Western sobre lealtad, ambición y temor que cuenta de manera abrupta, y en ocasiones repetitiva, la traición que mereció el famoso asesino Jesse James de la mano de uno de sus compinches, Robert Ford. Es, en definitiva, un relato de hombres: sobre nuestros códigos de conducta, los lazos que nos unen, los miedos que nos separan y sobre nuestro peor enemigo, nosotros mismos.
Presenta un reparto logrado, encabezado por un solvente Brad Pitt y secundado por un inquietante Casey Affleck, y un enfoque poco convencional que la salva, por los pelos, del saco de las pelís de sobremesa.
Hay que reconocer en el director un alto grado de sutileza en la narración y de habilidad en la construcción de los personajes, dotándolos de un contorno lleno de aristas.
El relato termina resultando tedioso aunque el final, hondo y enérgico, salva la cinta.

Es como la mayoría de las películas de gangsters, pero mucho mejor. Ridley Scott da una lección magistral en esta revisión de El Padrino a lo afro.
American Gangster debería ser de visionado obligatorio en todas las escuelas de negocio. La película resulta ser un intensivo en Emprendimiento, Cadena de valor, Distribución, Branding, Análisis de la competencia, Estudio del mercado, Política de precios, RRHH, Negociación...
Un reparto bañado en oro y una puesta en escena de lujo.
El duelo dialéctico entre Russell Crowe y Denzel Washington quedará para la historia del cine. Obra maestra.

Jaume Balagueró repasa lugares comunes del miedo doméstico con un Luis Tosar soberbio que pone la piel de gallina. A la película le cuesta un poco arrancar pero cuando lo hace toma velocidad de crucero. Un relato complejo, incómodo y sobrecogedor que mira de frente a lo más oculto de la naturaleza humana. El director maneja al espectador a su antojo, acercándole o confrontándole al protagonista en función de las necesidades del relato. En definitiva, suspense de factura impecable.
Si no mirabas debajo de la cama antes acostarte tienes una buena excusa para empezar a hacerlo.

Un comienzo que nos transporta a nuestra más tierna infancia. Tan nostálgico como volver a aquel lugar de vacaciones; tan reconfortante como recordar el primer beso; tan excitante como las noches alrededor de la hoguera...
Cuando la película abandona la trepidante aventura de unos chiquillos por salvar su pueblo para convertirse en un relato fantástico sobre un pariente lejano de Depredador, recordamos, una vez más, que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Una cosa es cierta, no vale mantener la intriga en una trama estirando el nudo y suprimiendo el desenlace. No, no vale. Por mucho que el caso sea real y siga abierto. Dicho esto, Zodiac contiene todos los ingredientes de una gran película de suspense, aunque su fallo, para desazón del espectador, es precisamente que la película se mantiene suspendida.
El reparto es acertado y Jake Gyllenhaal encarna con talento a un obsesivo rastreador movido por su única pasión: desenmascarar al mítico asesino del Zodíaco que hizo estragos en el estado de San Francisco durante la década de los 70.
En resumen, un rompecabezas complejo y bien diseñado que se va completando con oficio pero que defrauda en la recta final por una sola razón: al puzle le falta una pieza.