Cuatro años después de la emocionante aventura de los juguetes, una segunda película recogió un legado dificilmente superable, o al menos eso se pensaba. Woody, Buzz y los juguetes de Andy vuelven a la carga en esta magníficia secuela, que recoge todo lo innovador de su antecesora y lo multiplica por dos.

Y esque 'Toy Story 2' parece un intento por parte de Pixar para sacar dinero dinero fácil, y en cualquier caso puede que así sea, pero dejando de lado los motivos económicos, esta película resulta mucho más compleja que su antecesora, más divertida y sin caer en la risa fácil, una aventura más emocionante y emotiva, con nuevos personajes bastante peculiares que llenan la cinta de valores como la amistad frente a la ambición y la venganza. El apartado técnico y visual es sublime, con texturas y escenarios perfectos junto a un diseño de los personajes (tanto los juguetes como las personas) magistral.

Todavía me acuerdo cuando con tan sólo cuatro años vi esta película en el cine. Y once años después sigo teniendo la misma sensación cada vez que la veo, MAGISTRAL. ¿Quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas?.

Si hay algun videojuego que destaque a la hora de nombrar los mejores de la historia, ese es Final Fantasy VII, y esque es uno de ellos, por no decir el mejor. Esta pelicula de animacion expande el universo visto en el juego y se invento una historia de lo que pasa despues de un par de años. En mi opinion esta pelicula podria no haberse echo perfectamente, ya que sobra, pero como lo hecho, hecho esta, hay que apechugar y criticarla.

Las personas que no hayan jugado al juego y vean la pelicula, la verdad esque no se van a enterar de casi nada, ya que la pelicula da por echo que se conoce lo que ha pasado asique no se pausa en explicarlo, y puede llegar a confundir porque muchas veces no se sigue bien le trama. La cinta esta llena de referencias al universo del juego, tanto al FFVII como a su precuela de psp: Crisis Core FFVII, y si los fans de ambos juegos (entre los que me incluyo) la ven, estas referencias dejaran muy buen sabor de boca, aunque la pelicula no acaba de saciar el frikismo del fan y es por ello que la cinta no sera recordada como ninguna obra maestra, sino como una interesante pelicula de accion (destacable sobretodo en la animacion y en las peleas, magistrales) pero que deja muchos cabos sin atar y con una historia que se enreda y no se desenlaza.

Ahi es todo.

Toda película del agente 007 es un libro abierto que espera ser leído, cada película es una aventura, con su principio deslumbrante y un final siempre adecuado, con su malo malísimo gordo y feo, y su bueno buenísimo apuesto, valiente, con un gran sentido del humor y sobretodo un sex symbol fuente de las miradas de todas las chicas, cada película cuenta con una trama lineal llena de giros, acción, humor, romances y por encima de todo lo que tiene es entretenimiento del bueno durante todo el metraje.

'James Bond contra Goldfinger' consta de todo ello y más, partiendo de un guión fuerte aunque un poco mal aprovechado, la película arranca magnificamente y avanza a ritmo de una grandisima música típica de holliwood y de las películas del género y con un habitual sentido del humor fruto de algunas situaciones absurdas y chocantes muy bien llevadas y dirigidas aunque con menos acción de lo esperado, que por malo que a simple vista parezca, no lo es. Lo malo es que este ritmo se para más o menos a mitad de la película dónde descansa hasta reanudarse en el magnífico final, resumiendo, una magnífica primera hora, pero que va bajando el nivel a lo largo del film exceptuando el final. Una buena interpretación de Sean Connery en el papel del espía británico James Bond, un gordo y malvado Goldfinger con su ayudante koreano medio terminator y muchas chicas rubias guapas consituyen el elenco protagonista de la película.

En resumen, entretenimiento del bueno durante toda la película que no cansa, pero que se queda corta, gracias a su escasa duración y una historia muy buena pero un poco mal aprovechada.

Siempre he defendido una postura clara; la crítica más constructiva y rentable es la que uno hace de sí mismo. Porque desde dentro es mucho más fácil extraer el jugo para criticar, y desde luego, puede resultar mucho más divertido. En una época como la que estamos viviendo actualmente, no son muchos los que se atreven a echar la vista dentro para reirse a nuestra propia costa, pero quien lo hace, al menos que lo haga bien. Y qué mejor para dicho cometido que Pedro Almódovar, quien regresaba del Olimpo del cine español con la promesa de divertir a su pueblo en una época en la que un minuto de diversión puede valer su precio en oro. El machego nos ofrece 90, por el precio de una entrada de cine.

