Pese a su condición de "remake" del clásico de George A. Romero, poco o nada tiene en común esta cinta con la de 1.985, salvo la temática zombie. Y si bien la película original de Romero no es santo de mi devoción -ver crítica-, al menos sugería ideas más o menos atractivas e intentaba ampliar un poco el estrecho margen en que se mueven este tipo de producciones.

Esta, sin embargo, nada añade a todo lo ya visto: sangre e higadillos, carreras, sustos más o menos previsibles... En fin, al menos, aburrir no aburre, pero se olvida en cuanto comienzan los títulos de crédito finales.

Bueno, en realidad, sí que lo es: es otra estúpida película americana, una de esas destinada al consumo masivo y al olvido inmediato. Pero qué quieren, siento debilidad por Ben Stiller, por mucho que siempre interprete el mismo personaje (ya sea un supermodelo, un actor de éxito o el futuro yerno de Robet de Niro, sus muecas y expresiones no varían).

Lo malo de esta cinta en particular, es que promete mucho más de lo que finalmente ofrece; si hubiera que definirla con una única palabra, esa sería "altibajos"; y es que el filme es una montaña rusa en lo que a calidad se refiere, pasando de momentos estelares realmente hilarantes a profundos baches difícilmente aguantables. Pero, en fin, seamos benévolos y quedémonos con esos trailers promocionales del principio y con esas escenas desternillantes que, muy de vez en cuando, salpican un metraje excesivamente largo y que termina por cansar.

Resumiendo, sí que es otra estúpida película americana, pero no tan estúpida como la mayoría.

Interesante "western", con un guión original y poco complaciente, pero lastrado, enormemente lastrado, por la falta de magnetismo, alma y vida de la interpretación de Stack (¡qué error de casting, sobre todo cuando casi todo el peso de la cinta recae sobre él!). Inerte, frío, muerto, su inexpresividad contrasta mucho más si se la compara con las tórridas actuaciones de las dos actrices que le acompañan, hasta el punto que se hace inverosímil que se sientan atraidas por ese pedazo de carne con ojos.

Una pena.

Anodina y rutinaria producción norteamericana, a mayor gloria del actor protagonista, encuadrada dentro del subgénero de cine de juicios, al que no añade nada en absoluto, manteniéndose en todo momento en una medianía sin sobresaltos.

Completamente olvidable.

Segunda de las aventuras del hombre murciélago, versión Christopher Nolan, nos encontramos con una muy digna continuación de aquel "Batman begins" que tanto sorprendió en su estreno, más que nada por dotar a los personajes de algo más que una fachada y por no tratar a los fanáticos del género como mera carne de taquilla, dispuestos a tragarse lo que les echen.

Oscura, enrevesada, espectacular, imprevisible, Nolan vuelve a dar en la diana con una sabia mezcla de acción y suspense que atrapa hasta a los más encarnizados detractores de este tipo de cintas; espléndidamente interpretada (enormes Ledger y Eckhart, superlativo Oldman), dotada de un gran sentido del ritmo, con unos efectos muy convincentes (aunque se hubiera agradecido algo menos de volumen en los sonoros, francamente) y con una partitura excelente, sólo alguna que otra concesión a la galería (siempre acompañada de alguna flojedad en el guión) y un no muy convincente paso al lado oscuro de uno de los personajes (previsible, en todo caso, para cualquiera que conozca mínimamente el universo Batman) hacen mella en un producto bastante correcto.

Ahora bien, de ahí a encumbrarla a los altares del Cine media un abismo que ni todos los gadgets del hombre murciélago serían capaces de salvar. Y es que sobresalir de la medianía es sólo eso. Pero en fin, todos tenemos nuestras debilidades, y sobre gustos...