Las pistas donde se corren las carreras de Speed Racer no necesitan semáforo de largada. Toda la pista es un gran semáforo. Debordada de luces y resplandores psicodélicos por todos lados, Tron al lado de este film parece una película de la era del blanco y negro. Ver esta película es como acercar la vista a cinco centímetros de las luces intermitentes del árbol de navidad de tu casa, y quedarte así en esa posición durante dos horas ¿Cómo diablos no chocan los conductores encandilados contra las gradas?

Madre mía, si con esta peli no te agarran convulsiones, puedes estarte seguro que tu cerebro funciona perfecto; te ahorras la consulta al neurólogo.

"Las guerras van a terminar el día en que las consecuencias de las mismas les lleguen a las personas que las declaran".

No recuerdo quién fue la personalidad que acuñó la precedente frase, ni si es así como fue exactamente expresada. Pero la idea que trasmite es una verdad como un templo, y la posibilidad - relativamente nueva en la historia de la humanidad - de una guerra nuclear, finalmente trajo a la realidad dicha situación.

Ya no son solamente soldados anónimos los que mueren en batallas en parajes lejanos y exóticos mientras los burócratas que las dirigen contemplan todo desde sus cómodos sillones en sus casas de gobierno.

Durante los años de máxima tensión de la Guerra Fría, estaba claro: si explota la bomba, explota en casa. Esta revelación en la otrora frívola mente de los políticos, reflejada en la escena en que el personaje de Kevin Costner (asesor de Kennedy) contempla a su hijo temiendo perderlo, o en la de la empleada de la embajada de U.R.R.S. que llora temiendo morir, es una de las temáticas subyacentes en esta buena película llamada "13 Días". La puja entre los pocos "hombres sensatos" en los estados que quieren evitar la catástrofe, y las siempre presentes "aguilas" militares reaccionarias, que ven en "atacar primero" la única solución a un conflicto, es otra.

Algunos hechos "basados en una historia real" resultan mejores thrillers que los de los mejores guionístas, y la crisis de los misiles cubanos, daba tema como pocos otros. Una cuidada dirección de actores, buenas caracterizaciones y desempeño actoral hacen de este, un film recomendable.

¿Qué cosa mala se podría decir de esta simplona comedia romántica? Se deja ver, tiene un joven Hugh Laurie haciendo sus mohines característicos, Joely Richarson encantadora, un guión entretenido que evita caer en los clichés habituales de este tipo de películas...
Como único punto negativo marcaría la penosa presencia del insoportable Rowan Atkinson, en un papel secundario en el que, como siempre, trata de ser chistoso sin conseguirlo. Qué le verá la gente de gracioso a este tipo, siempre me lo preguntaré.

A diferencia de Jackie Brown, que partía de la idea de hacer un homenaje a los films "blacksploitations" de la década de 1970, pero que terminaba siendo un auténtica "película Tarantino" de un altísimo piso de calidad con la que ni en sueño contaban aquellas divertídas bobadas en la que Pam Grier era reina indiscutida, Shaft es una recreación hecha y derecha de aquel cine barato y lleno de emociones gratuitas.

Shaft es Sam Jackson haciendose el simpático, pateando traseros y tirando frases de levante bien grasas a cualquier chica de color que se le cruzara (las cuales se le regalan como si nada, que facil acceden al sexo los heroes blacksploitation.

Shaft es todos los estereotípos raciales más básicos en un sólo lugar: el jovenzuelo rico, blanco y racista, los negros hablandose entre sí como en un video de rap, el policia nazi blanco discriminador, el latino-estadounidense jefe de un mini cartel urbano de distribución de droga, etc.

Shaft es aquellas bandas músicales que hasta quien odiaba ese cine, no puede dejar de apreciar.

Shaft es para entretenerse un rato, y nada más.

Los críticos de cine me tienen cansado. Inflan cualquier películita intrascendente y hacen que te comas un garrón llendo al cine para ver, supuestamente, "una película increíble". Sí, increible lo predecible, sosa, y llena de clichés que es.

Vamos, no digo que se mala, pero es absolutamente olvidable. ¿A que vino tanto elogio de parte de los medios especializados?

Veamos punto a punto:

1) Actuaciones "simiescas":
La pareja protagónica es de madera terciada, y él único que zafa, Andy Serkis, solamente está haciendo exactamente el mismo papel de mono que ya hizo en King Kong, sólo que en chiquitito y con carita de bueno. Escuche muchas veces a los actores quejarse del problema de ser "encasillados", pero que te encasillen haciendo de mico debe ser mucho más duro para la moral =)

2) Predecible a más no poder:
De hecho, tiene la misma idea argumental que "Conquest of the Planet of the Apes", o sea, un simio inteligente (bautizado "Ceasar", en ambas), que a modo de Espartaco pero con más pelos que Kirk Douglas, lidera una revelión de simios sometidos.
Pero en lugar de Ricardo "el avión, el avión" Montalban, tenemos al ganso cara-de-nada que hizo del Duende Verde Metrosexual.

3) Origen de Ceasar aburrido y sin mística:
En Terminator, de James Cameron, se presentaba la deliciosa paradoja espacio-temporal de un héroe que manda un enviado al pasado para que esto fecunde a su madre. En la original "La conquista del Planeta..." teníamos una paradoja similar: Ceasar era un bebé mono de raza ya evolucionada que había llegado desde el futuro, y que guiaba a los simios precarios para independizarse. Aquel recurso argumental tan interesante para un film de ciencia-ficción, fue reemplazada por la poco feliz, aburrida y recontra-remanida idea de un brebaje mágico que le da poderes especiales a alguien, en este caso, a un mono.