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España España · A Coruña
Críticas de Malemute Kid
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Críticas 85
Críticas ordenadas por utilidad
10
11 de febrero de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre puede verse el lado positivo de casi cualquier cosa, hasta en una censura castradora de ideas, de opiniones opuestas, de diferentes maneras de pensar. Incluso en la más profunda oscuridad puede surgir un destello de luz, por leve que sea. Eludir la censura puede convertirse en un excelente ejercicio para explorar al máximo las capacidades de un artista y así definir todas las aristas del noble arte de sugerir, que no tiene por qué ser necesariamente mejor que mostrar, pero sí invita al espectador a hacer un esfuerzo intelectual que resulta mucho más gratificante cuando se comprende el trasfondo de la película.

Víctor Erice regatea con maestría la vigilancia censora en El espíritu de la colmena. La represión es palpable a través de cartas, fotografías, recuerdos. Fernando (Fernando Fernán-Gómez) y Teresa (Teresa Gimpera) sufren en silencio las consecuencias de la Guerra Civil, recuerdan con dolor un pasado feliz, anhelando un futuro que la violencia resquebrajó, llorando por dentro a los que ya no están. El pasado les obliga a vivir, no en el exilio, pero sí recluidos. Dentro de la colmena, pero aislados en un pueblo perdido. Aceptando la férrea jerarquía de la colmena. Alienados.

El contrapunto lo ponen las niñas, sobre todo Ana (Ana Torrent), ajena a la oscura realidad, soñando con el cine y El Doctor Frankenstein. Isabel (Isabel Tellería) está más en connivencia con este mundo real. Se muestra indiferente al dolor ajeno, disfrutando de él, y asume la muerte con naturalidad. En cambio a Ana la muerte le afecta, incluso en el cine. Cree que las películas no mienten, pues ha visto con sus propios ojos al monstruo. El maquis, al igual que el monstruo del doctor Frankenstein, huye al ser repudiado por la sociedad, encarnando el mal y los valores que ésta rechaza. Ana lo descubre y le ayuda. La inocencia y la desbordante imaginación de Ana chocan frontalmente con el mundo sombrío y dañino creado por los adultos, una colmena donde no existe el individuo, donde es anulado, y en la que ella descubre qué es el dolor y la muerte. Pero donde no alcanza esa represión es en la imaginación, quizás ese espíritu mucho más poderoso que por intangible no puede ser sometido. A pesar de la infancia traumatizada, los sueños y la bondad de una niña sobreviven. Y vencen. Igual que al sesgo de la censura se le escapa la verdad disfrazada. Ese es el poder de la imaginación. El espíritu de la colmena.
Malemute Kid
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7
21 de marzo de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Billy Beane (Brad Pitt), ex jugador y manager del Oakland Athletics, revolucionó el béisbol aplicando el análisis estadístico a la hora de fichar jugadores. Algo tan notablemente científico no fue bien encajado por el entrenador y los asesores del club, cuyo criterio era más afín a una perspectiva basada en el olfato que su veteranía les ofrecía, lo que les llevaba a pensar que lo impredecible en el deporte se escapaba de cualquier cálculo matemático y sólo podía ser contrarrestado por la experiencia, opinión que chocaba frontalmente con las nuevas ideas de Beane.

El argumento es un excelente caldo de cultivo para mostrar todos los entresijos de un club deportivo, desde el propio partido de béisbol, que es lo que el espectador conoce, hasta lo que no pero intuye por los medios de comunicación: las negociaciones, broncas en los vestuarios, lucha de egos, despido de jugadores, etc. En otros aspectos como el desarrollo de los personajes quizás no aporte lo mismo. El personaje de Brad Pitt acapara casi toda la película, y aún así parece insuficiente para explicar cuales son sus motivaciones, definir algo más el nexo que las une con ese pasado que acabó en fracaso o extenderse en la relación con su hija y su ex mujer. De esta manera, Robin Wright Penn (su ex) no deja de ser un mero complemento del personaje de Brad Pitt, sin desarrollo propio. Art Howe, el personaje de Philip Seymour Hoffman, cuya pose como entrenador barrigudo y de mal carácter no puede ser más formidable, apenas tiene cabida en un guión monopolizado por Pitt, desaprovechándose una buena parte de su potencial. Apenas Jonah Hill puede hacerse un hueco, interpretando al joven matemático que asesora a Pitt con su nuevo método.

