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España España · Barcelona
Críticas de Sacri94
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Críticas 81
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Blue Giant
Japón2023
7,3
176
Animación
7
10 de marzo de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La música siempre ha sido un instrumento maravilloso para contar historias, indiferentemente del uso que se le de. Ya sea con lo que cuenta la propia música por si sola, como banda sonora o como vehículo narrativo, es un arte capaz de llevarnos al éxtasis emocional sin que prácticamente nos demos cuenta. Las películas sobre música suelen ir de la mano con una historia de superación o de encontrar el lugar en el que encajamos en este mundo. 'Blue Giant' no es la excepción que confirma la regla, más bien se trata de otra más que sigue ese patrón, solo que usándolo en su favor y contando con un elemento diferenciador: La libertad que le da la animación.

Acompañaremos a tres músicos en su camino hacia el éxito, siendo tres perfiles con percepciones muy distintas de lo que significa esa palabra. Está el que lleva casi toda la vida practicando, el que tiene un talento innato y el que trabaja muy duro para mejorar. La amistad que se forma entre ellos hace que se junten sus caminos y acaben luchando por un objetivo común, pero cada uno cuenta con dilemas propios, aprovechados para hablar sobre diferentes aspectos de la psique humana. De una forma no muy profunda ni sesuda, pero lo suficiente como para implicarse dramáticamente en el asunto, gracias a lo bien definidos que están cada uno de sus arcos.

Yuzuru Tachikawa es su director. Uno ya experimentado en la industria del anime, responsable también de 'Mob Psycho 100', que está entre los mejores animes de la década (algo infravalorado por culpa de su hermano gemelo 'One Punch Man'). No es poca cosa. Quien la haya visto sabrá que la dirección juega un papel fundamental en esta serie, y Tachikawa demuestra de nuevo en 'Blue Giant' lo buen narrador que es al mismo tiempo que reafirma su gran capacidad para hacerte viajar a través de largas y espectaculares escenas. Por decirlo de una forma algo burda, la película anda sola, todo resulta muy orgánico y el paulatino desarrollo de cada uno de los elementos que la conforman hace que se mezclen homogéneamente.

Cuando se combinan todos estos elementos es cuando alcanza su cenit, con escenas musicales que se zambullen en lo onírico para hacerte sentir lo mismo que los oyentes de esa música y transmitirte las sensaciones de los músicos al tocarla. Son estos los momentos en los que la historia explota en lo emocional sin la necesidad de escuchar ni una sola palabra. Tan solo música y arte en movimiento. Porque es cierto que el exceso de CGI no le viene nada bien al conjunto, ni tampoco una animación tradicional tan irregular fuera de los momentos cumbre, pero quiero creer que es debido a un problema de presupuesto o de tiempo de producción (no he encontrado nada al respecto, pero es habitual en la animación japonesa). De hecho, es lo único que puedo pensar viendo la apabullante animación que tiene en varios tramos.

En esos momentos entra en acción Yuzuru Tachikawa, tendiéndonos su mano con la hermosa banda sonora de Hiromi para llevarnos por un viaje sensorial hacia la esencia del jazz, transformando una pequeña sala de conciertos en el universo entero. Su escena final, cuando tocan el tema FIRST NOTE, es una forma brillante de finalizar todos los frentes abiertos, donde animación y música se fusionan para ofrecer uno de los mejores clímax del año. Es imposible no irse a 'Whiplash' de Damien Chazelle, que también cuenta con uno de los mejores finales de los últimos años. El de 'Blue Giant' no tiene nada que envidiarle, siendo tan poderoso que es capaz de superar aquellos problemas que he comentado anteriormente.

'Blue Giant' es una película muy sólida, con algún pequeño obstáculo que empaña ligeramente el resultado final y que la limita un poco, pero no afecta al gran sabor de boca que deja al salir de la sala. Pone los pelos de punta en más de una ocasión, llevando los sentimientos a flor de piel y ofreciendo momentos musicales mágicos. No tendrá el reconocimiento de otros títulos como 'Belle', 'Your Name' o 'Suzume', pero merece ser mencionada cuando se hable del gran momento que está viviendo el anime actualmente. Una joya a descubrir.
Sacri94
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7
16 de diciembre de 2023
42 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace casi 70 años de la primera aparición de Godzilla en la icónica 'Godzilla. Japón bajo el terror del monstruo', de Ishirô Honda, donde veíamos a un lagarto/dinosaurio gigante destrozando el país nipón como alegoría del ataque nuclear que recibió por parte de Estados Unidos. Desde 1954 hasta hoy, el kaiju más famoso del mundo ha pasado por múltiples rediseños, toneladas de merchandising e incluso alguna que otra incursión en Hollywood. 'Godzilla Minus One' es el pistoletazo de salida a la celebración del setenta aniversario de la franquicia, que tendrá lugar en 2024, y es un auténtico regalo, tanto para los fans del personaje como para los que disfrutamos con los blockbusters (que llevan varios años de capa caída).

