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España España · Shangri-la. Andalucía
Críticas de Maggie Smee
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Críticas 376
Críticas ordenadas por utilidad
6
21 de junio de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era algo que se veía venir. El gran éxito de “Expediente Warren: The Conjuring” tanto de crítica como de público, incluyendo a los fans del cine de terror más exigentes, se sabía que acabaría originando una secuela, cosa que se ha acabado produciendo tres años después con “Expediente Warren: El caso Enfield”. Mucho se ha luchado para que se siguiese conservando el mismo equipo, es decir, sus protagonistas, como su director, James Wang, una de las piezas claves. En el guión vuelven a repetir Carey y Chad Hayes. La maquinaria parecía infalible, y tras su notable inicio, nada parecía presagiar que su continuación sería inferior, pero así ha sido.
Para mí la razón reside ante todo en su guión. Mientras que su primera entrega sabía articular con acierto los elementos que barajaba, en esta nueva “aventura” sus guionistas se pierden en un prólogo de dudosa utilidad, se alargan innecesariamente algunas escenas y se desaprovechan momentos o personajes que podían haber ayudado a inquietar de una manera más limpia, como se hizo anteriormente. La línea argumental era obvia, pero más clara en la primera, mientras que aquí se divaga más, quizás con la intención de parecer más original, se mete más morcilla y que a ratos huele a Macguffin al no desarrollar todo lo que se plantea. Además las referencias a otros títulos del género aquí se multiplican y deja de parecer un homenaje para evidenciar una posible falta de inspiración, yendo de “El sexto sentido” a “Babadook” o a por ejemplo, “Morir todavía”, thriller de Kenneth Branagh que en la actualidad parece haber caído en el olvido.
A pesar de todo esto Wang se maneja con soltura, sobre todo en las escenas donde hacía falta, quedando todo en un espectáculo entretenido pero sin poder exigir demasiado. Por poner un ejemplo que no es ningún “spoiler”, al final de la película, en sus créditos, se inserta la grabación original que se conserva del caso. Cabe decir que han tenido el acierto de mantenerla en su versión original subtitulada y da más escalofrío que toda la película.
El reparto se ajusta a lo que se pide, sobre todo por parte de Vera Farmiga, pero verla en su versión en español es un error, sobre todo en la parte concerniente a los chicos, dudosamente doblados, una lástima, aunque no haya nada que objetar respecto a sus trabajos actorales.
Su fotografía, muy buena, o su banda sonora ayudan al clima que se pretende, aunque se inserten momentos musicales que no relajan al espectador, si no que ralentizan lo que se está contando, por muy buena intención que ponga Patrick Wilson. Por todo lo dicho y aunque se eche mano con cierto descaro de sustos gratuitos, “Expediente Warren: El caso Enfield” es una aceptable película de género que entretiene pero que no llega, al menos para mí, a estremecer como su anterior entrega. Su excesiva duración tampoco juega a su favor, aunque, por otra parte, se agradece que se siga intentando inquietar con elementos simples o meros juguetes, lo más difícil en el género, aunque en este caso se terminen perdiendo ante tanto efecto visual.
Maggie Smee
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6
21 de noviembre de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me faltan por ver varias películas de Noah Baumbach, es un director al que irregularmente le he seguido la pista. También irregular es su trayectoria. Parecía hace poco que, con “Frances Ha”, había encontrado un camino el que seguir, y sobre todo, una forma fresca de narrar historias cotidianas, sin caer en el aburrimiento o la rutina habitual, eligiendo el cine independiente para así tener mayor control.
Con esta “Mistress America” parece que se ha adentrado en un cine más comercial, llega de la mano de Fox Searchlight, la sucursal de la Fox. No aparenta que se hayan producido renuncias de ningún tipo, de hecho la historia se mueve por terrenos que su director conoce, desarrollándose entre Manhattan y Connecticut sin innecesarios despliegues. El guión, de nuevo, surge de la unión entre su director y su protagonista, Greta Gerwig, con un personaje hecho a medida para su comodidad, aunque ello no implique un gran esfuerzo interpretativo. Un personaje guante, que en esta ocasión cede gran parte de su protagonismo a una actriz joven, Lola Kirke, un hallazgo bien conducido y a la que se le saca más partido gracias a un personaje con algo de más enjundia. Sobre ellas principalmente se apoya la historia de Tracy y Brooke, que tiene cierto punto original, buenos diálogos y momentos más llevaderos que otros. Su cásting, con actores desconocidos en su mayoría, es bueno y también efectivo. Es agradable de ver, aunque a su término por desgracia resulte demasiado intrascendente, sin llegar al punto de seducción que por ejemplo “Frances Ha” sí tenía. No anda lejos en calidad, pero parece casi un paso atrás.
Puede que sus situaciones no conduzcan nunca a un punto sin retorno y que los conflictos sean menores. Su guión, neoyorkino hasta la raíz, parece no aprovechar todas las posibilidades que se van apuntando. Quizás a Woody Allen, en sus mejores momentos, esto no le ocurriera porque la historia era el motivo para que sus actores brillaran, en especial sus protagonistas, como podía ser el caso de Diane Keaton. En “Mistress America” hay más condescendencia, algo más de ombliguismo y pijerío fácil. Sin pretensiones, lo cual se agradece, pero se hecha en falta algo de más cinismo y de progresión de sus personajes, sobre todo sorpresivamente en el caso de Greta Gerwig.
En todos los aspectos es un film cuidado y pretendidamente menor, sin que esto sea negativo en absoluto, es más, no se oculta y el espectador hasta lo puede agradecer. En este tipo de historias esta característica hace que esos films sean más digeribles, menos artificiales, pero no por ello necesariamente más logrados o cercanos. Quizás en una futura ocasión, esta unión creativa entre Baumbach y Gerwig, termine por dar una obra más redonda, con más peso, algo que parece que se va cociendo, pero que no ha terminado por encontrar su momento, al menos por ahora.
