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Críticas de Míchel The Wolf Barba
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Críticas 17
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
9 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí una comedia pequeñita y entretenida, compendio de muchas de las obsesiones de Woody Allen sobre el sexo. Enmarcada dentro de las “películas divertidas del principio” –como denominó Allen a sus obras desde “Take the money and run” (1969) hasta “Love and Death” (1975)-, esta cinta se halla compuesta de siete cortos que responden, en clave cómica y desenfadada, al mismo número de preguntas sobre el sexo; “Everything you always wanted to know…” arranca muchas sonrisas y alguna que otra carcajada, pero, sobre todo, es enormemente entretenida.

Si bien algunos cortos son algo flojos –como “¿Qué es un pervertido sexual?” y “¿Los travestis son homosexuales?”, en mi opinión-, otros contienen momentos cómicos memorables, como el bufón intentando liberar a la reina de su cinturón de castidad (muy bueno, de lo mejor de las película); personalmente, mi corto preferido es “¿Qué es sodomía?”, que no suele estar entre los considerados “mejores” de esta cinta, pero que a mí me ha hecho partirme de risa. Tampoco tiene desperdicio el último corto: “¿Qué sucede durante la eyaculación?”.

En definitiva, una comedia cuanto menos curiosa y, a momentos, absurda y desternillante. Marca de la casa Allen. Los cortos mejoran cuando él aparece en pantalla.

Denle al play y pasen un buen rato. Ya saben, el sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír. Descubran sus misterios…

Let’s misbehave!
Míchel The Wolf Barba
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8
5 de agosto de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Advertencia previa: si, tras leer la sinopsis, se sientan a ver la película con el aliciente de disfrutar de un épico enfrentamiento final Eastwood - Costner, han cometido un craso error.
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Tristemente poco conocida entre los no incondicionales de Eastwood –probablemente por haber aparecido entre sus más célebres filmes “Unforgiven” (1992) y The bridges of Madison County” (1995)-, “A perfect world” constituye una road movie “made in Clint”: terriblemente tierna, envolvente y profunda, como lo fuera su deslumbrante “Mystic River”, diez años posterior. A partir de aquí, Eastwood comenzó a demostrar que su manera de entender el cine iba más allá de héroes duros (véanse Wales o Munny); más bien se orientaba hacia la exploración de la condición humana, en todas sus formas.

La trama, hasta cierto punto inverosímil, no centra la atención del espectador tanto como el proceso de aprendizaje mutuo que experimenta la pareja protagonista secuestrador (Costner en su mejor trabajo) – niño secuestrado (fantásticamente creíble Lowther). Mientras el pequeño e inocentón Philip –ahora con ocho años no son tan inocentes- desarrolla un previsible aunque atípico síndrome de Estocolmo (aprecia a Butch aunque le cuestiona muchos de sus aspectos morales), el avispado y cruel Butch Haynes se encariña en no escasa medida de su rehén, y le enseña cosas para hacer de él un hombre, algunas de ellas inmorales, otras útiles. Ambos actores, aparte de brillar con luz propia, lo hacen como conjunto, demostrando una compenetración que constituye una buena parte de la grandeza de la película.

La trama paralela (investigación policial) parece no aportar demasiado, pero luego verá el espectador que será necesaria para comprender hasta qué punto ha llegado el apego entre la pareja principal. Se agradece que Clint se otorgara un papel secundario, pues su personaje de ranger pasota y chulo no necesita más minutos que los que tiene.

En síntesis, podríamos decir que, aparte de ser un producto brillante, emocionante y lacrimógeno para algunos, “A perfect world” representa el punto de inflexión en la filmografía del gran Clint Eastwood: con esta película conocimos al verdadero Clint. El Clint que conoce como pocos los entresijos de las emociones humanas y, lo que es mejor, los sabe plasmar 24 veces por segundo.

Inferior a “Mystic River”, aun así es una auténtica joya.
Míchel The Wolf Barba
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5
4 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Samuel L. Jackson es la única razón de ser de esta película, completamente vacía, por cierto. Seré muy breve. Como producto de entretenimiento para una tarde o noche aburrida, pues funciona. Pero vamos...

La trama es tan simple como el mecanismo de un chupete: unos recién casados, blanco él y negra ella, se acaban de mudar. No les deben caer muy bien a su vecino el poli duro y negro, porque éste les putea casi desde que empieza la película. Luego hay un intento de dar un poco de fondo dramático al personaje de Jackson, pero na de na.

