Mucho bla, bla, bla, pero "Animal Kingdom" y su debutante director David Michôd no ofrecen nada extraordinario, sino simplemente otra historia ajada más de violencia, de familia desestructurizada, con una madre cabeza de familia, prototipo de mujer maleducadora y paridora de antisociales en potencia. Solo el personaje de esta señora es digno de atención y muy bien interpretado, lo demás, más de lo mismo y del montón.

No le doy más que un cinco, la apruebo por los pelos.

Película regular made in Noruega, tan mediocre como la mayoría de las que se hacen en España anualmente, pero que por eso de venir de la lejana y exótica Noruega ha podido colarse como un filme novedoso, artístico o qué se yo. Pero no da el aprobado o si la aprobamos es para olvidarla sin más.

Trata sobre un joven gordo, tímido, acomplejado, que no liga con mujeres, que tiene un "paquete" bastante grande y se pasa casi gran parte de sus días haciéndose masturbaciones, que de repente alquila una habitación de su casa a una joven sueca de muy buen ver, de la que se enamora y...

Pérdida de tiempo cinematográfico.

Flame y Citron, son los apodos de dos legendarios miembros de la resistencia danesa contra la invasión del nazismo alemán durante el principio de la década de los años cuarenta (s. XX). Ambos asesinaron a un gran número de alemanes y también de daneses colaboracionistas con los invasores. Como asesinaron en nombre o defensa de la patria danesa, en Dinamarca son considerados héroes.

La película cuenta el tiempo de sus vidas en el que se dedicaron a matar a todo bicho nazista o colaboradores de ellos que se movía.

Es un filme aceptable, en algunos momentos envolvente, pero también algo pesado y simplón. Desde luego no alcanza a ser una película notable o sobresaliente.

Sin duda es una gran película pero no está entre las cien mejores de la historia, en todo caso si cabría admitirlas entre las trescientas mejores.

Filmada en blanco y negro, con una fotografía de lujo y nitidez, se deja ver pero resulta algo pesada con su guión masacote en torno a la producción, dirección, interpretación y en definitiva al mundo del cine.

Lo mejor, ver a los geniales Kirk Douglas, Walter Pidgeon, Barry Sullivan, Gilbert Roland, Leo G. Carroll y sobre todo Gloria Grahame, la preciosa, elegante y cautivadora Gloria Grahame (que para mí y para algunos más era cien veces más atractiva, imantadora y actriz de primera que Lana Turner), interpretando a unos personajes que se relacionan de lleno con la cinematografía.

La película sólo está bien y gusta por el retiro vivencial del protagonista en una isla griega casi desierta, en unión de su hija, una novia que halla en el camino y un pastor de cabras que habita en aquel lugar (Raúl Juliá).

Uno conecta con el personaje y con el ambiente al ver esa cala-playa de chinos redondeados por la mar, cuando siente la libertad, la sencillez, la oxigenación y sobre todo la SERENIDAD de ese tipo de vivir aislado, con lo suficiente, alejado de las Torres Gemelas de New York, lejos de los negocios, apartado del artificialismo asfixiante, huido del ritmo de la vida que nos imponen las ciudades y de su civilización política de mierda.