Sepan ustedes disculpar, pero uno espera reeditar mínimamente las emociones evocadas por la versión del 85, tanto en la previa al desenlace, como en las escenas que se suceden desde que Brewster y el timorato Vincent entran en la casa del vampiro (las uñas en el pasamanos, la cruz y la fe, la dientuda novia que simula llorar), o las de la conversión y la muerte del amigo de Charlie, etc, etc. Pero nada.

Cómodo es el personaje mejor logrado del film. Es un sujeto atormentado que busca que lo amen. Sufre por la desconsideración de su padre Marco Aurelio ("¡Hubiera incendiado el mundo por tí!"). Sufre por el rechazo de su hermana ante sus avances amorosos. Sufre porque la plebe favorece a un gladiador antes que a él. Sufre porque lo traicionan.
Sólo se lo ve feliz en la representación cirquera de Aníbal, en la que saca la lengua como un animal sediento de sangre. Cómodo no tiene escrúpulos ("No es un hombre moral"), y cuando una persona torturada y sin frenos morales tiene el poder, el resultado es un dictador sanguinario, porque usará todos los recursos del Estado para aplacar su dolor.
Cuando intenta vencer a Máximo de manera tramposa, demuestra que no tiene dignidad ni honra, y no las tiene porque no se quiere a sí mismo, todo esto consecuencia de que nunca fué amado. Marco Aurelio lo revela en sus últimas palabras: "Tus fallas como hijo son las mías como padre".