Una explosión de creatividad pocas veces vista en una pantalla de cine, tan deslumbrante que puede hacerte cerrar los ojos por instantes. Quienes consigan aguantar la mirada, o se vuelvan a conectar después de algún pestañeo, se zambullirán en una luz mucho más profunda de lo imaginado, donde cada destello en forma de chiste grueso, golpe de kung fu, giro surrealista, referencia cinematográfica o traje colorido puede de repente convertirse en una emotiva y poética reflexión que dé un poco de luz al insondable universo que late dentro de cada uno de nosotros y nos anima a conectarlo, sin miedo y con amor, al resto de universos que orbitan la cotidianidad.
Casi nada.

Y después de está flipada un AVISO.
Para aquellos que no somos entusiastas del cine de artes marciales hay un momento, poco antes de la mitad del metraje, en que es bastante fácil quitar la película, bajarse a tomar una caña o simplemente echarse una siesta. A esas alturas nos han sorprendido ya unas cuantas veces pero da la impresión de que todo es producto de una fumada y que simplemente va acumulando disparates que no van a ninguna parte.
ERROR!!

Desde que la protagonista acepta su destino, todo, a veces incluso los detalles más inverosímiles, comienzan a tomar sentido. Nos van introduciendo en una preciosa historia sobre nuestro lugar en el mundo y sobre las relaciones humanas, especialmente las familiares. Sí, la película tiene un mensaje muy familiar. Esto será positivo para unos y negativo para otros, desde mi punto de vista, por un lado todos somos hijos de alguien y por otra parte creo que el modelo de familia que presenta la película es el tradicional pero el mensaje está abierto a cualquier otro modelo que tenga al amor como sustento. Prueba de ello es el personaje de la hija.

Más allá del bache por saturación a mitad de película, de alguna secuencia muy cerca del sentimentalismo barato (yo piqué y se me cayó una lagrimilla) y de un tramo final quizá alargado de más, es indudable que se trata de un guión que desborda originalidad y queda muy cerca de ser redondo, como poco circular.
Es fácil encontrar paralelismo con "Swiss Army Man" la anterior película de los Daniels que también mezcla el surrealismo, la escatología, el existencialismo, la cursilería y el drama más oscuro. Todo a la vez.
Sin duda hay que seguirles la pista.

En los aspectos técnicos/ artístico, todo el diseño de producción de la película es una pasada. Una orgia de colores donde los vestuarios y los atrezzos cobran protagonismo en muchas ocasiones pero dónde sobretodo hay que destacar el montaje, que más allá de florituras visuales es capaz de guiarnos hasta la emoción a través de una historia que cruza decenas de universos en un solo instante. Todo un alarde. Entre esta y Elvis se repartirán todos los premios de montaje de la temporada y es más que probable que cualquiera de las dos hubiera arrasado en otra añada.

Otra cosa que siempre gusta a los cinéfilos son las referencias y "Todo a la vez..." está plagada, siendo algunas de ellas bastante importantes. Las más evidentes e indisimuladas son "Matrix" , "Ratatouille" e "In the Mood for Love". interesante ensalada.
"In the Mood for Love" es una película conocidísima para casi cualquier cinéfilo que tenga entre 30 y 50 años pero quizá no tanto para el gran público. Uno de los universos de esta película está inspirado en ella de forma tan directa que es posible que quienes recuerden el aura y las emociones de la original conecten más hondamente en esa parte.

Las interpretaciones están a la altura pero la experiencia es principalmente un espectáculo visual, donde eso sí todos los protagonistas tienen cierto tirón.
Michelle Yeoh se busca a si misma entre golpes y llaves de kung fu, y por momentos parece que la vida del personaje y de la actriz tienen mucho que ver, al menos en alguno de los universos. Lleva el peso de la película y está divertida cuando le toca y dramática una escena más allá. Su personaje muestra distintas personalidades y está estupenda en cada una de ellas.
Jamie Lee Curtis que es el rostro más popular sale irreconocible haciendo de funcionaria de hacienda, malvada villana o incomprendida y desconcertada amante según como se mire.
El protagonista masculino es Jonatan Ke Quan, más conocido como "El chino de Indiana Jones y los Goonies" que, a modo de homenaje, luce una riñonera multiusos. Me encanta como lo hace. Su personaje despierta mucha ternura y como se termina descubriendo eso es justo lo que pretende.
Y para completar los guiños el abuelo es James Hong, AKA "el malo de Golpe en la pequeña China.

Y bueno.... esto es to, esto es to, es todo amigos "Todo a la vez en Todas Partes" o como en un mundo plagado de superhéroes de repente unos tipos que vienen del cine indie nos traen el mejor espectáculo familiar de acción y ciencia ficción desde Matrix. Un divertimento profundo , del que se sale con ganas de ser mejor persona y que cuenta con al menos una escena que nunca se olvidará... sí... esa...la de las piedras.