A veces más bién es oro del que cago el moro. Y todo porque parece que hoy día solo se pueden hacer dos tipos de cintas de terror:

1- Slashers de locos con máscara, cuyo objetivo es asesinar a todo adolescente salido, tonto y guaperas que se encuentre. Sus motivaciones siempre serán peregrinas, cuandop no directamente estúpidas.

2- Remakes de clásicos setenteros u ochenteros, pasados por el filtro de la presunta modernez, para así actualizarlos.

The Hitcher, forma parte del grupo 2. Y ojo, que no es del todo una mala película, pero no resiste comparación con su antecesora. Y todo porque tanto estilizamiento formal, tanta modernez videoclipera, tanto actor que parece salido de un anuncio de Tommy Hilfiger acaban por eliminar cualquier atisbo de tensión. Simplemente asistimos a una lección de técnica cinematográfica, que entretiene pero no asusta, y esto, en una película de (presuntamente) terror es lo peor que puede pasar.

Almenos, cabe decir en su favor, que al igual que en otros remakes producidos por el siempre lamentable Michael Bay, no traiciona la historia original, y se hace un esfuerzo por mantenerse fieles al modelo. También es destacable que no se busquen giros imposibles, psicópatas que renazcan una y otra vez y así, alargar innecesariamente un film que, se adapta perfectamente a su corto metraje.

Lo mejor: Que las hay mucho peores
Lo peor: la ausencia de tensión

Bueno vale, aceptamos Jenifer como peli de miedo. Esta vez reconozco que si hay algo de horror (tampoco mucho no nos vayamos a pasar), pero sobre todo lo que hay, y ya es una constante en Masters of Horror, es una sobredosis de caspa y una carencia absoluta de coherencia argumental.
Porque en Jenifer nos encontramos con un bucle argumental totalmente previsible desde el minuto 1. El resto ni se explica ni hay ganas de hacerlo. De la protagonista no sabemos porque hace lo que hace, de donde proviene o cuales son sus objetivos, aparte claro de devorar a unos y tirarse a otros.
Eso sí, lo que si hay son escenas de sexo un pelín reiterativas que, supongo, son para animar un poco el cotarro; también hay un poquito de gore y mucho aburrimiento.
Siempre he pensado que Darío Argento está muy sobrevalorado, pero incluso siendo así, la verdad es que esperaba más de él.

Lo mejor: No es la peor de la serie
Lo peor: que no explican nada

Hay películas que parecen destinadas a engrosar las filas de los cientos de miles de detritus que se acumulan en los contenedores de nuestras ciudades, pero por eso mismo, tienen la ventaja de que a poco que ofrezcan que haga un mínimo de gracia son facilmente rescatables.

Así pues se plantea una partida de poker entre el espectador y la película, donde la audiencia tiene todos los ases para hundirla en la miseria. Lejos de rendirse el film se marca un farol con las pocas bazas que tiene, es decir, un humorista en ascenso como Jon Heder, un peso pesado como Billy Bob Thorton y el habitual cameo en este tipo de películas de Ben Stiller que, aunque ya empieza a ser cansino, siempre gusta al espectador.

Por eso el film sale airoso de la contienda, porque autoconsciente de sus limitaciones consigue que la aturdida audiencia se olvide de su manida historia de autosuperación, de que el amor es lo que salva a las personas e incluso de su mensaje pseudopolítico en contra del egoismo pisoteador y en favor de la cooperación entre las personas. Lo que el público ya espera es simplemente cual será el siguiente gag, y como hay muchos y algunos bastante buenos, al final sólo se recuerda que has visto una película que te ha hecho pasar un rato más que aceptable, y eso no es moco de pavo.

Lo mejor: Billy Bob Thorton
Lo peor: La presencia de Stiller empieza a cansar.

Espero que los validadores de Filmaffinity me permitan esta licencia, pero es que las sensaciones que me ha transmitido esta película son las mismas que la canción "Somewhere only we know" del grupo Keane (cuyo nombre curiosamente coincide con el de la película). Se podrían resumir, en tristeza, desesperanza, vacio y melancolía.

I walked across an empty land
I knew the pathway like the back of my hand
I felt the earth beneath my feet
Sat by the river and it made me complete

Oh simple thing where have you gone
I'm getting old and I need something to rely on
So tell me when you're gonna let me in
I'm getting tired and I need somewhere to begin

I came across a fallen tree
I felt the branches of it looking at me
Is this the place we used to love?
Is this the place that I've been dreaming of?

Oh simple thing where have you gone
I'm getting old and I need something to rely on
So tell me when you're gonna let me in
I'm getting tired and I need somewhere to begin

And if you have a minute why don't we go
Talk about it somewhere only we know?
This could be the end of everything
So why don't we go
Somewhere only we know?

[break]

Oh simple thing where have you gone
I'm getting old and I need something to rely on
So tell me when you're gonna let me in
I'm getting tired and I need somewhere to begin

So if you have a minute why don't we go
Talk about it somewhere only we know?
This could be the end of everything
So why don't we go
So why don't we go

This could be the end of everything
So why don't we go
Somewhere only we know?

Lo mejor: Su aplastante sencillez
Lo peor: lo mal que se te queda el cuerpo

Me hubiera encantado poder decir que esta película no es más que otra de esas estupideces modernas, donde mostrarnos chicos paseando por pasillos y hablando de sus tonterías adolescentes se convierte en el summum de la posmodernidad pomposa, vacía, pseudointelectual, pretenciosa y aburrida.

Pero es que hay más, detrás de este presunto intento de falso documental realista se huele el isoportable hedor del fascismo más reaccionario que nos podamos encontrar. Gus Van Sant se dedica a ofrecernos una justificación simplista de lo que paso en Columbine, basándose en el conocido efecto acción-reacción se nos ofrece todo un catálogo de arquetipos high-school, donde los matones abusan de los más desprotegidos y donde un centro de estudios es lo más parecido a una prisión. Entonces, lo que pasa luego es entendible, dos chicos márginados se dedican a nutrirse de nazismo, mantener una insana relación homoeròtica, fascinación por las armas, amor por la música germánica y a jugar a shooters en su ordenador. A continuación los chicos, pobres ellos, deciden que es momento de acabr con tanta injusticia que oles oprime y acabar con todo aquello que les molestaba.

Vamos, que Joseph Goebbels se hubiera sentido orgulloso de haber contado en sus estudios cinematográficos con propagandistas tan buenos como el Sr. Van Sant.

Lo mejor: Su corta duración
Lo peor: La bajada de pantalones de la crítica