado, para qué nos vamos a engañar), y por supuestísimo al bueno del capitán Haddock... y ahí queda todo. La película es un bonito envoltorio para un contenido que es más pequeño que un robot japonés...

La verdad es que me tragué esta película porque, admitámoslo, las comparaciones son odiosas. A mí me gustó The descent, para que voy a mentir, y estapelícula prometía, por argumento y, sobre todo, por presupuesto, tener un acabado mejor...

Pero no... Llevo últimamente una racha que es para echarse a llorar... En los aproximadamente 90 minutos que dura esto me dio tiempo de poner una lavadora, estar consultando asuntos personales por internet, e incluso hablar con mi novia... para volver indefectiblemente la vista durante unos instantes a la película y comprobar que no había pasado nada; bueno... pasar, pasar, si que pasaba: Cada 10 minutos o algo así uno de los espeleólogos moría a manos de hambrientas criaturas.

Para que luego digan que no se puede hacer varias cosas a la vez...

Pues resulta que cuando tenía mis tiernos 15 añitos fui a ver al cine esta maravillosa película, adaptación de un clásico de H.G. Wells (para aquellos doctos en literatura diré que se trata de "La guerra de los mundos") y quede impresionado por su increíble fidelidad al mencionado libro... uy... espera espera... que me equivoque de cinta...

Perdón... Empiezo de nuevo:

Lo de que tenía los 15 añitos bien es cierto; lo de que fui a verla con un amigo no lo he dicho ¿verdad? Pues así fue. En realidad, no recuerdo muy bien por qué íbamos a verla... lo que sí que se es que claro... todo el mundo la ponía como una magnífica superproducción que significaría un antes y un después... y tienen razón: ANTES entraba en el cine a tragarme truños como estos. DESPUÉS no entré nunca más ni harto de vino. Porque sí, lo reconozco; cuando tienes 15 años, te tragas cualquier cosa que echen en el cine, sobre todo cuantos mas tiros, explosiones y rayos láser, mejor; pero, aún así, por suerte tenía criterio (poco, pero tenía). Y creo solo la he vuelto a ver una vez más desde que la estrenaron. Y es que seamos francos: ¿De verdad la gente se tomó en serio esta pedazo de bazofia de un director que, encima, no es ni yankee?

Pues sí, joder; lo reconozco. Vi esta... estaaa... esto; me reí un montón con la sarta de gilipolleces, no que dice Will Smith (por cierto, a mi este tío me parece buen actor, pero no entiendo por qué le meten siempre en papeles de jodido salvamundos y, encima, perdonavidas), si no que ocurren a lo largo y ancho de toooooooda la película. Como lo del perrito en el túnel (Humanos hay muchos, así que mueran todos del túnel, que perritos hay pocos y este se tiene que salvar... queeeee monooooooo...), la persecución de una nave la hostia de avanzada por unos cañones que ni los de Colorado contra un indefenso Harrier y que, encima, la nave pierda... en fin... recorrer millones de millones de kilómetros para echar una carrera con el aquí casposo Will Smith... eso si que no tiene precio y, para todo lo demás, mastercard o no: Mejor American Express. O, la guinda del pastel: Siiiii, ya sé... todos los que criticamos esta película para mal, lo ponemos... pero es que es taaaaan inevitable: Nuestro querido salvador de los EEUU, ahora también salvador de la humanidad, el Presidente. Nosotros corremos con lanzas, con taparrabos, incluso con arcabuces y pistolas de balines mientras montamos a caballo y esperamos a que, por favor, nuestros salvadores mundiales, encabezados por ese prohombre, esa muestra de filantropía viviente, montado en un caza como cualquier piloto profesional, ataque a los enemigos y les haga morder el polvo.

En fin... Si alguien quiere perder dos horas y pico viendo esto en vez de, por ejemplo, leer a los clásicos griegos, es libre de hacerlo.

En el spoiler cuento más cositas de esta maravilla: