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Críticas de Aitor Galisteo
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Críticas 47
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
27 de julio de 2019
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El afán que tiene Disney por hacer caja y seguir viviendo sin ideas nuevas está llegando a su máxima expresión este 2019. Después del remake de "Dumbo" y de una innecesaria cuarta entrega de "Toy Story", 25 años después llega, de nuevo, a la gran pantalla, uno de sus clásicos más famosos: "El Rey León".

Rodeado de una gran expectación y con unas expectativas por las nubes, la live-action más prometedora de Disney deja un sabor un tanto agridulce. Y aunque en términos generales la sensación es positiva, es más por el hecho de rememorar el clásico como algunos habíamos imaginado.

La nueva versión de "El Rey León" es un alarde constante del virtuosismo técnico que Favreau consigue dirigir acertadamente. Las imágenes de la sabana africana son realmente impresionantes y, sin duda, emociona ver plasmados en la más pura ¿realidad? algunas de las escenas más míticas de la cinta original.

A diferencia de otros remakes, como "La Bella y la Bestia", se echa en falta una nueva propuesta, algunas licencias que podrían haber dotado, por ejemplo, de un enfoque más feminista al grupo de leonas cuando se sublevan contra Scar. Porque la nueva versión es eso: una copia plano por plano de la película de 1994, como si el director no se atreviese a cambiar absolutamente nada por temor a empeorar el resultado.

Lo cierto es que, pese a que los elementos con los que cuenta Favreau son los mismos que los de la primera, la receta es más complicada de llevar a buen puerto, ya que ciertas escenas resultan difíciles de plasmar a la "realidad", hecho que se nota especialmente en los números musicales, uno de los puntos donde más flaquea la nueva propuesta de Disney.

Y es que la animación tiene algo de lo que carece la versión renovada, y es la gran posibilidad de matices, gestos y expresiones del que carece el remake. Si algo se echa en falta es la magia de la original; esos pequeños matices que avivaban la película y que hace que en esta no se distinga si estamos viendo "El Rey León" o un documental de La 2 o del National Geographic.

Otro de los puntos que más chirrían, desde mi punto de vista, tiene que ver con el doblaje al castellano. Y es que muchos de los actores de doblaje no son los mismos que en la versión de dibujos, lo que hace que en personajes tan relevantes y con voces tan inconfundibles como las de Simba o Scar cueste acostumbrarse.

Y es que es imposible no ser crítico con la que posiblemente sea mi película favorita de animación, pero, pese a todo, creo que Disney y Favreau no han podido hacer un trabajo mejor. Ver llorar a Timón y Pumba, a Scar subiéndose por todos los resquicios en su "Preparos" o simplemente los genitales de los leones macho habría resultado grotesco.

Por ende, creo que la nueva propuesta de "El Rey León" es merecedora del respeto de todos y, sin duda, una película que todos deberíamos ir a ver al cine, bien por curiosidad o simplemente por revivir el niño que llevamos dentro y recordar quiénes somos.
Aitor Galisteo
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8
21 de julio de 2019
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Edgerton continúa afianzando su carrera como director con la adaptación a la gran pantalla de "Identidad borrada", la estremecedora historia basada en hechos reales que vivió y escribió el estadounidense Garrard Conley.

A través de un acertado y notorio reparto de actores, conocemos la historia de Conley a través de Jared Eamonds (interpretado por Lucas Hedges), quien descubre su homosexualidad y debe lidiar con el problema que ello supone en una familia tan conservadora como la que encarnan Nicole Kidman ("Dogville", "Los otros"...) en el papel de Nancy Eamons y Russel Crowel ("Gladiator", "Una mente maravillosa"...) como Marshall Eamons.

Dejando a un margen el libro (con el cual no puedo establecer una comparación ya que aún no lo he leído), la película no destaca especialmente ni por su acción ni por sus escenarios. Son los personajes los que insuflan oxígeno y sostienen las cerca de dos horas de este drama que bien podría considerarse como terror psicológico.

En las casi dos horas de metraje, el director consigue que el espectador sea consciente de la brutalidad de las terapias de conversión a las que todavía se ven sometidos miles de homosexuales en gran parte del mundo. Concretamente, 700.000 adolescentes cada año solo en Estados Unidos, tal y como firma la película, lo que pone de manifiesto el daño que puede llegar a causar una persona cuando no es capaz de entender algo.