Takashi Yamazaki ha decidido echar la vista atrás a la hora de escribir y dirigir esta película. No puedo decir que haya visto todas las películas del universo kaiju del lagarto radiactivo (estoy en ello), pero he visto unas cuantas, y en esta ocasión se han centrado mucho en crear un título más parecido a sus dos primeras películas que al (buen) espectáculo sin sentido del ridículo en el que se acabó convirtiendo. Ni versiones mecha de las criaturas, ni monstruos del espacio exterior ni tampoco Godzilla marcándose una doble patada voladora. Es una película seria, solemne, donde la simbología de Godzilla es muy evidente, más incluso que en la cinta original.

Situando la acción justo después de la Segunda Guerra Mundial, con un Japón en plena reconstrucción y colocando de protagonista a Koichi, un piloto kamikaze fracasado con miedo a morir. Así se nos presenta el panorama, cargado de altas dosis dramáticas de culpabilidad y miedo, junto con la búsqueda de una chispa de esperanza para mirar hacia el futuro. En general, suele ser la parte humana la que más flojea en las 'monster movies' y lo que más pereza suele dar de entrada, porque tanto el estudio como el espectador lo que tienen ganas de explotar/ver es el poder de destrucción del monstruo. Aquí está bien trabajada e incluso diría que le iría fantásticamente bien más tiempo de desarrollo, para que lo que le ocurre a los personajes le importe algo más al espectador, especialmente en un final algo apresurado.

Todos los personajes tienen su particular relación con la Segunda Guerra Mundial. A todos les ha afectado de una forma demoledora. A través del trauma es como la película los va desarrollando y ahí es cuando Koichi se convierte en alguien interesante, por su dificultad para avanzar y mirar hacia el futuro. Es un viaje del héroe con varios tropezones por el camino, con un héroe atípico en este tipo de producciones por lo humano que se siente. No es tan complejo psicológicamente, pero recuerda a Shinji de 'Neon Genesis Evangelion' por el odio que siente hacia si mismo y lo incapacitado que se ve para hacer cualquier cosa. Ryunosuke Kamiki hace un buen trabajo interpretativo, dotando al personaje de esa falta de esperanza y humanidad que figura en el guion.

Cuando ya conoces a todos los personajes y estás inmerso en el drama de la película, escuchas los primeros compases del impresionante tema característico del personaje (compuesto originalmente por Akira Ifukube) y te reincorporas en la butaca, porque ya sabes lo que está por llegar: Ni más ni menos que Godzilla, en una nueva versión. Un nuevo diseño bastante conservador que parece el hijo de las versiones de los años 90 y 2000. Si en 'Shin Godzilla' rompían con cualquier diseño visto anteriormente, aquí han decidido ir con algo más clásico. Acorde con la celebración de la franquicia que supone, pero que quitando algún detalle (la forma de cargar el aliento atómico), no será una de las versiones más memorables.

Dejando de lado el diseño, cabe decir que la recreación mediante efectos especiales es fabulosa, sobre todo si tenemos en cuenta que su presupuesto ha sido de 15 millones de dólares, ni una décima parte de lo que costó 'Black Panther', de la que ya sabemos todos como son sus (d)efectos especiales. Las escenas de destrucción cobran todavía más importancia por el contexto de reconstrucción en el que se encuentra Japón, por lo que cada edificio destruido, cada comercio destrozado, tiene cierta relevancia. Cuando vemos recibir un ataque así a una sociedad en busca de una nueva identidad es más fácil empatizar. Cada aliento atómico, cada pisada o rugido merecen ser disfrutados en pantalla grande. Aquí se nota la experiencia de Takashi Yamazaki como director de efectos especiales. Mención especial al último acto, con una set-piece espectacular en la que es muy fácil implicarse gracias al trabajo previo en la construcción de los personajes y sus conflictos. Destacar también la BSO de Naoki Sato, que más allá del mítico tema principal, aporta mucho en las escenas de acción.

