Había un anuncio que mostraba cómo tener unos dientes más blancos. La solución era ponerle un fondo oscuro,

La cuarta entrega de Fargo es interesante per se, pero carece (desde mi punto de vista) de la profundidad psicológa de sus antecesoras, Se me ha hecho larga, bastante larga y, quitando tres o cuatro personajes, el resto no tienen los mismos matices claro/oscuros de sus hermanas I, II y III. El rol feminista anteriormente empleado, la tozudez masculina y simplona que antes fueron características, aquí no son tan claras. El bajón argumental es notable y parece todo una excusa para hacerle un guiño a la T-II.

Si la comparo con las ya vistas, bajonazo. Si la califico aisladamente, un 7. Así que hago la media y la dejo en 6.

La presencia de Fargo IV es, como los dientes, un negro sobre blanco donde lo que más resalta es el fondo y no el motivo.

He visto dilapidaciones públicas de películas y series bastante más interesantes que esta bazofia. No sé si las máquinas de hacer series en las que se han convertido las plataformas de entretenimiento han narcotizado el sentido común de los sofaespectadores o es que yo me estoy volviendo en un viejo cascarrabias que no aguanta ya ni una patada en la entrepierna.
Acepta uno ciertas licencias argumentales y ciertos deux ex machina, pero esta miniserie sólo tiene de bueno que es mini.

¿Quién es Bond, James Bond? El comandante Bond es el mejor agente del MI6 con licencia 00. Sabemos que han habido y hay otros 00, pero Bond siempre ha sido el favorito de los distintos M que han pasado por la saga. Bond es machista, petulante, patriota por imposición, frívolo, play boy, bebedor y jugador (pero nunca patológico), no excesivamente dotado para la lucha cuerpo a cuerpo, pero resolutivo. Pues bien, el Bond de Craig es cualquier cosa menos lo anteriormente expuesto. Uno va a una película de 007 a ver explosiones, tramas sencillas, persecuciones, peleas a base de mamporros o a bastonazos y un final feliz admirando las curvas de una maravilla de la naturaleza que cae rendida por las artes amatorias de nuestro espía. Pues nada de esto sucede (o sucede muy light) en Skyfall. Las buenas buenas formas, lo políticamente correcto, está matando a 007.

La trama o argumento de la cinta es tan contundente que muchas de las críticas leídas hablan más de la credibilidad o no de la historia. Conozco a gente, muy normalita, que no le duelen prendas en reconocer que del cine sólo le interesa los tiros, las persecuciones, los golpes, las caídas y la chicha, y así definen las películas de acción, comedia o eróticas/pornográficas. Si a uno de estos colegas les preguntara por Compliance, su respuesta sería "a mí no me pasaría eso". Ya, ni a mí y lo digo así de taxativo. Pero esto son los árboles, el rico bosque nos invita Zobel a que lo pintemos nosotros mismos y los pinceles que nos presta es una interpretación soberbia, una fotografía maestra y una ventana (en mi caso fue en TV y en V.O.S.) para que nuestras aficiones voyeuristas se sientan lo más cómodas posibles.

Los actores están muy bien en general, pero sobresale, por encima de todos, Ann Dowd.

El conjunto de guión, actuación, retrato social, personajes y fotografía hacen que dé el primer 10 en una crítica.

Es difícil hacer una crítica seria sin spoilers para ejemplificar, pero voy a hacer lo imposible. Si bien la T-1 se deja ver (sobre todo porque acerca la realidad de maniobra de una facción terrorista ante un gigante tecnológico), la T-2 se explaya ante un público de sofimanta que, entre pedidos a Glovo, son capaces de "merendarse" cualquier tiroteo, persecución o explosión como si fuera una ración de pizza con extra de piña.

Krasinki está sobreactuadísimo (unas veces parece un misionero mormón de sonrisa bobalicona, y otras parece seguir los consejos del Seagal de turno).

Haber disfrutado de James Earl Jones en el papel de Greer y ver lo que hace con el personaje Wendell Pierce, es para arrancarse los párpados de tanto frotárselos uno.

Si optamos por los papeles mal aprovechados, no hablemos de Noomi Rapace...

Pero todo esto lo daría por pasable si no fuera una extraña mezcolanza entre el Equipo A de George Pepard y el Dolph Lundgren de Soldado Universal. Un argumento sujetado por alfileres de alambre tan fino incapaces de soportar la torpeza de los guionistas. Supongo que habrán untado bien a Tom Clancy para que no diga nada, aunque le rechinen los dientes hasta quebrarse.

¿Hay algo que se salve de la quema? Tom Wlaschiha, el que interpretó a Jaqen H'ghar en Juego de Tronos, y Jordi Moyá, sobre todo por haberse sabido adaptar a su guión de tirano sudanericano sin ridiculizar al personaje (aunque el argumento también falla en él).

¿Y, sin tan mal está, por qué le pongo un cuatro? Primero porque es un suspenso, y segundo porque a uno le gustan las historias de espías, pero que no digan que esto es Jack Ryan porque es mentira.