Una buena película dentro del catálogo español, y sobretodo en el campo de la ciencia ficción.

Funciona a la perfección en sus vertientes técnicas. El 3D está realizado con precisión y buen gusto, el sonido está muy bien integrado en la trama, la fotografía es clásica y hermosa, las interpretaciones, destacando a Brühl, pero sobretodo a Claudia Vega, convencen con fuerza; y la configuración de los personajes, es muy precisa. Todo esto ayuda a que la película sea un buen producto.

Pero hay que decirlo todo, claro está, y la película falla en varios aspectos según mi punto de vista. El guión en general, pero la narrativa en concreto, desatinan un poco. Es bastante previsible y la continuidad o naturalidad se escapa por las rendijas de los cambios de plano. Falta suavidad en el tratamiento del montaje y la planificación de los diálogos, lo que hace que no te involucres del todo en las conversaciones que acontecen. La verdadera tensión discursiva se pierde en esta laguna de precisión. Hay que decir también que personajes como el que interpreta Alberto Ammann, quedan un poco en evidencia por la falta de profundidad en su carácter. Es quizá el único que desentona con respecto a la trama sustancial, pero se hace muy evidente y es una lástima.

Estos pequeños fallos entorpecen en demasía un producto que es del todo atractivo. Aún así, no por eso deja de ser recomendable, para mi ha sido una buena sorpresa.

Aunque no fuese un remake, esta película no merece ninguno de los méritos que se le atribuyen.
Es una película coreana, con una estética totalmente moderna y europea, que se desarrolla con juegos de cámara muy bonitos pero totalmente alejados de la narración. Su única finalidad parece ser deleitarse de su capacidad visual y sus posibilidades estéticas. Nada acaba de interesarte por completo, las historias no se desarrollan, están en stand by desde que comienza la película y no se integran claramente en ningún momento. Todo te sorprende y nada te afecta. Es una película muy poco interesante.
Pero si además es un remake, entonces esta película es casi un insulto. Era totalmente innecesaria, pues ya en el 60 Kim Ki-young había hecho una obra maestra en la que posiblemente encontramos la antítesis de la película del 2010. Una obra bien cohesionada, en la que no sólo el desarrollo estético, pero el narrativo, tienen un ritmo impecable. Los personajes adquieren una evolución significativa que clarifican las relaciones que se establece entre ellos y la historia es a su vez trepidante y genial.
¿Qué vio Im Sang-soo en aquella película para no aplicar nada? o ¿Qué no he visto yo en esta?No lo sé, pero si estás dudando en mirar "The Housemaid", deja la de Sang-soo para un día tonto, y mira la de Ki-young, una verdadera obra de arte.

Es la primera película que veo del director Alemán, sabía de su importante representación en el Nuevo cine alemán por artículos que había leído, también estaba documentado de sus característicos personajes, e incluso estaba al día de su gran filmografía documental; aún así, me ha sorprendido con esta obra de una delicadeza pura y casi intocable.
Me he sentido atrapado por esta película que, si de algo no alardea, es de un guión extraordinario. Me ciño literalmente a esta palabra. Es una historia que hemos escuchado anteriormente, incluso en varias ocasiones, pero es aquí donde Herzog, nos muestra cual es su trazo.
Tanto el movimiento de la cámara, como la definición de los personajes, como el desarrollo y planteamiento de la historia, como el humor negro y acertado, nos evidencian que no es corriente esta cinta que transcurre en un parpadeo. Nos muestra de otro modo como las experiencias pueden marcar a las personas, como la vida puede transformar nuestras acciones o como las influencias pueden quedar atenuadas de un golpe.
El narrador sabe bien cual es su intención, desde el principio y hasta el final tiene una idea en mente y no la abandona en ningún momento. Nos gustará más o menos cual sea su idea, pero indudablemente sabe exponerla.

No encuentro la polémica en este bellísimo retrato que Gordard hace de la concepción del niño Jesús. Una interpretación completamente válida, tierna y comprendida de lo que podría haber sido y/o es la virgen María hoy en día.
Esta vez Godard acierta con esmero, parece incluso que con elegancia, encima de un clavo fino. Coge una historia anticuada y reincide en sus orígenes, analiza sus palabras y las lleva preciosamente por un camino que resulta, a mi entender, asequible. Es necesaria una cierta cultura religiosa, no negaré tal cosa, pero si la tienes, solo te faltará entender los textos de Artaud que la voz en off recita, para ver en esta obra una sublevación agridulce de un poema histórico.
Lejos de las creencias religiosas que se puedan tener, esta película cuenta con una realización favorable en unos planos estáticos asombrosamente fotográficos, algo atípico en el clásico Godard, pero que funcionan a la perfección con una estética eficiente y una banda sonora profundamente elocuente en sus cortes aparentemente despreocupados.
Merece la pena ver esta película con ganas y disposición, merece la pena.

Historia sencilla y solida contada de la forma más sencilla y solida. Poesía pura, un “cant dels ocells” en imágenes. Una delicia.



A la dirección no le tiembla el pulso ni un segundo, la fotografía de grandes contrastes acompaña dulcemente por el recorrido de los magos y a los diálogos, escasos y casi irrelevantes, no les falta ninguna palabra, no les sobra ningún comentario.