Los defectos que le puedo encontrar son básicamente dos: Un par de decisiones de guion algo cobardes e innecesarias y una sobrexplicación que roza el absurdo en algún momento. De todas formas, el resultado final es muy sólido incluso con estos problemas, así que tampoco se lo vamos a tener muy en cuenta. Godzilla vuelve a rugir en tierras japonesas después de siete años de letargo, y de qué manera lo hace. La secuela está prácticamente confirmada después de su éxito comercial, así que parece que estamos ante el nacimiento de una nueva etapa del personaje. Feliz aniversario Godzilla (por adelantado), y que cumplas muchos más.
Sacri94
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Inu-Oh
Japón2021
6,8
551
Animación
8
27 de noviembre de 2022
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Masaaki Yuasa no es un director de anime convencional. Al igual que otros referentes actuales del medio como Makoto Shinkai ('Your Name', 'El tiempo contigo') o Mamoru Hosoda ('Belle', 'La chica que saltaba a través del tiempo') tiene algo que lo hace peculiar, pero es algo que no tiene nada que ver con lo que hace especial a estos dos ejemplos mencionados anteriormente. Tanto Makoto Shinkai como Mamoru Hosoda tienen un estilo de animación fácilmente reconocible y un componente dramático constante en todas sus obras (el primero más enfocado a las relaciones románticas, el segundo a los problemas familiares y sociales). Pero con Masaaki Yuasa lo diferencial está en lo mucho que le gusta experimentar con el formato, animando historias de forma única y muy especial. 'Inu-Oh' es una película histórica, pero una película histórica dirigida y pensada por Masaaki Yuasa.

La película nos enseña la historia del músico Inu-Oh, un artista de sarugaku (variante del teatro japonés) que tuvo lugar hace 600 años y del que se desconoce gran parte de su obra. Todo a través de los ojos de Tomona, con quien establecerá una entrañable amistad y será quien nos guiará a través de todo este viaje. El guion de Akiko Nogi está basado una novela que relata lo sucedido con él durante ese período, desde un enfoque fantástico para mantener el misticismo que rodea a este personaje histórico pero sin dejar de lado el contenido que quieren enseñar al mundo. A partir de aquí, ya entra en juego la mano de Masaaki Yuasa. El director japonés coge el material y lo plasma en la pantalla adaptándolo a su estilo. La elasticidad y las deformaciones en el cuerpo de los protagonistas son habituales, su fluidez es una delicia y cuando lo necesita, es una explosión de colores en primer plano. Como siempre, no tiene miedo a no ser creíble, ser exagerada y jugar con las proporciones de los personajes. La credibilidad y el rigor histórico dejan paso al espectáculo.

Este retorno al pasado consigue atraparte gracias a la suma de unos elementos que se complementan fantásticamente bien. El trabajo en la animación es espectacular y tan impactante como nos tiene acostumbrados. Siguiendo la estela de sus anteriores obras, es el material quien se adapta a él y no al revés. En la serie 'Devilman Crybaby' adaptó uno de los clásicos por antonomasia del manganime de una forma que nadie esperaba, con maravilloso resultado, mientras que en 'Ping Pong' adaptó un extraño spokon (anime deportivo) con un estilo artístico inolvidable. Está claro que no deja nunca indiferente a nadie y su fuerte personalidad también consigue repeler a muchos, que no encajan su estilo. Aquí está un poco más cohibido y es un Yuasa más accesible, como el de 'El amor está en el agua'. Su sello sigue estando muy presente, pero no es tan experimental como en otras ocasiones. Demuestra su capacidad para adaptarse a historias más convencionales sin perder ni un ápice de su personalidad.

En los primeros compases el film es algo confuso, más por no explicar demasiado el contexto de la obra que por su narrativa. Más adelante, cuando ya se han establecido los personajes, uno comprende rápidamente que el contexto o la época histórica no importan tanto. La película, mientras nos descubre a Inu-Oh y el sarugaku, se encarga de hablarnos sobre como los movimientos revolucionarios en el mundo del arte empezaron desde abajo, de forma humilde, ante un panorama que se encontraba estancado en la monotonía y el conformismo. La primera impresión cuando suenan estilos musicales (brillante e importantísimo trabajo de Yoshihide Otomo en la BSO) que no encajan con la ambientación es desconcertante, pero fácilmente vemos hacia donde quiere ir con esto y nos envuelve en este torrente de música y animación que, en muchos momentos, es una verdadera experiencia audiovisual. Una fiesta que va in crescendo. Las referencias a artistas que cambiaron el mundo de la música son evidentes, pudiendo ver reflejados en nuestro protagonista a músicos como Elvis Presley, David Bowie o Freddie Mercury.