No les va a aburrir, a lo más les tendrá un poco -un poquitín- en vilo, pero a los 30 segundos de que acabe ya se habrán percatado de la peli tan mala que acaban de ver.

Si quieren ver algo mejor sobre vecinos capulletes, poneos Arlington Road, que tampoco es un peliculón pero el reparto es mejor.

Un 5 por Samuel haciendo de vecino cabrón.
Míchel The Wolf Barba
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9
4 de agosto de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cetro de película de terror más influyente, que, por opinión general, se disputan “The exorcist” (1973), “Psycho” (1960) e incluso “Nosferatu, eine Symphonie des Graunes” (1922) o “Frankenstein” (1931), quizá podría eclipsar la incalculable aportación al género de la obra maestra de Polanski “Rosemary’s baby” (1968). Su carácter atípico y de película de culto suele condenarla a no figurar entre las primeras cintas más importantes del género terror (listas en las que lamentablemente a veces se priorizan las imágenes desagradables o los chorros de sangre, lo que representa una completa falta de cultura cinematográfica), si bien la no aparición de esta cinta entre las diez primeras de dicho género constituye poco menos que una barbaridad.

“Rosemary’s baby” no es al cien por ciento una cinta de terror, sino que podríamos decir que se trata de terror con grandes dosis de suspense, característica que nos remite a “Psycho” de Alfred Hitchcock: una película de suspense que a la vez emana mucho terror.

En mi opinión, la grandeza de este filme se sustenta en dos pilares fundamentales:
• La legendaria interpretación de Mia Farrow. Con ganas de demostrar que valía para esto del cine, la Farrow se dejó la piel en cada plano; su frágil mosquita muerta Rosemary Woodhouse consigue que nos apiademos de ella y de que sintamos como ella a medida que avanza el metraje. Quizá el mejor papel de su interesante carrera.
• Polanski insinúa más de lo que muestra. El director nunca nos muestra nada más de lo normal –exceptuando la pesadilla de Rosemary-; mediante pequeños detalles, gestos, frases aparentemente sin importancia, nos vamos haciendo a la idea de que aquí hay gato encerrado y las cosas no son como nos las pintan. Sin ningún artificio, sin cambiar decorados, iluminaciones o ambientes, Polanski consigue angustiar al espectador a través de las terribles sospechas y descubrimientos de Rosemary, hasta llegar al revelador clímax final (que el director de la versión española ya se había encargado previamente de destriparnos).

Por todo ello, merecidamente es ésta una película de culto. No se olvida. Es muy complicado verla en las listas de las diez o veinte mejores películas de la historia, pero se trata de una cinta que muchísimos cinéfilos tenemos entre nuestras preferidas.

Y es la mejor de Roman Polanski, para mi gusto.

(El spoiler contiene mi comentario respecto al cine de terror actual.)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Míchel The Wolf Barba
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7
15 de julio de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Además de tratarse de una entretenida aunque normalita cinta bélica, quizá deberíamos mirar "El sargento de hierro" como el retrato de un veterano de guerra conflictivo pero brillante, que aunque goza de múltiples condecoraciones y reconocimientos a sus méritos en la guerra, ha fracasado en sus relaciones personales.

Profesionalmente, Highway representa conservadurismo, dureza y máxima exigencia. Se enfrenta a la difícil tarea de meter en vereda a un grupo de chavales que están en los marines sólo por fardar y no porque les guste la guerra. Inicialmente odiado por su severidad -hablando en plata, porque es un cabrón-, el sargento termina haciéndose respetar y, por último, admirar, por sus pupilos.

Su éxito como militar se opone a su desastrosa vida sentimental. Alcohólico, agresivo, frío, se separó hace tiempo de su mujer y, ahora, al enfrentarse a su cercana jubilación, Highway hace examen de conciencia de sus errores pasados, descubriendo que su verdadero deseo es retirarse a vivir con la persona que quiere. Pero será difícil enmendar sus viejos fallos...

Entretenida y con buen ritmo, no cae en la exaltación patriótica -se agradece-, los diálogos recuerdan a los brutales de "Full metal jacket" (recordemos que "El sargento de hierro" es anterior, algo tuvo que copiar Kubrick), las escenas de guerra de la intervención en Grenada son trepidantes y, aunque flojea bastante en la parte de la relación entre el sargento y su ex-mujer, lo cierto es que "El sargento de hierro" constituye un producto interesante y de buen acabado.
Míchel The Wolf Barba
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