Maggie Smee
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5
30 de mayo de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena que con el trabajo que cuesta hacer llegar a los cines una película de países que “normalmente” no estrenan muchas producciones, como es el caso de Australia, luego su resultado la convierta en una más, aunque tuviera a priori ciertos elementos a su favor. Y ese es el caso de “Sun Of a Gun”, de un todavía verde Julius Avery, con buen sentido de la dirección en sus modestas pero resultonas escenas de acción, aunque no es capaz de mantener la atención a lo largo de todo el film. En la dirección de actores flaquea, tiene menos pulso, pero es en el guión donde se pierde más. Sin duda debió con contar con ayuda para construir unos personajes más formados, más definidos sobre todo en sus reacciones. Eso quizás le hubiera beneficiado a la hora de decidirse si quería hacer un film para un público adulto y/o para jóvenes maduros, y no finalmente un intento de aunarlos a todos mediante unas convicciones ya muy usadas. El mayor lastre es su supuesta historia romántica con fondo musical edulcorado.
Pero a pesar de este cúmulo de agujeros negros hay ciertas cosas en ella que no están mal, como la elección musical en el resto de la película, sobre todo con los “remix” que se oyen, que al menos a mí me sorprendieron, muy divertidos. Y por supuesto en los temas originales que le dan cierto aire “noir”, que era lo que se pretendía, que vagamente nos recordaba al Nyman de “Drowning by numbers”. El elenco de actores secundarios, la mayoría desconocidos por aquí, funciona mejor que el trío principal, con un Ewan McGregor eficaz, pero cuyo verdadero protagonista Brenton Thwaites, adolece de lo mismo que su director, le cuesta llevar el peso de la acción, aunque tenga buenos momentos, era un empeño algo grande para él al menos en este momento, así como Alicia Vikander, la tercera en discordia, con un personaje que se queda corto e imposibilitándole sacarle mayor partido.
“Sun Of a Gun” no es nada del otro mundo. Como hemos dicho a su término da la sensación de parcialmente fallida, sobre todo en su segunda mitad, pero al menos en conjunto, y a pesar de sus deficiencias, podría llegar a entretener. Supongo que si a alguien que no se espere absolutamente nada, porque no haya oído hablar de ella, la viese por sorpresa, igual le podría encontrar algo más de punto, pero aún en ese caso no creo que pase a la historia. Quizás en un futuro no muy lejano Avery pueda mostrarnos proyectos de mayor interés si se pone a ello, sobre todo porque puede que haya aprendido a limar “imperfecciones”.
Maggie Smee
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2
1 de diciembre de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy seguidor de esta saga “barbitúrica”, la verdad, pero por avatares del destino, me topé con esta producción que se supone va destinada a un público infantil y que para esas edades es altamente tóxica, ya que está plagada de conceptos estúpidos, que sirven como lobotomía para borrar cualquier raciocinio o sentido común y convertir a los más jóvenes espectadores en zombis idiotizados.
En su guión se nos oculta información interesante, como por ejemplo: a qué rama familiar pertenece Barbie, (sobre todo teniendo en cuenta que es americana), los tejemanejes de palacio o si tiene cuentas bancarias en algún paraíso fiscal. En cuanto a la famosa cantante, evidentemente, nada de política de casas discográficas, ni sexo, ni drogas ni rock & roll. Ella canta “moderna” y por supuesto es monárquica. La princesa es princesa y admira a la cantante... Bueno, el resto de la historia y de los personajes son una pedorrez que bebe de otras muchas películas, lo de siempre en estos casos.
A favor de esta entrega diremos que al menos sus números musicales tienen una planificación que le pirraría a Brian De Palma, creo. Es tan poppy y moderna como eran sus “pantallas partidas” en “Hermanas” o “Carrie”. No sé si es un homenaje encubierto… a saber. También señalar que sus canciones son tan formales como cualquiera que se pueda ejecutar en algún reality musical para descubrir un soñado cantante revelación y destinado a un público más adulto, más formado y exigente… Prueba evidente que esta peliculita de Barbie juega más limpio y tiene un intelecto más ajustado a su audiencia que los programas en cuestión. Y destacar, por último y no por ello menos importante, sus colores. Me gustaría preguntar al responsable de su colorido qué clase de hongo o qué consumió para idear su diseño, de efecto hipnótico en principio, pero que a la larga y como cualquier viaje, antes de llegar al final, puede llegar a saturar y provocar o una bajada anímica o una subida de azúcar. Aún así y por sus colores desaforados, no merece el castigo de darle un punto, aunque quedan advertidos los padres y tutores que piensen que lo que se cuente no importa... sobre todo si se trata de los pequeños que la puedan ver. Que se atengan a las consecuencias, que las tendrán en un futuro. Por ello la recomendaría para mayores de siete años. Vivirán durante menos tiempo engañados en una fantasía tripera, ya que siete años después podrían ver "Yo, Cristina F.", "La rosa", "El ocaso de una estrella"... o "María Antonieta".
Maggie Smee
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5
10 de febrero de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabía de la existencia de “Rejas ardientes” pero desconocía lo que era realmente. Vale, de entrada no engaña a nadie, es una película de serie B de “sexplotation”, que supera con creces a lo que habitualmente se hacía en los años ochenta, tanto su proceder en la producción, que hoy podría ser hasta denunciable, y que vista ahora, como película, ha ganado con el paso de los años, aunque se le echarían encima toda clase de organizaciones y plataformas.