'Inu-Oh' es un precioso viaje por el Japón de hace 600 años, un homenaje a aquellas figuras que fueron vitales en su momento pero que han caído en el olvido por falta de información. También lo es para la música y la animación como medio para expresar pensamientos sin ataduras. Masaaki Yuasa hace tiempo que es uno de los pilares de la animación japonesa, y con esta fantástica película no hace más que constatarlo. Una explosión de talento.
Sacri94
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7
23 de junio de 2022
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el panorama actual, donde cada semana se estrenan un puñado de películas comerciales producidas por plataformas como Netflix, Prime Video o HBO Max y las salas de cine consiguen volver a la normalidad únicamente a través de nuevas entregas de grandes franquicias, el cine fuera de estos esquemas parece relegado al olvido y la marginación. Ya no solo en taquilla, es que cuando lo introducen entre las novedades de alguna plataforma este se ve opacado por películas archiconocidas que vuelven al catálogo o la nueva entrega de la saga romántica de turno con una base de espectadores fuerte. Lo que está claro es que cuando llegue a alguna plataforma 'La ley de Teherán' apenas nadie le hará caso, y su estreno en cines será algo completamente anecdótico. No me gusta hacer de adivino, pero la dinámica de la taquilla española es la que es desde hace meses, y no creo que eso cambie de repente este fin de semana. Más allá de ser injusto, es una lástima que mucha gente se vaya a perder una de las mejores películas de acción de 2022 únicamente por no tener una gran campaña de marketing detrás o por no ser una marca.

El primer contacto con la película es extraño. Evidentemente, hay prejuicios. El cine iraní no es uno de los más populares, y mucho menos si hablamos de thrillers o cine de acción. A la película no le hacen falta más de 5 minutos para tirar esa (posible) barrera al suelo y atraparte de lleno en su vertiginosa trama de policías contra el mundo de la droga y sus consecuencias. Ambientada en una Irán absolutamente destrozada por culpa del crack, con más de 6,5 millones de personas siendo toxicómanas, en la película seguiremos los pasos de una brigada que está persiguiendo a Nasser K. Samad, una de las personas que más culpa tienen de haber llegado a esta situación, el capo de la droga. Los primeros minutos son una forma excelente de romper esa barrera mencionada anteriormente gracias a la redada que tiene lugar en un barrio conflictivo donde hay mucho tráfico y consumo de drogas, mostrándonos el estado de Irán y la actitud de una policía ya habituada a encontrarse cualquier cosa. Aquí no solo te das cuenta de esto sino también del gran trabajo de fotografía y dirección por parte de Houman Behmanesh y Saeed Roustayi, consiguiendo hacer que una película de 3 millones de dólares luzca mejor que otras producciones mucho más caras.

A nivel técnico no es que estemos ante una película de gran escala, pero tiene mérito la forma en la que han aprovechado los recursos que tenían para entregar una producción tan sólida en lo audiovisual. Todas las escenas de acción son agobiantes, muy físicas, y dejando de lado alguna que se nota demasiado americanizada, todas tienen alguna particularidad que las hacen interesantes. La película te mete de lleno en esta espiral autodestructiva por parte de ambos bandos, con una policía sin escrúpulos y unos criminales más humanos de lo que parece en un principio. La manera que tiene de jugar con las expectativas del espectador ante unos personajes tan estereotipados como estos es sorprendente, y esto es gracias a un guion (por parte del propio director de la película, Saeed Roustayi) que siempre va más allá de lo que esperas. Sus protagonistas son un buen ejemplo. Las interpretaciones de Payman Maadi y Navid Mohammadzadeh son fantásticas, dando vida a personajes muy humanos tanto para bien como para mal. El primero es un jefe de policía con una moralidad discutible pero que necesita capturar al segundo sea como sea, mientras que el segundo es un villano al que nunca justifican pero con el que te hacen empatizar, algo muy poco habitual. Sus más de dos horas de duración están justificadas ya solo por el desarrollo de estos personajes, más propio de una serie por todos sus matices que de una película.

