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Críticas de Llámame Pepe
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de febrero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película rara donde las haya, oiga.

El principio es un poco lento y aburrido, haciendo difícil que el espectador mantenga la atención sobre la pantalla. A pesar de ello, las muecas de Colin Farrell, unidas al interrogante de porqué los protagonistas han sido conducidos hasta Brujas, consiguen aportar la suficiente nota de humor y suspense como para engancharte hasta poco antes de la mitad del film, momento a partir del cual montamos en un carrusel de momentos cómicos, dramáticos y tensos. Tan pronto nos desternillamos con una escena que gira entorno a un enano como presenciamos el asesinato de un niño. Si, sí, han leído bien. Como una almendra amarga en mitad de la bolsa, el film introduce sucesos que por naturaleza no tiene ni p** gracia después de regalarte un par de situaciones absurdas que provocan cuanto menos una sonrisa. ¿Por qué este altibajo? No lo sé, pero si el objetivo era innovar, desde luego lo han conseguido. ¿Por qué digo esto? Porque hoy en día hay que reconocer el esfuerzo que implica conseguir que el espectador pase de la risa al drama, teniendo en cuenta que la gran mayoría de películas modernas no consiguen ni una cosa ni la otra. Os puede gustar o no, pero lo que sí os prometo es que llegados a este punto la película no aburre.
El hilo argumental está tratado bastante bien, y si bien hay un par de diálogos o sucesos cogidos con pinzas, en general todo es bastante sólido, permitiendo así que los hechos, por absurdos que sean, tengan donde sustentarse.
Sobresalen además numerosos momentos de tensión y diálogos en los que no existe la más mínima pista de lo que podría pasar a continuación, provocando así verdaderos momentos de calidad entre grandes talentos de la interpretación.
Y por supuesto quiero destacar la actuación de todos los actores, Farrell, Gleeson y por supuesto Ralph Fiennes (Voldemort), al cual el papel le sienta como anillo al dedo. Colin Farrell demuestra un talento para el humor que sorprende, no por ser excesivamente bueno, sino por haberlo tenido tan bien escondido durante todo este tiempo.

En resumen, no es una obra maestra ni mucho menos, y como ya he dicho, el principio es un poco aburrido, pero consigue sorprender al espectador y reúne a un buen reparto, el cual queda muy bien explotado en este film. Pocas veces se consigue que tantos actores de calidad den interpretaciones tan buenas en una misma película.
Llámame Pepe
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8
17 de septiembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un caos absurdo, enfermizo, violento, sucio y tercermundista. ¿De qué va esta película? No lo sé. Parece un documental de cómo es la vida en las favelas, donde al parecer todo el mundo fuma canutos y dispara en modo aleatorio como un MP3, pero resulta que existe un protagonista como eje central, haciendo de narrador, que te hace, de forma mágica, conectar al 100% con la realidad de aquellos lugares, desde los 60 a los 80 (A diferencia de un documental normal, en el que las imágenes y en narrador cuentan la información pero en ningún momento experimentas las emociones ligadas a la historia). El film salta de un tiempo a otro, contando lo que le viene en gana cuando le da la gana, como si el protagonista se acordara de las cosas conforme los personajes aparecen. Desde su infancia hasta su primer trabajo como fotógrafo, la historia del chiquillo Buscapé te atrapa, entre otros motivos, porque parece que puede morir en cualquier momento. Los niños viven en la calle y llevan armas de fuego, los mafiosos más sanguinarios visten con bermudas todo el tiempo y la ley parece no existir en Ciudad de Dios. Algunas escenas simplemente te pondrán a prueba, te desafiarán a seguir mirando aunque no quieras y te harán, si eres algo sensible, llorar y odiar el mundo. La India retratada en "Slumdog Millionaire" parece de risa en comparación con esta imagen de Brasil. Aquí se dispara a niños abandonados, se meten plátanos para simular dobles penetraciones y se atraca a mano armada hasta al quiosquero. Los finales de los protagonistas suelen ser muertes a cada cuál más absurda y la peste de la pobreza parece manar de la pantalla. Además el tema de la droga está presente casi siempre, dado que es el combustible que prende gran parte de la violencia en forma de guerras de bandas. Esta película es una pequeña joya, pero no se la recomendaría ni a mi madre. Es para aquellas personas dispuestas a abrir su mente a realidades de pobreza extrema y real que hacen poner en duda el alma del ser humano.
Llámame Pepe
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6
18 de diciembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es un 76.34% absurda y sin gracia. Metemos en el mismo frasco una buena dosis de vergüenza ajena, surrealismo y paranoia recién defecada por guionistas fracasados, nos lo tomamos y acabamos echando la pota. No obstante le pongo un 6 ¿Por qué? Pues porque los dos únicos primates que aparecen en la película me hicieron reír hasta el descalabro durante siete minutos totales. En serio, es deprimente que las mejores actuaciones de la película sean las de dos simios. Encima el mono pequeño tiene la voz de Jose Mota. Imagínatelo diciendo "Golfooooossss..."
Y el gorila grande de fiesta en el bar ya es para partirse la caja. "Voy disfrazado de gorila pijo". Os aconsejo darle al avance rápido y parar sólo cuando aparezca alguno de estos dos. ¡Ojalá que hagan su propia película! Es como Tropic Thunder, que sólo tiene gracia Tom Cruise bailando en los créditos sin ser siquiera uno de los protagonistas principales.
Llámame Pepe
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9
1 de noviembre de 2012
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Gozad, oh, hermanos, gozad de este gran espectáculo que el todopoderoso Brosnan nos arroja desde el cielo, allí donde mora en una nube de martinis, mujeres y BMWs con misiles Stinger.

