Al final la droga es mala, pero en el momento la disfrutas, es la última película comercial que veo, lo juro.

Resumo la movía:
La peli va de un notas pretencioso que conoce a una chica de Jaén que en la ficción es de Málaga y su acento oscila entre el vallisoletano de los chinos y ese acento granadino tan precioso que tienen en Jaén, que por lo que sea, a la muchacha no le gusta. El pretencioso está puteado, en su cole no hace migas con mucha gente, la gente se dedica a algo muy franquista como zurrar niños y el les enseña canciones de los beatles porque es el único que tiene mundo interior allí.
La chica también está puteada por unas monjas nazis (las monjas se dedican a algo muy franquista como la caridad puteante) así que se pira con el pretencioso alfa, no le queda más remedio.
También hay otro chico que está puteado... él está puteado por su nazi familia, no se descarta que el padre (Jorge Sanz) fuera también del club del zurre, en cualquier caso no tiene importancia. Este chico es un somormujo, muy seriote, si se quiere reír sonríe con la boca cerrada, si quiere sonreír simplemente se queda callado. Es muy enigmático. Quizá por eso la chica del acento cambiante le hace una pajilla cantándole una cancioncilla acapella al oído (en ese momento descubrimos que ella quizá también es muy pretenciosa). Él lo goza a su manera (yo respiraba como él lo hace en esta escena con una ex-novia cuando ella me hacía cosas traviesas y se reía de mis jadeos)
Estos tres personajes pretenciosos desarrollan la mayor parte de la trama de la película en un lugar con gente nada pretenciosa, Andalucía, más concretamente Almería. Hay un catalán, como no es andaluz tiene una mijilla de mundo interior, el resto son catetos que sólo intervienen para zurrar y decir que no a diferentes propuestas de nuestros personajes (Francisco Franco Bahamonte tiene algo que ver en las actitudes tan negativas de esta gente).
No tengo más ganas de seguir describiendo la película, en realidad no está tan mal, le puse un 4.

muere/n sin importarle a nadie en su cotidianidad.