En lo que ha ganado, sobre todo, es en dosis de comedia involuntaria (que pueden arrancar carcajadas e incluso alguna salva de aplausos), desparpajo y poca vergüenza. Que los actores no se hayan chocado con la cámara ha sido milagroso, aunque no hayan podido evitar que se viera fugazmente el micrófono. Pero da igual, queda muy bien en el conjunto.

Por cierto, su reparto, para los mitómanos y seguidores del “cine trash”, no tiene desperdicio. Entre ellas: Linda Blair (que debuta con su primer desnudo en pantalla obligada de la peor manera por sus productores) y que se quedó nominada en los Razzies, Tamara Dobson (la irrepetible Cleopatra Jones), Stella Stevens (la cual, en una de las escenas corriendo con Henry Silva, se pega un guarrazo de primera que no estaba planificado y lo dejaron porque la toma quedó estupenda), Sybil Danning, que no merecía llevarse el Razzie a la peor actriz de reparto ex aequo por esta película y por “El desafío de Hércules”, el único Razzie que se llevó “Rejas ardientes” o una desperdiciada Nita Talbot. Entre ellos aparecen los infalibles John Vernon, Henry Silva o Robert Miano con personajes que le vienen de perlas, como seres malvados y degenerados.

Pero la verdad, ese año había mucha morralla y que se fijaran en “Rejas ardientes” es hasta injusto. Porque, también se olvidaron de premiar a bazofias más aburridas en más apartados como “As de plumas”, “El gran tiburón (Tiburón 3)”, “Staying Alive (La fiebre continúa)” o incluso nominar a la humillante “Porky´s II: Al día siguiente”.

“Rejas ardientes” es una sucesión de ingredientes que hoy día se evitaría: escenas de duchas con desnudos integrales, bolleo “light” obligado, violaciones, y además de ciertos intentos de cine “gore” aunque en pequeñas dosis.

Lo que sigue siendo habitual en el cine “choni” se da aquí, claro: mucho canear, drogas, chantajes, palabras malsonantes, amenazas, tirones de pelo y traiciones.

“Rejas ardientes”, a pesar de la débil autoría de Paul Nicholas, es más entretenida y amena que su antecesora, “La cárcel caliente”, el debut de Jonathan Demme en 1974, madre de muchas del género y de innumerables producciones que siguieron el estilo de cárcel de mujeres, con tintes eróticos y realizadas en diferentes países.

No me la puedo fundir, cosa que hice por ejemplo, con la española “Perras callejeras”, por ser una “frikada” que roza ser un tesoro sociológico y por ser, como hemos señalado, muy divertida de ver. Atención a su inolvidable estilismo en vestuario (que algunas actrices aportaron de su armario), maquillaje y peluquería.

Es lo que es, y si buscáis algo intrascendente que sirva de lobotomía os viene de perilla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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