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España España · Torre del Compte
Críticas de alberto
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Críticas 32
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
27 de abril de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hortense Laborie era una prestigiosa chef del Perigord cuando el presidente francés Francois Mitterrand decidió contratarla como cocinera particular en el Palacio del Elíseo y responsable de las comidas presidenciales por encima del chef de la gran cocina del palacio. Por tanto tenemos historia del tipo que encandila a los franceses y a los norteamericanos (dos regímenes políticos de ejecutivos presidenciales) y suelen dejar más bien fríos a los que vivimos en monarquías o gobiernos democráticos parlamentarios con presidentes poco menos que honorarios. Es decir la de la lucha de clases o sexos en las que la parte débil, el pobre o la mujer, logran escalar hasta ponerse a la altura del "príncipe" presidente librando batallas contra poderosos establecidos y más bien clasistas o misóginos que forman parte de la clase poderosa vecina al presidente.

Diseñada como un flash back cronológico visto desde un presente que es futuro de los hechos narrados, la cosa resulta un poco confusa ya que no se nos aclara bien el comienzo y las secuencias de uno y otro tiempo no están debidamente separadas. La presentación de recetas y platos hacen salivar al espectador pero no se crean conciencia de estar viendo una buena película, cuyos momentos más interesantes--los que atañen a la cocinera y un presidente que se humaniza a través de la cocina familiar recordada y revivida por la eficaz cocinera-- quedan desvaidos y faltos de profundidad y consistencia.

Un juguete intrascendente, con ligeros toques de humor y un "actor", el ensayista literario, novelista y académico Jean d'Ormesson haciendo de presidente que seguramente encandilará a los franceses pero que aqui nos deja fríos, aunque no está nada mal su actuación para un actor improvisado. Christian Vincent, el director, no es un novato (esta es su octava película) pero no se eleva más que un buen director de serie para televisión y en definitiva eso parece la película. Catherine Frot hace un buen uso de su complejo papel, engañosamente atractivo, la cocinera ruda pero tierna, excelente profesional y llena de fuerza y energía. Punto y aparte para la música, firmada por Gabriel Yared, responsable de maravillas como las BS de "El paciente inglés" o "El talento de Mr. Ripley".
alberto
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3
24 de enero de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siento en el alma, Woody Allen ha sido uno de mis directores preferidos, pero últimamente no acaba de levantar cabeza. Parece que el anciano realizador judío, vulnerable, adicto al psicoanálisis, neurótico y ladino mago del diálogo irónico y usuario de un humor inteligente y vitriólico que siempre deja encantado al espectador, no acaba de encontrar su pulso habitual, enfangado en películas que parecen de encargo y de carácter "alimenticio". Como dice uno de los personajes al arquitecto-augur encarnado por el pocas veces no satisfactorio Alec Baldwin, "está claro que te has vendido".

Como en "Vicki Cristina Barcelona", en menor medida que "Midnigth in Paris", el recurso postalístico dedicado a una ciudad determinada (donde Allen ha sido agasajado y que, seguramente, correrá con parte de los gastos de producción de la película) hace agua en esta dedicada a Roma con el tópico a toda marcha (empezando por el inicio y el final con el "Volare" como tema musical y el cicerone a la manera felliniana haciendo de maestro de ceremonias) y un guion coral irregular que no complace de ninguna manera.

Woody vuelve a pinchar con esta Roma suya que trata de emular a Fellini y se queda en un pastiche de turista poco exigente, conforme con apuntar escenarios y personajes de lo más tópico (el de Roberto Benigni es de verguenza ajena, lo lamento por un intérprete como ese, cuya comicidad queda desvirtuada por un guión de sonrojo). Incluso el papel que se reserva Allen es de un esquematismo lamentable, apenas si Woody sabe representarse a sí mismo.

Infidelidades sin profundidad, personajes planos que transitan entre aspavientos por la película, enredos de alcoba a la italiana que han perdido el toque "Lubitsch" y la frescura que alguna vez tuvo Allen (ver "Manhattan", "Annie Hall" o "Maridos y mujeres"), desencanto y tristeza crepuscular (visibles en Baldwim, trasunto filosófico de Allen), integran una película olvidable y que hace desear que el otrora genial director cuelgue la batura si no es capaz de hacer algo mejor.

Los guiños contenidos en "Annie Hall" o en "Recuerdos" a los filmes de Fellini no deberían haberse "relacionado" con esta "Roma" que parece una burla involuntaria de anécdotas de la felliniana "El jeque blanco" (la pareja de recién casados que llega a Roma y la fama absurda e instantánea de la viuda que ignora que lo es, aquí evocada por la farsa que protagoniza Benigni). Y si a eso unimos la guasa surrealista del cantante de opera que solo funciona cuando está bajo la ducha, el resultado es un conjunto lamentable. Ojalá alguien le diga a Woody que se siente, pare y reflexione. Destacar a Baldwin y a Ellen Page como unicos actores con cierto tono "Allen", un aprobado raspado a los demás, incluida nuestra Penélope Cruz, totalmente desperdiciada en su papel de prostituta.
alberto
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