"Los amantes de la noche" es una adaptación de una novela policíaca de Edward Anderson y, pese a ser el debut cinematográfico de Nicholas Ray, en ella ya aparece su personal manera de entender el cine, su interés por los adolescentes, su fuerte carga romántica y su problemática de los amantes que luchan contra el mundo para encontrar un lugar donde vivir en paz.

Producida por el reputado John Houseman, es una de las pocas películas en las que Ray tiene plena libertad para desarrollar su romántica y trágica concepción de la vida.

Una historia romántica, violenta, narrada durante la noche en inhóspitas carreteras y deprimidos ambientes, que anticipa los rebelde sin causa y los amores en caída libre hacia el abismo que llegarían más tarde a la pantalla

La penúltima película rodada por John M. Stahl resulta ser una amable comedia familiar bastante decepcionante en la que resulta muy difícil encontrar el genio de un director capaz de hacer obras tan notables como "Leave Her to Heaven", "The Keys of the Kingdom" o "Back Street", entre otras. Cierto es que Stahl brilló dirigiendo melodramas y que, en el terreno de la comedia, sólo podemos destacar "Holy Matrimony", nominada al Oscar al mejor guión en 1943.
"Father Was a Fullback" es una rutinaria comedia familiar al estilo de las que se prodigaban en aquellos años, títulos acomodaticios y conservadores, en los que la unidad del concepto familiar y una exaltación burguesa del American Way of Life quedaba claramente de manifiesto.
Pese a contar en el reparto con actores de primera fila como Fred MacMurray, Maureen O'Hara y una todavía juvenil Natalie Wood sus actuaciones son bastante decepcionantes debido a lo insulso de sus personajes, y sólo podemos destacar a los secundarios Rudy Vallee, Jim Backus y, especialmente, Thelma Ritter, en el papel de criada familiar con mucha sorna que siempre apuesta en contra del equipo de su jefe.

La tercera película de Achero Mañas es un film complejo y arriesgado que no dejará indiferente a nadie y que tendrá división de opiniones.
El director asume muchos riesgos al contarnos la historia de un hombre que se ve obligado por las circunstancias a asumir los roles de padre y madre ante su hija de cuatro años y la transformación moral y física que llevará a cabo para intentar salir airoso de su empeño. Dicho cambio en el protagonista está llevado en clave de metáfora hasta extremos complicados de asumir por el espectador en la realidad, al igual que la meditación sobre los roles de género en el seno de la familia y la sociedad actual que por momentos resulta confusa y desordenada y en otros compleja y profunda.

"Todo lo que tú quieras" es un film que respira vida por los cuatro costados, lo cual hace que el espectador -al menos el que esto suscribe- termine por aceptar y compartir las emociones de sus protagonistas, incluso las más extremas, y en esto radica el principal mérito de este film cuyo guión y puesta en escena se sustenta por el inestimable trabajo de los actores, destacando de manera sobresaliente la niña debutante Lucía Fernández -con una envidiable soltura y naturalidad y un rostro que permanece en la retina cuando desaparece de escena- y el veterano José Luis Gómez, que borda un personaje de sensibilidad y hondas emociones.

"Todo lo que tú quieras" tiene algunos defectos de guión que lastran por momentos la película. Algunos tópicos y personajes secundarios que no sólo no aportan nada sino que hacen demasiado extremas y difíciles de asimilar algunas situaciones por las que atraviesa el personaje principal en su proceso de transformación.
Sin embargo, el film está construido con tal sensibilidad y sus imágenes poseen tal fuerza de sentimientos que palían los defectos y le confieren credibilidad y autenticidad.

Harold Lloyd y Harry "Snub" Pollard interpretan a dos repartidores que, después de realizar mal varios servicios, son enviados a entregar algunos paquetes a la "Escuela Seminaria Orange Blossom" para chicas donde el Sr. Lloyd se distrae con Bebe Daniels y otras mujeres jóvenes. Los mensajeros pasan la mayor parte del tiempo en situaciones de comedia física con el fornido Bud Jamison y otros hombres que están trabajando en las instalaciones, sembrando el caos allí por donde pasan.

"Lonesome Luke, Messenger", de 1917, es el 59 de los 67 cortometrajes que Harold Lloyd hizo como el personaje de "Lonesome Luke", un personaje cómico inspirado en el éxito de Charlie Chaplin. Luke era un payaso disfrazado con ropa llamativa y un bigote falso, similar a muchos de los primeros cómicos de la pantalla, pero el joven Lloyd le dio al personaje una gran energía y entusiasmo.

El corto está rodado a un ritmo vertiginoso por lo que a veces resulta difícil concentrar los ojos en la secuencia que estás viendo ya que rápidamente pasa a la siguiente. Esto resulta interesante hasta cierto punto pero las cosas realmente comienzan a mejorar una vez que los dos chicos comienzan a meterse en problemas. No es perfecto ni lo mejor de Harold Lloyd, que todavía no ha creado al personaje que le daría fama -lo que sucederá poco tiempo después-, pero contiene algunas escenas divertidas y, en conjunto, se ve con agrado.

"Time Is My Enemy" es un thriller de serie B típico de la industria cinematográfica británica posterior a la Segunda Guerra Mundial, es decir de una época de secuelas y de racionamiento de la población como consecuencia de la guerra que también afectó a las productoras que se vieron obligadas a realizar, en gran medida, películas de bajo presupuesto rodadas en cortos periodos y con escasos medios. También es cierto que, a falta de medios, surgieron muchos talentos tanto delante como detrás de las cámaras, que fueron desarrollando sus carreras paulatinamente.

Dirigida por Don Chaffey y basada en la obra "Second Chance", "Time Is My Enemy" comienza con Barbara Everton (Renee Asherton) viviendo una vida feliz como esposa y madre. Enviudó cuando se informó que su intrigante esposo, Martin Radley (Dennis Price), fue asesinado durante la guerra, aunque nunca se encontró su cuerpo. Ahora vive una vida de comodidad con su exitoso esposo John (Patrick Barr) y su pequeño hijo. El mundo onírico de Bárbara se convierte en una pesadilla con la impactante aparición en su casa de Martin, quien admite haber fingido su muerte y asumido una nueva identidad.
A partir de este momento, la película se convierte en un thriller con abundantes giros de guion no del todo bien explicados en el que todos los personajes se convierten en sospechosos y, en algunos casos, actúan de manera cuando menos sorprendente.

Lo mejor del film, sin duda, la actuación de Dennis Price que llena la pantalla cuando aparece. Por contra, algunos secundarios no dan la talla, seguramente porque sus personajes no están del todo bien perfilados. La ambientación de Londres tiene algunas escenas buenas pese al bajo presupuesto.

En resumen, un thriller entretenido que se sigue con interés pero con demasiadas lagunas en el guion por resultar algunas situaciones bastante inverosímiles que lastran la trama y hacen que el resultado final no sea del todo satisfactorio.