Sin embargo, sus defectos no son tan grandes ni molestos como para no mantener el interés en la historia y la coherencia en la estructura narrativa, permitiendo su disfrute sin necesidad de saber nada de béisbol y ver a Pitt como pez en el agua en una película tan genuinamente americana.
Malemute Kid
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6
19 de febrero de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras triunfar en los oscar de 2008 con Slumdog Millionaire, Danny Boyle retoma la senda del éxito con la nominación de su nueva película, 127 horas. Esta cuenta la historia real de Aron Ralston, un montañista que, en 2003, practicaba senderismo en el cañón Blue John, en Utah, un paraje ídilico para el aventurero más osado, repleto de grutas, piscinas naturales y paredes verticales. En un descuido, Ralston sufrió un desgraciado accidente que le atrapó el brazo derecho bajo una roca. Sólo, sin nadie que supiera de su paradero y sin más pertrechos que una cámara de vídeo, una cantimplora medio vacía y una navaja, sufriría una pesadilla que duró cinco días.

La dificultad de llevar a cabo una película en la que el protagonista se pasa todo el tiempo atrapado sin poder moverse y, en un intento de no aflojar el ritmo bajo ningún concepto, llevó quizás a Boyle a abusar del uso frecuente de alucinaciones ante la falta de agua y alimentos y de sueños por parte del protagonista, evocando un pasado reciente en el que aparecen sus allegados y personajes ficticios. Una película con una premisa similar, Buried (2010, Rodrigo Cortés), en la que el protagonista, Ryan Reynolds, se encuentra durante todo el metraje atrapado en un ataúd, elude admirablemente la utilización de este recurso. Sin embargo, también es cierto que da muchísimo juego el hecho de que le entierren junto a un teléfono móvil.

Por otro lado, la interpretación de James Franco como el montañista Aron Ralston resulta muy creíble, un actor que había pasado desapercibido para mí en Spiderman (2002) y Mi nombre es Harvey Milk (2008) y que logra transmitir (también Ryan Reynolds, todo hay que decirlo) la angustia y desesperación que debe sufrir cualquiera al verse en una situación tan límite, al borde de morir por inanición y sin posibilidad de escape.

Es, por tanto, una película que logra mantener el pulso narrativo, enganchando al espectador a pesar de ciertas licencias más que discutibles, y que conecta gracias a uno de sus pilares básicos, la interpretación de James Franco, logrando al menos hacer honor a la historia de supervivencia del aventurero Aron Ralston.
Malemute Kid
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5
3 de diciembre de 2013
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica superproducción de la época para la que no se escatimaron medios: un reparto estelar, decorados de lujo, una fotografía impecable...Todo ello para contarnos la más que sobada historia de Jesús desde un prisma convencional durante más de tres horas, y pensada, como se ve en el pretencioso título, para triunfar entre el gran público y ser la película definitiva de Jesús de Nazareth.

El rigor por divulgar la visión occidental llega al extremo de mostrar a un Jesucristo interpretado por un actor sueco de más de 1,90 y ojos azules, genética que comparte con la mayoría del reparto, además de pretender dar un matiz de historicidad a una figura que tiene más de mítico que de histórico.
Malemute Kid
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5
11 de noviembre de 2008
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si pasamos por alto lo absurdo del argumento la película se deja ver, unos presidiarios que se fugan de la cárcel, se refugian en la casa de unos comerciantes y estos los acogen en su casa como si los conocieran de toda la vida (ala! venga como en la peli es Navidad todo el mundo es buena gente). Es sorprendente sinceramente, yo no sé hasta que punto este hecho se acerca a la realidad y si en verdad en la Isla del Diablo había tan buen rollito a finales del XIX, pero aquí en mi barrio lo primero que haríamos sería llamar a los maderos o darles cerita hasta en el carné de identidad (bueno quizás más lo primero, dependiendo del tamaño de los fugados).

En definitva, que yo pasé por alto este despropósito porque estaba Bogie, Peter Ustinov, dirigía Michael Curtiz, Basil Rathbone (me encanta este actor, un tío que hacía fenomenal de villano cuyo jeto me acojonaba de pequeño en películas como "El capitán Blood" o "Robin de los bosques")... e intenté disfrutar de ella lo que pude. Y lo conseguí hasta cierto punto, pues hay escenas que son graciosas, o por lo menos te sacan una media sonrisa, pero hay otras con un humor excesivamente ingenuo.

Para ser una comedia tiene un ritmo demasiado pausado, a lo que no ayuda que la totalidad de la película se desarrolle en la tienda-casa de la familia de comerciantes.

Una película poco interesante que se puede pasar por alto sin problemas, que no está ni mucho menos entre los mejores trabajos de Humphrey Bogart, ni de Peter Ustinov y ni mucho menos de Michael Curtiz.
Malemute Kid
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