Cuando acabé el libro decidí ver este truño, y mi primer sobresalto es que Lorenzo Quart, Macarena Bruner o Simeón Navajo, entre otros, no se asimilen físicamente a lo que contaba Pérez-Reverte. Hechos como que la Cruz de Caravaca esté en Madrid, que existan organizaciones religiosas y nazis ocultas o el episodio sobre el Apóstol Santiago tampoco me ayudaron demasiado a cogerle interés a la serie. Allá donde va el cura se suceden siempre extraños asesinatos dignos de Horatio Caine, pero no es necesario, Quart y su elenco de ayudantes, entre los que se encuentran su amiga Macarena, un cura amigo y un chaval aspirante a sacerdote, siempre resolverán el caso, por delante incluso de la policía.
Y no podía terminar la crítica sin mencionar una frase de la serie: “nosotros somos como Robin Hood, tu eres Robin, y yo Hood… ahí lo dejo.