En los primeros diez minutos el protagonista pasa de ser un policía experto a un novato fallido, luego a un suicida decidido, tras cartón a un entretenido espectador de TV, muta al toque a un aburrido conserje en una seccional para culminar su camaleónica actuación como un cínico empleado público que prefiere comer donas antes que hacer su trabajo. Sí, diez minutos de total indefinición de su personaje. Solamente con este comienzo ya tendría que haber abandonado instantáneamente a este despropósito que pomposa e inentendiblemente se llamó "La fuerza de la naturaleza".
Nada es creíble. Ni la tranquilidad de todos los personajes ante la presencia de un temible huracán, ni la tos de Mel Gibson, ni el infantil guión tirado de los pelos, ni los diálogos vacíos de contenido que sólo sirven para rellenar silencios, ni la maldad incongruente del villano, ni la "mascota" del moreno, ni el spanglish, ni la belleza de la fuerza femenina de la cana de Puerto Rico, ni los clichés utilizados hasta el hartazgo en 725.558 películas, ni el tropical evento climatológico que no tiene la menor incidencia en la trama (salvo en el título) y que podría haber sido reemplazado por un corralito bancario o un Bar Mitzvah.
Lo único coherente en la eterna hora y media de metraje es la imbecilidad del protagonista, presente en cada uno de sus diálogos. Sharknado es una genialidad de Spielberg al lado de esto. Evitala, haceme caso como si yo fuera el mejor de los meteorólogos.

Interesante película de suspenso (ya que de terror sólo veo las cirugías faciales de Helen Hunt) mas que por su temática por el desarrollo del astuto guión y el quiebre a mediados del metraje que la transforma originalmente en dos films adentro de uno.
Hay sorprendentes vueltas de tuerca y una rotación de personajes en el lugar del principal de la narración, provocando esto un muy ameno relato y otorgando distintas visiones de lo que sucede en la casa que van explicando y cambiando el enfoque de nuestra percepción.
No te vuela la peluca pero es absolutamente recomendable si buscás algo medianamente diferente de las reiterativas historias que azotan este género.

Absolutamente recomendada por quién esto escribe la miniserie "Coppola, el representante". Una producción con muchos aciertos técnicos (cómo te ubica en la época en que transcurre cada uno de los capítulos, los títulos de cierre, la imagen) y en el eje de la historia en la cual Maradona casi ni aparece ya que se centra mas que nada en mostrarnos parte del rico anecdotario de un típico personaje de la noche; mujeriego, fabulador, inteligente y calculador. Seis episodios que se pasan volando con una personificación descomunal del Guillote a cargo de Juan Minujín. Diversión garantizada.

Recién hoy tuve la suerte de encontrarme con Pig. Decir que es la mejor película protagonizada por Nicholas Cage en los últimos veinte años no funcionaría como una gran recomendación teniendo en cuenta lo horrendo del criterio de selección del actor para elegir filmes en estas dos décadas (y podríamos ir más atrás también). Pero hacía rato que no me quedaba mirando como bobo la pantalla mientras corrían los créditos y la música de cierre hasta el final.

De trámite cansino y con el desarrollo de los personajes propio del cine independiente, la película comienza con un tono que al promediar la misma cambia abruptamente; al principio parece que abordara una de las clásicas temáticas de venganza del cine comercial yanqui de los últimos tiempos y no es así. Hay tanta metáfora, tanto simbolismo, tanto concepto desparramado sutilmente que si sos de los que buscan algo sensible y distinto en la pantalla te va a golpear. Sólo hay que tenerle paciencia. Tarda en llegar y al final hay recompensa.

Esta serie de 8 episodios cuenta la historia de Charles Sobhraj, un asesino en serie que en Tailandia envenenaba a mochileros extranjeros durante los años 70 para quedarse con su dinero, sus pasaportes y sus pertenencias. El saber que el relato está basado en hechos reales provoca cierto escozor y le aporta puntos extra a esta macabra historia.

El diseño de época, los paisajes asiáticos, el uso de los colores y la fotografía son los mayores logros de esta miniserie, al igual que las actuaciones de Tahar Rahim, de Jenna Coleman y sobre todo de Billy Howle (quien encarna al diplomático obsesionado en encarcelar a Sobhraj). La idea de prescindir de una estructura lineal en la narración para ir dando saltos en el tiempo puede llegar a irritar pero no molesta tanto como ciertas reiteraciones en los sucesos que sólo pueden atribuirse a la necesidad de Netflix de alargar innecesariamente el producto.

Con todo, "La serpiente" es una propuesta digna de ser vista y que está por encima de la media de las otras que exhibe el monstruo del streaming.