Qué brutos sois algunos con las críticas, de verdad.

Llevo leyendo literatura fantástica desde que era niña, y que conste que empecé con El Señor de los Anillos. Por eso me inspiran muy poca paciencia y simpatía los nerds resabidos que machacan la saga Dragonlance como algo barato e indigno, comparándola con la obra de Tolkien. Pues bien, soy fan de Tolkien como soy fan de Dragonlance. Digáis lo que digáis, no son malos libros. No es una mala saga en absoluto, aunque saliera de una partida de Dungeons&Dragons. El mundo está bien construido, los personajes son variados y bien definidos, la historia es entretenida y es fácil seguirla, y si te mantienes fiel al menos durante 6 libros - el core principal, que son las Crónicas y las Leyendas - llegas a tener mucho, mucho cariño por esta historia.

Y ahora vamos con esta adaptación al cine de animación. La vi ayer con miedo debido a las barbaridades que había leído. Y la verdad es que de lejos no es tan mala como la habéis pintado.
Sí, meter El Retorno de los Dragones - el primer libro de las Crónicas - en una película de hora y media es arriesgado y el resultado es que el ritmo es agobiante y que se han quitado muchas cosas, ¿a alguien le sorprende? Sí, el combinar animación 2D y 3D es una pésima idea, queda fatal. Sí, la animación de los personajes - que no el diseño - es bastante torpe y limitada.

PERO la banda sonora es bonita y está bien compenetrada, las voces de los actores son más que correctas - me ha encantado Sutherland como Raistlin -; los personajes están bien caracterizados; la película es trepidante y entretenida, y se ve de un tirón. De hecho, LAMENTO que nunca se adaptaran al menos la segunda y la tercera parte de la historia, porque nos quedamos colgados al final con ganas de más. Pero claro, con la recepción que ha tenido, cualquiera se lanza a hacer más.

El problema principal ha sido la falta de presupuesto. Esta historia necesita una inversión seria y profunda; yo diría que una serie generosa al estilo de Game of Thrones en HBO o The Witcher en Netflix... porque una película, o varias, no bastan para adaptar bien la complejidad del mundo de Krynn y esta historia.
Mientras esta situación no se dé, celebro que esta película exista. Yo la tomaría como una modesta obra de animación para fans y para introducir a los niños al mundo de Dragonlance. ¿Por qué no? Ojalá que estos entrañanles libros fueran más conocidos y queridos, porque valen totalmente la pena. Mientras tanto, esta película serviría para introducción. Eso sí, los que sois adultos, leeos los libros.

En resumen, le doy un 6. Es bastante correcta, es entretenida, se nota el cariño. Y en nombre de Raistlin, mi personaje favorito que está más que decente - cuando me esperaba una catástrofe - absuelvo a este tesorito cringy de todos sus pecados.

¿He dicho que debéis leer los libros? No os imagináis hasta dónde os llevarán.

Es interesante, entretenida, se salva por su maravillosa fotografía y por su aún más maravillosa banda sonora.
Pero aceptémoslo, no es tan buena como la han pintado. Está claramente sobrevalorada.
Le reconozco el mérito divulgativo de explicar muy bien la teoría de la relatividad, el transcurrir del tiempo en el espacio y las realidades paralelas, pero el guión tiene más agujeros que un queso gruyère, y el reparto de actores deja muchísimo que desear - especialmente el protagonista, que parece actuar por impulso y nada más.
Tiene buen material, muchísimo potencial, pero todo se resuelve al fin en un dramón hollywoodiense con tintes filosóficos sin pies ni cabeza, protagonizado por el macho alfa americano que salva a la humanidad al tiempo que se las apaña para seguir siendo el padre del año. ¡Anda ya!
Que no, hombre que no. La volvería a ver por la belleza de sus imágenes, repito, y la bellísima banda sonora de Zimmer, pero ya está. No es nada más que eso.

Una de las mejores películas que he visto en mucho, muchísimo tiempo. Estoy anodadada ante los que la califican de "mero documental anti-droga" o incluso de asquerosa. El cine es cuestión de gustos, hay quien ve cine para evadirse de la realidad y hay quien ve cine para conectarse más a ella, y la mayoría hacemos ambas cosas todo el tiempo, aunque en mi caso, no hay nada que me guste más que una buena bofetada en la cara - cinéfilamente hablando, por supuesto -. Éste es mi tipo de película.

La historia, narrada a dos bandas y a través de tres estaciones, nos habla de una viuda sola en su casa cuyo hijo es adicto a la heroína y la cual, obsesionada con un programa de televisión que es lo único que llena sus largas horas de soledad, se someterá a un tratamiento para adelgazar y poder entrar en ese vestido rojo que tanto quiere, que quiere lucir para cuando le llegue por fin la prometida invitación a su programa favorito. Lo que no sabe, y al parecer tampoco lo sabía el pobre ignorante que le recetó speed para adelgazar, es que es un viaje de no retorno.

