1) La historia principal: la familia White vuelve a Louisiana desde Florids después del funeral del tío Jeff en una King Air pilotada por el pobre Joe, que sufrirá el mismo destino: le da un infarto. Es entonces cuando el padre de nuestra familia americana toma los mandos, Doug (Dennis Quaid) al rescate y llama por radio a nuestro...
2) controlador aéreo en ciernes con problemas con la bebida y muchos tatuajes, él solo está ahí para ligarse a la cantante al final de la peli y hacer de teléfono roto de...
3) nuestro piloto suplente e instructor de vuelo con ínfulas de mecánico que está arreglando su Mustang en su cobertizo de Connecticut (puede haber algo más americano?) mientras parece que va a dejarlo con su novia pero ella le ayuda a... construir... un cockpit... improvisadamente... (Para que? Si ya tienes el póster con el panel de instrumentos de la King Air porque tu novio tiene el manual... que hagas unos pedales con dos tablones y una goma no aporta nada y es ridículo). Pero bueno, al final ayudan a la familia por obra y gracia de Dios y encima salvan su amor. Todos felices.
4) ah y no nos olvidemos de la pedante niña que quiere ser piloto pero ya sabe más de aviación que Lindbergh y cuya historia no aporta absolutamente nada al film.

Una pena porque otras películas con temática de aviación como Sully o 7500 son muy disfrutables, pero esta resulta bastante difícil de tragar.

Todo mal, de verdad... No he leído los cómics así que igual me falta un poquito de cultura general Morbiana pero en lo que respecta a la película: no se salva nada.

Ni la historia del villano (cómo pasa Milo de ser un chaval con discapacidad en un centro para niños con necesidades especiales a un multimillonario que puede financiar proyectos de investigación médica, no sé, dame contexto...) ni sus motivaciones (el poder corrompe, está claro; pero hasta dónde yo he visto, Milo era un buen chico y el hecho de poder matar a placer para alimentarse no justifica ese cambio de personalidad... Eso solo lo justifica la necesidad de un villano).

Ni la actuación de los personajes principales (le doy un dos y no un uno porque le tengo demasiado aprecio a Jared Leto como para ponerle esa nota a una película suya, pero ni él se salva) ni la de los secundarios (la historia de los dos detectives, no sirve para nada).

Ni los efectos visuales (esas cámaras lentas, por favor...) ni la banda sonora (que apenas llega a mediocre).

Pero la guinda es, como dice el título de la crítica: el kamehamemurciélago. Al más puro estilo Son Goku, Morbius lanza una devastadora ráfaga de murciélagos contra su oponente en la batalla final y luego le asesta el golpe de gracia... ¿En serio?

De las escenas postcréditos haciendo referencia al Multiverso Marvel, mejor no hablamos, igual que a la referencia a Venom sin venir a cuento... Todo mal.

No le pongo un 1 por una línea de guión en el minuto 26 en la que, haciendo referencia a un remake de la película que ve Kevin McCallister en las películas originales (la de "lo que voy a darte... son diez segundos para que saques tu feo... gordo... y asqueroso trasero..."), uno de los personajes dice:

"oh... menudo rollo... no sé por qué intentan rehacer los clásicos... nunca superan a los originales"

Me lo tomé como una ácida autocrítica.

El hecho de que tanto la empresa de seguridad como el agente de policía se llamen "McCallister" me parecen homenajes bastante pobres.

Resulta, por momentos, escalofriante sentir como efectivamente vivimos en una especie de "Show de Truman" (analogía que usan en el propio documental) en el que tanto de nuestro comportamiento escapa de nuestro control.

"El dilema de las redes" tiene, sin embargo, un resquicio de optimismo al final que, de alguna manera, trata de compensar toda esa desesperanza que transmite.