Tras varias películas lejanas al característico estilo de sus inicios, el doblemente Oscarizado director español vuelve a pintarnos un variopinto y extravagante cuadro de personajes y situaciones absurdas, esta vez enmarcado en un único escenario aéreo. Un viaje con destino a México se ve abordado por un problema que les impide aterrizar, lo que creará una situación de catarsis generalizada donde las pasiones y problemas más íntimos y profundos saldrán a relucir entre ellos. Una especie de ‘Aterriza como puedas’ adaptada a la era moderna. O lo que es lo mismo: una comedia sin prejuicios que huye de la pretenciosidad y cumple a la perfección con su cometido, el del entretenimiento puro y duro, el de divertir y hacer disfrutar de forma entrañable al espectador. Una cinta tan absurda e inverosímil que por desgracia, también acaba por ser demasiado exagerada, e incluso predecible, aunque por suerte se da cuenta de ello a tiempo para finalizar el metraje.

El “trío dinámico” formado por Carlos Areces, Raúl Arévalo y Javier Cámara lideran, o mejor dicho, acaparan la película aportando la mayor parte de la vena humorística y protagonizando la mejor escena de la cinta. Un momento musical que, me atrevo a decir, pasará de manera prácticamente instantánea a la meca de nuestro cine. Entre el resto del reparto encontramos grandes estrellas de la televisión como Miguel Angel Silvestre o Hugo Silva, viejos conocidos del cine de este director como Cecilia Roth, una radiante Blanca Suárez, un gran Willy Toledo y las fantásticas actuaciones (como siempre) de Lola Dueñas y Antonio de La Torre. Una gran diversidad de estilos que ayuda en la labor de fortalecer el variopinto ambiente retratado en la cinta. Una metáfora de la España actual que Almódovar critica de una forma fácil pero profundamente simbólica y efectiva.

El director realiza una de sus películas más desenfrenadas y sin ningún tipo de prejuicios. Su película, según él, más “gay”, donde sus fans más incondicionales encontrarán una vuelta a su estilo más puro y una vuelta a su comedia más alocada y divertida, mientras que el resto de mortales pasarán un buen rato alejados de las preocupaciones que da la verdadera realidad. Ni es de las mejores del machego ni pretende serlo. Almodóvar es Almodóvar, para lo bueno y para lo malo.

Hay directores que viven de sus éxitos pasados, y directores que prefieren mirar hacia delante y buscar repetirlo. Lejos queda ya el Óscar conseguido por la maravillosa 'Cinema Paradiso' que le dio a Giuseppe Tornatore el reconocimiento internacional. Algo que no impidió que el director italiano haya parado de hacer películas desde entonces, tocando una gran variedad de temas y estilos que le han consagrado como uno de los directores de cine italianos más importantes. Películas que, sin embargo, no le han devuelto el éxito conseguido. Con su nueva cinta, Tornatore regresa a la élite de los premios pero se vuelve a quedar a las puertas (en esta ocasión bastante lejos) de la élite de la calidad cinematográfica…

Un millonario experto en tasar y vender obras de arte y antigüedades recibe el encargo de una misteriosa joven de vender las obras heredadas de su padre. Poco a poco, se irá forjando algo entre ambos, con un gran misterio siempre en el fondo. Así se presenta una película que, sin embargo, no se acaba por decidir entre el drama, la intriga, e incluso la comedia repentina y fugaz que ni rodando en inglés el director consigue alejar. Este desorden de géneros acaba provocando que lo que a priori se presenta como una historia puramente Hitchockiana acabe resultando sosa, plana y sin ningún tipo de aliciente que permita al espectador penetrar en ella.

Tornatore elige centrar el desarrollo de su película en la pareja protagonista olvidándose de toda la intriga que en un principio la cinta puede transmitir. Así pues, durante 2 largas horas el espectador asiste a un espectáculo formal de lo más elegante, con un aspecto técnico impecable que, por desgracia, deja de lado a un fondo difícil de rellenar, que ni siquiera en su resolución (donde, todo hay que decirlo, ni siquiera confía en la capacidad deductiva del espectador) es capaz de sorprender. El problema principal reside en unos personajes con los que resulta imposible empatizar, ya sea por lo poco “humanos” que resultan, o por lo poco cotidiano de sus conflictos. Este alejamiento crea una barrera entre el espectador y la cinta que condena el visionado impidiendo provocar ningún tipo de reacción emocional, siendo la principal causa de la indiferencia que provoca.

Ni siquiera las superficiales y pretenciosas moralinas que se extraen de la cinta consiguen quedarse en la cabeza tras su visionado en una película tan larga como olvidable que acaba por contagiarse de las “virtudes” de su personaje protagonista: correcta y elegante en la forma, pero vacía, seca y desconocida en su interior Y es que la mejor oferta no es siempre la más atractiva…