Munich o el talento de Mr Spielberg para contar una historia de espias como las de antes es la confirmación definitiva, por si existiera duda alguna sobre dicha confirmación, de que este director sabe alternar historias entretenidas y espectaculares con otras más adultas y de gran calidad y casi siempre arriesgándose con temas verídicos que le han afectado a él en mayor o menor medida a lo largo de su vida. La película montada prodigiosamente y con un guión muy elaborado, nos cuenta a través de sus casi tres horas de metraje la historia del secuestro y asesinato de nueve atletas israelies a manos de terroristas palestinos y la posterior venganza del gobierno de Israel ante semejante matanza.

Spielberg nos muestra esta venganza sin ningún tipo de concesión real¡zando uno de sus trabajos más comprometidos y valientes hasta la fecha al no mostrar favoritismos hacia ningún bando y al mantenerse en terreno neutral en todo momento. Mima la historia, a sus personajes y dota al conjunto de una credibilidad muy pocas veces vista en otra películas del mismo género y consigue involucrarse hasta tal punto en ella que logra con Munich, según mi propio criterio, uno de los films de denuncia más personales y eficientes que he tenido el placer de ver en mucho tiempo.

Mención a parte tiene el grupo de actores encargados de llevar a cabo los asesinatos selectivos, cinco agentes altamente cualificados liderados por el agente del Mosad Avner personaje encarnado por el siempre eficiente Eric Bana, aquel actor que se metío de forma magistral en la piel de Hector y consiguío comerse de un solo bocado a Aquiles encarnado por un blandito Brad Pitt en la fallida Troya. Bana va mostrando a lo largo de la película el deterioro personal de Avner, esposo y padre ejemplar convertido en asesino despiadado, de una forma creible y para nada estereotipada.

En definitiva obra magna de un maestro como Spielberg que a estas alturas aún nos sigue y nos seguirá sorprendiendo con películas como esta.

Cada año entre las cientos de películas que estrenan, siempre habrá una o como mucho un par de ellas que podrán ser tratadas de manera unánime por la crítica especializada o por los espectadores como grandes obras maestras. Películas que nos harán ver o entender el cine de otra forma distinta no como si fuera un entretenimiento cualquiera si no como arte en estado puro o la capacidad de, aún contando con un bajo presupuesto y con un equipo técnico muy reducido, narrar una historia en teoría sencilla bajo los parámetros mas aústeros del cine clásico y lograr con esta simple fórmula entrar en los anales del 7º arte como una clarísima y evidente OBRA MAESTRA, tal como el caso de la película que me dispongo a analizar a continuación BROKEBACK MOUNTAIN.

Brokeback mountain es ante todo una historia de amor imposible entre dos hombres, gente con prejuicios por favor que se abstenga, que terminan profesándose un amor que va más alllá de la lógica y que va tomando forma o cuerpo o vida de una manera natural durante todo el metraje al ser contado, sobria y austeramente, como si de una historia de amor clásica a la antigua usanza se tratara.

La película basada en un relato muy corto consta de tres partes, etapas o periodos claves en la vida de los dos protagonistas. Por un lado tenemos el encuentro entre Ennis Del Mar, un Heath Ledger soberbio en el papel de hombre complejo a la vez que torturado y atormentado por la vida que lleva y por el destino que le espera y Jack Twist, sobriamente interpretado por Jake Gyllenhall, eje principal en el que va girando continuamente el alma torturada de Ennis y a la vez personaje dotado de una ambigüedad que no trata de esconder en ningún momento. Este encuentro y posterior romance se pasea durante la primera parte del metraje entre una serie de estampas paisajísticas cargadas de un lirismo y de una poesia tal que rebosa cine clásico por los cuatro costados para a continuación pasar de forma natural, como la vida misma, a la segunda etapa o periodo para contarnos la cotidianidad de las vidas reales de los dos protagonistas y los futuros encuentros entre ambos. Mención aparte en este momento de la historia tiene Alma, la sufrida mujer de Ennis, papel poderosamente interpretado por Michelle Williams y que hace que me venga a la memoria otro personaje de connotaciones muy similares el interpretado por Marcia Gay Harden en la magnífica Mystic river.

Llegamos así al tercer periodo, o mejor dicho acto, marcado por un desenlace seco, conciso y nuevamente rebosante de ese clasicismo protagonista absoluto del film y es en este punto donde se condensa con mayor intensidad el lirismo del que hace gala esta gran película.

Y aquí termino mi crítica recomendando el visionado de brokeback mountain a todo el mundo que se precie de amar, de disfrutar, de soñar e incluso de vivir con el buen cine de toda la vida.