Toda persona que sepa de cine, al oír los nombres de Ron Howard y Russell Crowe pensará en "Una Mente Maravillosa", poque es la película que les hizo triunfar juntos. Pero en esta ocasión no voy a hablar de esa película, sino de la otra GRAN PELÍCULA que realizaron juntas estas dos grandes estrellas del Celuloide:"Cinderella Man".

Desde mi punto de vista, nos encontramos ante la que yo creo que es la obra maestra de Ron Howard. Desgraciadamente esta película no obtuvo el reconocimiento que se merecía ya que salió después de que Million Dollar Baby, una película que también trata el mundo del boxeo, arrasase en los Óscar y en taquilla. Tampoco se tuvo en cuenta la gran interpretación de Russell Crowe; pero por lo menos sí la tuvieron con la de Paul Giamanti, un actor que nunca decepciona, a quien por lo menos le dieron una nominación al Óscar.

Ron Howard no trata de contar la típica historia de un boxeador que lucha por ser el campeón del mundo, sino la de un hombre cuyo mayor objetivo en la vida es conseguir la felicidad de su familia. Howard la narra magistralmente el duro camino que recorre este hombre para alcanzar esa meta y junto a sus grandes interpretaciones y los detalles del guión hacen que esta sea una pelicula de gran calidad.

No se trata de una película a la altura de las grandes películas del género, como "Toro Salvaje" o "Million Dollar Baby"; pero habría que considerarla como una de las mejores películas del mismo.

Hay dos cosas que tienen en común la gram mayoría de las comedias estúpidas de la última década: Son americanas y presentan estupideces que no son graciosas y generalmente asquerosas.

Ésta se sale de esas normas: es francesa y sus estupideces no dan asco y además estan muy bien colocadas en la historia. Pignon es una catástrofe andante. Y lo del colega suyo que es inspector de hacienda ya es la ostia...

En fin que es graciosa y divertida. Lo malo quizás que dure tan poco.

Película de Ciencia-Ficción que nos muestra un futuro que parece ser no demasiado lejano en el que se pierde la originalidad del ser humano. Los avances tecnológicos permiten tener "hijos a la carta". La gran mayoría de los que nacen han sido tratados genéticamente para poseer cuerpos perfectos. Gran resistencia física, carencia de enfermedades degenerativas y otras remodelaciones genéticas que permiten obtener la auténtica perfección física. Los llamados "hijos de Dios", esos niños que no han sido tratados genéticamente, empiezan a dejar de existir y a ser tratados como los bichos raros de la sociedad. Su destino es ocupar los puestos más bajos del sistema, limpiaretretes, empleados de limpieza y cosas así. Ahora es cuando pregunto: ¿Eso es realmente justo? ¿Porqué una persona que no está muy bien capacitada físicamente está destinada al fracaso? ¿Quién se cree tan poderoso como para tirar por los suelos los sueños de las personas? Me parece bien que haya avances tecnológicos para que las personas del futuro no tengan ningún tipo de enfermedades degenerativas o deficiencias físicas; pero espero que el futuro no se convierta en este universo que ofrece la película.

Historia de superación bien narrada, con imágenes y fotogramas difíciles de olvidar ya sea por la impresión que te dan o por su belleza. Banda sonora adecuada y sin llegar a ser cansina. Las interpretaciones me parecen buenas, destacando a Ethan Hawke y al siempre impresionante Jude Law. Imprescindible.

El sello de Kevin Smith es muy simple: buenas comedias que además de divertir hacen pensar sobre temas que la sociedad cree superados, cuando la realidad nos demuestra todo lo contrario.

En esta ocasión toca uno de los temas más sensibles del ser humano: la aceptación. En el caso concreto de esta película habla de la aceptación entre dos personas con distintas experiencias y maneras de ver la vida, pero con un objetivo común: la búsqueda del amor.

Kevin Smith nos muestra que debemos aceptar a las personas tal y como son e intentar comprenderlas, porque ese es realmente el camino hacia la felicidad.

Todos sabemos que el sistema jurídico comete muchos fallos, algunos de ellos sorprendentemente injustos. Este es uno de esos casos. Cuando lo ves sientes repugnancia por esas personas que se hacen llamar "cumplidores de la ley". Muchas veces, por el afán y las ganas de encontrar al culpable, los inocentes pagan las consecuencias de un sistema judicial corrupto, confuso y en muchas ocasiones engañado. Sentimientos y ley no van de la mano porque es entonces cuando se cometen las mayores injusticias. El objetivismo se convierte en subjetivismo y ahí es donde se producen los fallos que colocan entre rejas a inocentes y encima para rematar cuando hay equivocaciones se callan.

Daniel Day-Lewis y Pete Postlethwaite protagonizan magistralmente esta historia sobre la injusticia de un sistema teóricamente justo. Jim Sheridan firma una gran obra digna de admiración y respeto por todos los miembros de este arte que es el cine.