Se trata de un relato aterrador que pone de manifiesto la cruda realidad y el absurdo (clasificar a varios chicos según su grado de masculinidad) de quienes se empeñan en creer en la eficacia de estos programas anacrónicos, pero que solo sirven para apelar al suicidio y perpetuar el estigma que desde siempre lleva sufriendo el colectivo LGTBI (violación, abusos, sida...)

También refleja el sinsentido y la ceguera de unos padres que se deben a la religión sin cuestionar el daño que están causando a su hijo y que, bajo la excusa de su felicidad, solo buscan complacer sus creencias religiosas.

Como miembro del colectivo LGTBI que soy, creo que es una película que todos los padres deberían ver con sus hijos y que debería proyectarse en los centros escolares para concienciar sobre el daño, la incomprensión y el desprecio que miles de jóvenes sufren cada día y que algunos partidos vuelven a luchar por avivar esa llama.
Aitor Galisteo
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6
14 de junio de 2019
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tate Taylor se estrena en el cine de terror con "El sótano de Ma" y lo hace con una propuesta que es, como mínimo, interesante para los apasionados de este género cinematográfico.

La película cuenta la historia de Ma, una mujer negra que "trabaja" como veterinaria y que conoce a un grupo de jóvenes a quienes ayuda a comprar alcohol para organizar un botellón. Ma acabará ganándose la confianza de los chavales, en una relación que acabará extralimitándose en muchos sentidos.

Sin entrar en spoilers, en general la idea que quiere desarrollar el director tarda en cuajar, dando una falsa sensación de que la película divaga sin un rumbo fijo, cuando realmente no es así, sino que Taylor simplemente se toma más tiempo para generar expectación en torno a Ma.

En un reparto especialmente novel destaca, como no podía ser de otra forma, el papel de Ma, genialmente interpretado por la gran Octavia Spencer ("La forma del agua", "Figuras ocultas"...), que logra empatizar en su papel de mujer alocada con la mirada penetrante de la actriz que insufla pavor y horror desde los primeros minutos de la cinta.

También en los personajes secundarios son reseñables los papeles de Luke Evans, padre de Andy, a quien hemos visto como Gastón en la live-action de "La bella y la bestia"; Allison Jenney ("El ala oeste de la Casa Blanca") o Juliette Lewis, madre de Maggie ("Abierto hasta el amanecer" o "El cabo del miedo").

Los sustos como tal son más bien puntuales y escasos, aunque el verdadero horror no se encuentra en un momento concreto, sino que es una sensación que va in crescendo según transcurre la cinta y el espectador descubre la verdadera identidad de Ma. Esta sensación alcanza tal punto que llega a incomodar, sobre todo por abusar de momentos demasiado explícitos.

Pero, sin duda, quizás lo más preocupante y donde verdaderamente reside el horror es que se puede llegar a empatizar incluso con alguien del calibre de Ma en determinados momentos concretos de la película, que explican el por qué de la situación de la protagonista, lo que, en ningún caso, justifica sus acciones.

En definitiva, una propuesta interesante que, de algún modo, consigue enganchar lo suficiente como para sorprender desagradablemente al espectador.
Aitor Galisteo
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6
5 de junio de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan importante es tener buenas ideas como saber conjugarlas correctamente. En el cine, el orden sí altera el producto final y las ideas, al igual que en literatura, deben seguir un orden coherente que expliquen y arrojen luz al entramado de la historia.

"Brightburn", traducida malamente como "El hijo" en España, es la última película de David Yarovesky, y representa lo que quiso ser y no pudo. Es un constante quiero y no puedo de buenas ideas mal ejecutadas y de incoherencias salpicadas de sangre que no hacen más que plantear interrogantes sin resolverlos.

La cinta narra la historia de Tori y Kyle Dreyer, una pareja que busca tener un hijo y formar su propia familia, pero cuyos deseos se ven frustrados por la esterilidad de la madre. Por suerte (o desgracia) adoptarán a Brandon, un niño venido de otro planeta que descubrirán una noche en un bosque.

La ciencia ficción y el intento de cine de terror se mezclan creando un resultado lo suficientemente confuso como para que el espectador no sepa exactamente si está ante un superhéroe al más puro estilo "Superman" o un villano, en un mix de películas e ideas que intenta recoger lo mejor de cada una dando como resultado algo más extraño que el propio Brandon.

