Lo primero que quisiera decir, es que teniendo en cuenta de que se trata de una adaptación de un video-juego, la cosa pinta mal. No se puede pretender que de un juego de recreativas salga una gran película, por la sencilla razón de que éste último sólo es un entretenimiento con jostick y "Street fighter, la última batalla" es un película y como cine que es, debe tener un guión. Si se pretende presentar a los personajes (patéticos todos ellos) y ponerlos a dar patadas hasta el final, el resultado el claro. Mala

Quizá sea una de sus películas mas conocidas, y hay que reconocerle el mérito. Fue de las primeras donde realmente atisbamos ver cine Hollywoodiense y no una cinta producida gracias a una propina de bar. Van Damme se junta con Dolph Lundgren (quizá su mejor película), que termina incluso superandole en carisma. Éste es, quizá, el mayor logro de la película, juntar a dos actores en alza por aquel entonces, para (intentar) darle mayor empaque al conjunto. Si a eso le añades el rollo futurista-robot-cyborg que se llevaba por aquel entonces ("Robocop" y "Terminator II"), ya tenías una recaudacion en taquilla asegurada. Lo peor de la película es la interpretacion del belga. Aburridita.

Pretenciosa e ilógica, hasta limites insospechados. El comienzo resulta muy interesante, pero con el paso de los minutos vemos que todo queda a espensas de los efectos especiales, las peleas y de una pseudo filosofía que hace aguas por todas partes. El guión es tan enrevesado que no lo comprenden ni los propios guionistas. El héroe de la función no tiene ni pizca de carisma y siempre se salva de la muerte de una manera patética. En conclusión, una mediocridad envuelta en papel de colores.

Esta película es de las más valoradas, en buena parte porque no se anda con rodeos ni con estúpidos adornos efectistas en el guión. Además de ésto, Van Damme se luce como en pocas ocasiones. Pero la historia es muy floja, los personajes son bastante olvidables y se respira una pestilente ingenuidad a lo largo de todo el metraje, que tira para atrás. Eso si, en cuanto a espectáculo luchístico, es de lo mejor del actor.

El problema no es que la película tenga un presupuesto muy justito y una escasez de medios alarmante, el problema es que está rodada de la manera más torpe posible. El guión es de una simpleza brutal, más que un film parece un documental. Los personajes son más planos que una mesa, el único que se salva medianamente es Dolph Lundren y aparece en pantalla unos escasos minutos. Por su parte, Van Damme pone la misma cara de pena hasta el final y Arlovski, directamente, no se puede decir ni que actue...
La violencia gratuita que nos ofrece, es eso, gratuita y absurda. Las escenas de acción son de andar por casa y la banda sonora es de risa.
Poco más que añadir, una película tremendamente cutre y mala.