La película arranca bien: una atmósfera oscura en la noche de los bajofondos mexicanos. Pero lo bueno sólo dura una escena. A partir de allí, se nos pasea entre la comedia, el drama y el crimen con el problema que ninguno de los tres géneros está bien conseguido. Las partes cómicas me resultaron aburridas y en los tramos dramáticos tanto la historia como las actuaciones me parecieron muy flojas. En la parte final se vira hacia el crimen sociópata, al estilo La Naranja Mecánica, pero me pareció de una violencia bizarra y gratuita que además no tiene demasiado que ver con los 70 minutos de metraje transcurridos hasta ese momento.
Claramente la película no me gustó, parecía una premisa interesante pero termina siendo no más que una oportunidad desperdiciada para ahondar en los orígenes de la violencia.

Jugada comedia de los Hermanos Marx en la que, a través del humor, se reparten críticas políticas y sociales para todos lados. El estilo visual y humorístico de los Marx se muestra aquí mucho más definido y con mejor acabado que en películas anteriores. El guion es tan ágil que quizás hasta le juegue en contra, por la sucesión constante de gags que llegan uno detrás de otro, sin tiempo suficiente para ir procesando lo que se va viendo y oyendo. Duck Soup tiene menos números musicales que propuestas anteriores de los humoristas (lo cual agradezco) y además están mejor cohesionados con la historia.
La última parte de la película alcanza cotas de locura y surrealismo verdaderamente impresionantes, siendo para mi gusto lo mejor del film. Parece un humor adelantado a su época y que no resulta obsoleto desde una mirada actual.

Comedia de enredos del año 1934, en la que una heredera millonaria en fuga se cruza con un desempleado y desfachatado periodista. A partir de ahí, las mil y una peripecias para llegar a Nueva York y el amor que va surgiendo. Me gustó Claudette Colbert en su papel de niña mimada y caprichosa, pero destaca Clark Gable con una interpretación encantadora. La química entre los protagonistas es notable, apoyados en unos diálogos picarescos y desprendiendo una tensión erótica permanente, que me pareció de lo más interesante de la película.
Destacan los momentos de comedia ácida y para mi gusto pierde un poco de fuerza en las escenas que gira hacia el melodrama. De todos modos la película tiene "un algo" que le hace mantener su frescura y no se hace pesada, aún viéndola con ojos del siglo XXI.

La película va de un grupo de niños/adolescentes que se rebelan contra un sistema educativo supuestamente opresor y carcelario. La verdad no vi nada de estricto en esa escuela; más bien vi una horda de pibes caprichosos e indisciplinados y un grupo de adultos incompetentes e incapaces de realizar la labor que les correspondía. Yo creo que el motín deberían haberlo hecho los maestros al tener que lidiar con ese rebaño de jovencitos insoportables. Tiene elementos surrealistas interesantes y algunas escenas de bastante belleza y plasticidad. Poco más que eso, muy alejada de ser una obra maestra o siquiera una gran película.

Posiblemente el documental menos empático que he visto nunca. Hecho por gente civilizada para que otros civilizados vean cómo viven estos salvajes, inmorales y andrajosos hurdanos. Lo que hay no es una descripción de la realidad que se muestra si no un señalamiento constante, casi una burla, hacia los documentados.
El arroyo es miserable, la ropa que visten son harapos, ir a la escuela es una pérdida de tiempo, los rituales son barbáricos, los padres les quitan el pan a sus hijos, la crianza de niños es una industria, apenas si tienen cierto "sentido de la decoración", no mueren por la mordedura de la víbora si no por el intento de curarla... y podría enumerar más ejemplos. Vamos que, tanto en 1933 como 90 años después, acá se es pobre porque se quiere.
El etnocentrismo de la película es descarado, vergonzoso y bastante desagradable de oír. Le pongo un 2 solamente por el valor documental de las imágenes (creo que hubiera sido mejor verlo sin escuchar el guion).