Pones a Dani Rovira y ya tienes una comedia de éxito...no es tan fácil. Ignoro a esta hora el resultado en taquilla de esta ¿nueva? comedia costumbrista española que apenas me ha sacado un par de sonrisas.
No consigo encontrar la gracia a esta propuesta hispano argentina con temática tan española y distribuida por la Warner. Rovira me gusta como actor y pone en los papeles toda la carne en el asador pero aquí no parece cómodo y el,público se ríe sin ganas.
Este año la cosecha de cine, no solo de cine español, está siendo bastante decepcionante para la taquilla y solo Disney puede salvar el año. Este taxi no va a ninguna parte.

Gastarse dinero en contar la historia de un parvo descarado y absurdo es la culminación de una absurda carrera dedicada al engaño masivo… no hablo del pequeño Nicolás… hablo de Netflix que cree que estrenar todos los días le dota de un gran catálogo y lo único que consigue es acrecentar el horror audiovisual que venimos padeciendo desde que aparecieron estas plataformas ávidas de material aunque sea tan hediondo e infecto cómo éste.
La historia del sujeto pasivo Francisco Nicolás carece del más mínimo interés cinematográfico. Escucharle a él y al delincuente Villarejo explicar sus andanzas causa mucho sonrojo. Los secundarios de la tinta trama real son tan patéticos y absurdos como el y darles altavoz es hacer un flaco favor a los ciudadanos en fase de formación que pueden coger ideas para triunfar pensando que nace un tonto cada minuto.
Entre películas coreanas de gente cabreada o aburrida, adaptaciones literarias de novelas mala, películas españolas que generan hastío y series muy malas…. Netflix triunfa.

¡Se acabó! Es la última vez que me gasto dinero en ver un producto relacionado con MARVEL.
Desde ETERNALS no he visto cinco minutos de CINE en ningún título de los que he soportado. Parece que el fallecimiento de Stan Lee hubiese acabado con todas las posibilidades de la marca.
Cuando el cine aburre de esta manera y con películas dirigidas a este público, se está pegando un tiro en el pie. Alguien que soporte un bodrio como éste es muy posible que no quiera volver a pisar una sala de cine durante un tiempo. Madame Web termina siendo una película que carece del mínimo ritmo exigido al género. Aburrida, tediosa y muy mal dirigida. Una tomadura de pelo a las que nos han acostumbrado las producciones de súper héroes de cualquiera de los Universos Cinemáticos que llegan a las pantallas cuando nunca debieron ser rodadas.
No hay absolutamente nada que se salve. Nada. Una vergüenza.

Brillante película del irregular Daniel Calparsoro que cuenta con un extraordinario guión lleno de verdad que te atrapa en la butaca y no te deja ir. Es de un auténtico maestro el manejo de la acción dotando a la trama de un ritmo endiablado seleccionando casos reales que están en la memoria reciente de nuestro país. No se la película sobre un chico de Vallecas… es historia negra de la España del pelotazo, la corrupción y los valores en venta.
Los actores cumplen con nota alta dando vida a los pícaros del siglo XX que se forraron con total desparpajo aprovechando los vacíos legales y las necesidades que el gobierno de la dictadura había creado. Los unos, los otros y los medio pensionistas hicieron del robo un arte demostrando que el Siglo XX Cambalache del tango, en España, había despertado para liderar el ranking de corrupción y en EL CORREO Calparsoro lo narra como nadie.
Extraordinario trabajo de producción que cuida el detalle al máximo y una BSO iluminada.
Éste cine si es exportable.

2022 está siendo vendido en la prensa y la crítica autocomplaciente como el gran año del cine español a pesar de que las cifra finales de taquilla dejan el triste panorama de que el 60 por ciento del total es para dos películas, Padre 3 y Tadeo 3, un 30 por ciento para otros cuatro títulos y el resto, muchas, demasiadas, se conforman con el reparto del 10 por ciento restante. Esta notable película está entre ese 10%. Y, seguramente, se merecía un mejor pasar por las salas.
La historia es entrañable y te saca sonrisas y algunas lágrimas emocionadas gracias al inconmensurable talento de un Karra Elejalde que nunca defrauda y con un Ivan Barnez que pone sentimiento en la elaboración de su personaje. Una buena dirección y unas calidades técnicas que llevan a pensar en un buen recorrido por festivales y un mal resultado en taquilla porqué el público al que va dirigido hace cuatro años que cayó en las garras de las plataformas.
Una buena película que no es poco.