El ladrón de bicicletas... Tenía mucha curiosidad de ver esta película ya que había escuchado hablar mucho de ella. Cual no sería mi sorpresa al encontrarme con un film por el cual uno puede decir con toda certeza. "Es la mejor película que he visto".
Para muchos la mejor en la historia del cine. Porque transmite como ninguna sentimientos y emociones, que es la verdadera función del arte. Porque toma elementos cotidianos, no artificiales y con personajes prestados del entorno, cuenta una historia sencilla y nos involucra en ella, con tal realismo y dramatismo que sentimos la ilusión, la tristeza, la esperanza y desesperanza como propias.
Los actores, sino profesionales, no podrían haberlo hecho mejor. Sobre todo el niño que en varias escenas, cuando mira al papá, entre admiración e inocencia, no nesecita palabras para transmitir lo que siente.
Excelente dirección, música y fotografía, que con los escasos recursos de la época, y más por el bajo presupuesto, crearon una obra que sirve de referente en la historia del septimo arte.
Cuando uno termina de ver una película como ésta es inevitable decir, sinceramente: Que viva el cine!!!

Con un guión basado en la obra de Kaj Munk, pastor luterano danés, Carl Theodor Dreyer nos presenta un film en donde tiene lugar un pulso entre los diferentes grados de fe y su efectividad en la realización de milagros.

Es una película que "cae en gracia"; de ahí su aceptación y popularidad. Nos muestra que es mas efectiva una oración o un acto inocente de fe, aunque irreflexivo y espontáneo como el de un niño, que un tratamiento médico al que ridiculiza en cierta forma.

La película, desde el punto de vista de su realización, dirección y actuación, cumple los objetivos de sus creadores. Los actores son muy correctos en sus pales pausados y, aveces, como en éxtasis para alcanzar una atmósfera mística de profunda espiritualidad sobretodo en sus escenas claves. Pero no pasa de ahí. Se considera una obra maestra, y tal vez lo es porque ha contribuido, según su propósito y mensaje, a alimentar la utopía del milagro y la culpa por no alcanzarlo. Y dejar bien claro que la razón no es importante si de fe se trata.

La película cumple un solo objetivo: Hacer propaganda religiosa. En Ordet, Dreyer muestra a sus personajes en una lucha constante por hacer lo correctamente religioso, lo adecuado a los ojos de su Dios ya que el amor o la cordura pueden ir en contra vía de tales fundamentos teológicos. El premio o el castigo a la fe, o falta de ella, es evidente.

Ordet, su palabra, es un néctar para la insaciable sed conversora del espíritu humano... de su voluntad. La "gracia" de Ordet no está en su disfrute sino en su utilidad.

Limitada, no en su parte actoral ni en la puesta en escena, sino en su historia y consistencia. Una comedia por más disparatada que sea debe tener un hilo de lógica.
La película tiene escenas y momentos muy buenos y, a veces, muy pocas desafortunadamente, algo de chispa.
Pero pudo haber sido mucho mejor. Si lo que pretendía era llevar un mensaje anti belicista, las escenas idiotas le quitaron fuerza.

De todas maneras sirve para pasar el rato. Y ses le avala que es una de las pocas comedias en la que para hacer reír no se recurre a escenas cochinas y de mal gusto (porque los humoristas gringos creen que lo que hace reír y lo único chistoso es revolver las tripas. Comedia gringa que se respete incluye peos, vómitos, etc. y ésta no. que raro!).

De esta película se podrá decir todo… menos que no ha tenido un final feliz.

Sin embargo no tanto para el espectador pues, aunque la película no es del todo mala, le hace falta algo que le dé más vida a las tres historias que la componen. Que la haga más interesante.

Es una película con muy buena fotografía y excelentes actores de la talla de Sophia Loren y Gerard Depardieu el que, desafortunadamente, hace un pequeño papel. Cinta muy pulcramente dirigida y con una banda sonora acorde; pero el guión es muy flojo, salvo en la historia protagonizada por Sophia Loren que hace algo por subirle la nota.

Con todos los recursos con que contaba esta producción, el fruto pudo haber sido algo muchísimo mejor.

De todas maneras no es del todo mala… y, al menos, tiene un final feliz.

Historia de una mujer que reemplaza el amor por sexo.
Es una película sin ninguna pretensión. Se queda en lo que insinúa ser: una película erótica que explora la sicología de la protagonista, pero esto no se da en la realidad. Al poco tiempo de verla se siente el vacio de una historia tan superficial.
Lo que se rescata es la fotografía que es un verdadero desperdicio.