"El hijo" bebe desde clásicos del cine de terror como "El exorcista" de Friendkin hasta "La profecía" de Donner e incluso del propio "Superman". La inspiración es más que evidente en la idea en sí que intenta desarrollar la película, que recuerda mucho al pequeño Damien de rostro angelical que encarna al Anticristo en "La profecía"; también en los rasgos del propio Brandon, quien puede volar, tiene una fuerza sobrehumana o puede fulminar a sus víctimas con la mirada.

Los diálogos pecan también de ser demasiado forzados en algunas ocasiones (conversaciones en la cocina), cómicos cuando no deben serlo (escena de Noah en el coche) o inverosímiles (conversación con su tía psicóloga) para la edad de Brandon, de doce años.

No obstante, la película presenta también algunas innovaciones que rompen con los clichés de los que suelen pecar la mayoría de títulos del género y que, en cierto modo, se agradecen, como el hecho de que los Dreyer asuman que su hijo tiene poderes (e incluso que hace los emplea para hacer el mal) en vez de intentar expulsar la presencia maligna de su cuerpo; o que las mujeres rubias no sean las primeras en ser asesinadas.

En definitiva, "El hijo" es una película que consigue acertar con los sustos en los momentos pertinentes y consigue entretener, pero que deja una sensación constante de divagación y de mezcla de ideas que no acaba de resultar satisfactorio y que plantea más interrogantes que respuestas.
Aitor Galisteo
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8
10 de marzo de 2019
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estar atrapado en un bucle espacio-temporal no es una idea nueva ni original. Se han hecho innumerables películas en torno a este tema, la mayoría de ellas bastante similares las unas de las otras. Sin embargo, Netflix lo ha vuelto a hacer, tocando un tema tan delicado a la par que necesario como lo es la muerte.

La nueva serie original de Netflix, "Muñeca Rusa", podría parecer a priori más de lo mismo. Una chica de 36 años que muere y resucita en el baño la noche en que celebra su cumpleaños. Sin embargo, la serie utiliza este argumento trillado como excusa para presentarnos cómo es el verdadero Nueva York del siglo XXI y los problemas e inquietudes por los que pasa la gente en un breve thriller de ocho episodios que se hacen un suspiro para nosotros y una eternidad para los protagonistas.

Y es que todo está milimétricamente calculado para que nada falle. Un aura de misterio y de terror envuelve a Nadia, interpretada por la genial Natasha Lyonne a quien muchos conocerán por su papel en "American Pie". La serie es como un espejo roto en innumerables pedazos, en los que incluso el más pequeño de los cachitos termina encajando. El primer episodio es posible que te deje tan desconcertado como roto el espejo, pero en el último verás que no queda ni un cabo suelto.

Esto solo es posible gracias a un equipo de mujeres guionistas que han elaborado la que con casi toda seguridad es la apuesta más inteligente hasta el momento en el tema que nos concierne, renegando de los clichés del formato y ahondando en historias, sentimientos y objetivos que la desmarcan por completo. De nuevo, Lyonne no solo se muestra como la gran y polifacética actriz que es, sino también como una excepcional guionista.

Sin duda, son muchos los factores que diferencian esta apuesta de cualquier otra, aunque podríamos resaltar la dirección de fotografía, el montaje, el reparto de personajes y la música. Todos los episodios empiezan y terminan de la misma forma, pero, al mismo tiempo, nada de lo que ha ocurrido es exactamente igual, en parte por el montaje, en parte porque el personaje evoluciona y aprende constantemente cada vez que vuelve a empezar.

Son muchas las sub-tramas que articulan la historia y sobre su resolución es cierto que algunas han sido resueltas torpemente. Sin embargo, la sensación final que provoca la serie es de satisfacción y reflexión, porque, como ya he dicho, todos los trocitos encajan con mayor o menor agilidad.

"Muñeca Rusa" es mucho más que una historia que parece no tener fin. Es un drama familiar, un descubrimiento y una introspección hacia lo más profundo de nosotros mismos que no dejará indiferente a nadie. Porque en este mundo, somos las decisiones que tomamos y somos nosotros los que marcamos la hoja de ruta de nuestra vida.
Aitor Galisteo
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