El film cuenta con muchas más virtudes, entre las que destacaría una parte final muy emocionante, con una conclusión redonda para el discurso que quiere hacer llegar el director al espectador. No solo funciona como un thriller, es una muestra algo dura sobre la situación actual de Irán y veremos como retratan al sistema judicial, penal y policial que hay en ese país. Lo que más me falla es el poco partido que le saca a unos personajes secundarios que son planteados de forma interesante pero al ser una película tan centrada en dos personajes en concreto, quedan un poco de lado. Aún así puedo decir que son pegas que le pone uno después de analizar la película buscando algo que criticar, porque estamos ante una producción bastante redonda y que deja la impresión de haber visto una muy buena película, muy completa. Todo aquel que tenga la oportunidad de ir al cine a verla, que no falte a la cita, y a malas siempre quedarán las plataformas de streaming como segunda oportunidad, pero no es una película para ser ignorada.
Sacri94
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6
23 de junio de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Nosotros no nos mataremos con pistolas' no cuenta con un punto de partida original o que pueda llamar la atención. Lo de usar las fiestas de pueblo para juntarse con amigos que hace tiempo que no ves e intentar reflexionar sobre el motivo de ese distanciamiento (o sobre la vida, en general) es algo mil veces visto y sobreexplotado hasta la médula. Se me vienen a la cabeza películas como la fantástica 'Primos o el filón que encontraron en ello las marcas de cerveza para sus anuncios veraniegos. Los pueblos, el verano y sus fiestas mayores son tres elementos que hacen feliz a mucha gente, y así lo suelen reflejar las producciones que se sitúan en este contexto. La película que nos ocupa hoy tiene todos estos ingredientes, pero sorprendentemente se sale de la norma. No es la típica película de verano, aunque lo parezca si nos fijamos en el póster o en su sinopsis.

Lo que aparentemente será una reunión plácida y reconfortante, se va enrareciendo a medida que se van presentando a los personajes que forman este grupo de amigos. Esto no solo servirá como presentación, también como declaración de intenciones por parte de la directora María Ripoll. Esto no es un anuncio de Estrella Damm, esto es una película que tiene la intención de hablar de forma verosímil sobre la falsedad que existe en este tipo de reencuentros, sobre la hipocresía y, en general, el dolor que conlleva mantener o intentar arreglar ciertas relaciones. Es una 'feel good movie' que cuando parece que va a tener algún momento 'feel good', lo corta de raíz para darte una bofetada de realidad. Tiene más de 'The Invitation o 'Tape que de 'Primos o 'Villaviciosa de al lado. Hay humor, pero más basado en las hiperbólicas situaciones que suceden durante el devenir de los hechos que por ser comedia como tal. Si tuviese que catalogar a esta película en algún género, sería el del thriller dramático cargado de comedia negra.

El guion de Antonio Escámez y Víctor Sánchez Rodríguez está lleno de ironía y mala leche, pero junto con la dirección de María Ripoll son capaces de dialogar con el espectador de forma profunda y poco habitual sobre la tristeza de perder un ser querido, tanto a nivel individual como grupal. Ninguno de los protagonistas cae bien, algunos hasta son bastante estúpidos, pero es que en ningún caso es casualidad. Esta decisión hace que empatizar con ellos sea casi misión imposible, pero aún así entiendes la situación de cada uno y porque se comportan así. Lo que hace interesante al conjunto es que en ningún caso se blanquea o justifican las acciones de los personajes, dejando claro que estamos ante un grupo de amigos tóxico. Ellos se ven como el típico grupo de amigos que todo el pueblo conoce por ser los raros cuando en realidad son los pijos modernillos que no aguanta nadie.

A pesar de las buenas sensaciones, no puedo ignorar una conclusión totalmente precipitada en sus últimos 20 minutos que hacen que todo el trabajo hecho anteriormente pierda algo de fuerza. Entiendo la intención de María Ripoll a la hora de elegir esta forma tan drástica de finalizar todas las subtramas, y es un buena idea que necesitaba más tiempo para ser desarrollada correctamente. El uso de la música a veces funciona, a veces no, y es una lástima porque el tracklist de Orxata Sound System está lleno de temazos. Al final, estos últimos minutos te dejan una sensación de que la película podía haber llegado a más.

'Nosotros no nos mataremos con pistolas' en ningún caso es una buena opción si lo que buscáis es la típica película veraniega con la que salir con una sonrisa de oreja a oreja de la sala de cine. Pero si entráis, encontraréis algo mucho más interesante que eso.
Sacri94
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