Si bien la fantasía mana a raudales en forma de saltos imposibles, esbirros completamente miopes a la hora de disparar, gadgets y un peinado siempre perfecto, el guión rebosa deslumbrante originalidad, humor y sorpresas.

Partiendo de un breve y delicioso prólogo en el que James Bond casi acaba ametrallado por terroristas, estrangulado, derribado, bombardeado por un misil de crucero y desintegrado por la explosión de unos torpedos nucleares, la película no hace sino crecer.
Cada nueva pista desvela una pequeña porción del colosal plan del villano. Ese Carver, mezcla de Steve Jobs y Bill Gates, rozando la demencia senil, no tiene mejor cosa que hacer que iniciar la tercera guerra mundial y, créanme cuando les digo que casi, casi lo consigue. De hecho, su plan es tan bueno que parece que cualquier multimillonario podría llevarlo acabo.

No hay vacíos argumentales. Simplemente una cosa lleva a la otra. Sin saltos. Perfecto.

Se cuentan por decenas los chascarrillos, las gracietas, las acrobacias, los diálogos imprevisibles y los momentos originales como, por ejemplo, la huida en moto esposados.

¿Y qué decir de los decorados? Simplemente, impecables. Ese barco fantasma en forma de catamarán, esa base secreta en un taller de bicicletas, la imprenta, ese rascacielos con la imagen de Carver...
Maldita sea el momento en que la tela verde sustituyó a la tramoya, el fuego y los escenarios por vacíos píxeles sin gracia ni valor. No creo ser el único que aprecie la realidad de los inmensos interiores del barco fantasma, la solidez metálica de los gadgets, la viveza de las llamas y los efectos reales de la física clásica sobre los cuerpos sólidos.

Pasad al spoiler si queréis leer algunas de las perlas soltadas en el film:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Llámame Pepe
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9
15 de noviembre de 2011
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Vaaaaale... Nicolas Cage es un traficante de armas "bajo en calorías", que parece no traumatizarse nunca con lo que hace, que se vuelve experto en el tema de la noche a la mañana, al que nunca le aciertan con una ráfaga de AK-47 ni con un RPG, siempre sonriendo y derrochando carisma en un papel medio dramático-medio cómico. ¿Y qué? ¿No es bueno el film porque no salen suficientes congoleños matándose mutuamente a machetazos? ¿Sería mejor si le quitamos los chistes, los disparos, los momentos entretenidos y le añadimos más niños soldado drogados y arropados por moscas? Pues lo siento si piensan así pero, para mí, Nicolas Cage está de fabula (me gusta ese rollo que siempre lleva de personaje nervioso, prepotente y poderoso pero a la vez acomplejado y sin auto-confianza plena en ningún momento). "El señor de la guerra" toca el tema de forma que a nadie le entren arcadas ni quede traumatizado por vivir en la sociedad actual. Lleva una preocupación muy seria a todo el mundo y muestra una verdad final valiente y profunda, que te da para pensar pero no te deja hecho polvo y sin ganas de vivir. Es una historia valiente porque no cae en ninguno de los dos extremos en los que podría caer. Que quede claro: La película no se centra en el genocidio de Ruanda, ni en el Coltán, ni en los machetazos (a pesar de que es lo que más nos marca de todo ello.) La película se centra en las armas y en el hecho de que existen personas que las venden y se auto-mienten a sí mismas para poder dormir tranquilos y que, por culpa de esas auto-mentiras (presentes en la película en frases como "no es mi guerra", "otro ocupará mi puesto", "seguirán matándose", "yo sólo vendo una forma de defenderse"), mueren miles de personas. Una incógnita para el protagonista es ¿Qué diferencia al consumidor ocasional de droga de un adicto? Pues, precisamente, la capacidad de creerse sus propias mentiras para acallar la conciencia. Eso es lo que diferencia a Cage de su hermano en la película. La grandiosidad del film reside, no en la historia, sino en un magnífico Cage cincelado psicológicamente para representar a todos esos políticos, empresarios y militares que venden buques de guerra y fusiles a dictadores y gobiernos terroristas. Los machetazos y los niños soldado son otro tema a parte y mucho más profundo.
Es entretenida, informativa, basada en hechos históricos, pedagógica, con denuncia social, irónica pero sin llegar a la mala leche, con un gran final (no acaba ni bien ni mal, acaba haciéndote sentir satisfecho y punto).
Posee una enorme moraleja y aparece un carismático, estilizado y enfermo dictador centro-africano mezcla de Adolf Hitler y Wesley Snipes, dirigente de un país donde todos ¿por ser negros? visten como raperos.

La mejor imagen: El hijo del dictador disparando al azar a los civiles con un AK-47 chapado en oro mientras va a toda velocidad en un Pontiac GTO descapotable por los ruinosos barrios embarrados de Zambia.
Llámame Pepe
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