Es la historia también de tres amigos, uno de ellos, el propio hijo de esta señora, su amigo y su novia, que sueñan con poder salir de la miseria vendiendo droga. Los novios, para montar un negocio vendiendo los diseños de ella, el amigo, para salir de la pobreza, como prometió a su madre. Y eligen el siempre lucrativo tráfico de drogas para ganar ese dinero fácil y rápido. Lo que no tienen en cuenta es que para ser camello, o narcotraficante, y hacer dinero, tienes que sólo vender la droga, jamás consumirla.

En una espiral de degradación y autodestrucción, estos cuatro personajes se sumen en una caída libre, en un viaje de no retorno. La dirección y filmación de la película es absolutamente magistral, así como las actuaciones. No puedo creer que Ellen Burstyn perdiera el Óscar en beneficio de Julia Roberts, que si bien hizo un papel excelente en Erin Brockovich, no le llega ni a la suela del zapato en este caso. Pero los Óscars, como siempre, no decepcionan, y esta película es demasiado cruda para el público pijo y políticamente correcto de estos premios. La ocasión le llegaría a Aronofsky con el Cisne Negro y Natalie Portman, ni de lejos un material tan brillante como éste que nos ocupa.

Bofetada de la realidad, pero una bofetada bien dada. Película imprescindible. Material que debería proyectarse para la concienciación contra las drogas. Un absoluto insulto a la inteligencia que esta película sea sólo recordada por su magnífico tema principal - Lux Aeterna - cuando es quizá, lo de menos. Una vergüenza que se recuerde sólo como musiquilla de tráiler de cine y se considere un tema épico, cuando es la melodía del círculo vicioso, de la angustia autodestructiva, de ese viaje sin retorno.

Película no, peliculón.

Fue una pena salir de la sala de cine y oír comentarios entre el público del tipo de "qué mala es", "no he entendido de qué iba", "¿Y ya está? ¿Eso es todo?", "Pues no daba tanta risa, qué aburrimiento". Y digo que es una pena porque aquí se prueba que la mayoría del público no entendió la película, o quizá, que el marketing falló y se vendió como una comedia españolada lo que es, sin duda, otra cosa. Porque Abracadabra no es lo que parece.

La trama, de un humor negro espeso y por momentos incluso truculento y gore, es sólo la cobertura para un mensaje mucho más profundo, mucho más sutil, para cubrir la realidad del abuso domestico y la violencia de género en una película en la que no hay una sola escena de maltrato físico evidente - aunque sí del psicológico. El personaje de Maribel Verdú se ve en la tesitura de elegir entre lo malo conocido y lo malo por conocer. Al final, se elegirá a sí misma. La única opción posible. El mensaje más adecuado. Si esta película la hubieran hecho los americanos, hubiese terminado volviendo al punto de partida. Pero esto es cine español, crudo, descarnado, y la realidad se impone aunque venga envuelto con tramas de posesiones e hipnosis.

No es perfecta, desde luego. Pero no es en absoluto una mala película. Quizá la estética choni que se respira a lo largo de todo el film hubiese sobrado, pero vamos a dejarlo como una estética costumbrista llamativa que pretende provocar la carcajada del espectador - algo que no deja de incomodarme. -Además, la escena de los flashes de luz es quizá, demasiado larga. Aviso anti-epilepsia.

Pero desde luego, esta película no es lo que parece, y sin duda la recomiendo. En cuanto a los comentarios del público, cada vez estoy más convencida: el cine español no es malo, somos los espectadores los que somos malos, los que no entendemos lo que nos ponen en la pantalla. Hollywood nos ha acostumbrado a dárnoslo todo masticadito. Hay que poner esos cerebros a trabajar.

PS: A lo mejor es que la gente esperaba que Mota hiciese alguna payasada. Claramente se han equivocado de película.

Aurore es una película sobre un terrible caso de maltrato infantil que tuvo lugar en Canadá a principios del siglo XIX, en Sainte-Philomène de Fortierville, Québec. La película contiene lecciones morales y propone una profunda reflexión sobre cómo la indiferencia de las personas y la malinterpretación de la religión pueden causar auténticas tragedias.

Es una película con valores, lo que no significa que sea aburrida o lenta en absoluto. Las escenas del abuso sufrido por la niña ponen los pelos de punta. La actuación del reparto, especialmente la de la madastra desquiciada, pone los pelos de punta.

Y al final, no nos olvidemos que no estamos viendo un mero dramón televisivo. Aurore Gagnon existió y entre su padre y su madrastra la mataron, como mataron seguramente a su hermano y como hubieran matado a sus otros hijos, mientras el pueblo permanecía impasible porque no había nadie lo bastante valiente como para dar un paso adelante por la niña.

Para no perdérsela. Es una lástima que esta película no esté en español. No sólo es preciosa además de durísima, sino que nos ayuda a pensar.