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España España · Castellón de la Plana
Críticas de mnemea
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Críticas 263
Críticas ordenadas por utilidad
2
19 de julio de 2010
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un estrecho pasillo termina en dos voluptuosos pinos.

Tras unas gafas de sol todo se ve marrón.

Las serpientes se aferran inmunes ante cualquier movimiento.

El sol come plásticos rojos.

Tras ramas espesas se esconde el monstruo.

La película no ofrece tensión, genera sordera.

Amarillas margaritas crecen irregulares.

El coche sigue en la sombra.

Un laurel solloza por el calor.

La espera de un cartel que indique el fin de la película nos hace suspirar con ansia.

Un árbol muerto nunca resucitará.

Fósiles con forma de caracol que nunca se moverán.

Zapatillas que no caminarán solas.

Alguien creó un guión que avanza como los cangrejos, hacia atrás, dando bandazos a un lado y a otro.

Yo sé mucho de cangrejos, mirar más de diez minutos su movimiento da sueño, parece que no vaya a ningún lado.

De guiones no sé tanto.

Malas hierbas entre el cesped.

Hormigas asesinas marcando territorio.

Peces hambrientos devorando ranas.

Tres adolescentes, un pasado reciente, la muerte persiguiéndoles por inútiles y un hombre escondido tras sus gafas.

El pájaro vuelve a su nido.

El paracaidista abre sus alas.

La mariposa pasaba por aquí veloz y gozosa.

En la película la mariposa parecía una clave que seguir. Pero ya se sabe que algunas mueven sus alas y generan tempestades, otras parecen bonitas a simple vista, la mayoría dejan sus larvas y mueren pasando desapercibidas.

Ya imagino miles de dvd's en las estanterías australianas esperando a que alguien los compre.

Pobres.

Robaré una frase propuesta a medio film: "qué duro es ser seguidor del género".

Añadiré de mi parte: nunca hay dificultad en los caprichos, pero hoy, mejor que hablar de una mala película, seguiré mirando el paisaje.

¡Mira! ¡Una tortuga!
mnemea
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9
29 de diciembre de 2009
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marcel Carné sabe imponer una fuerza desgarradora a sus escenas, crear minutos inolvidables entre amor y tristeza, sin presionar tus lágrimas, sin exceder ni un segundo el agobiante romanticismo que se vende en demasiadas ocasiones con facilidad para convertirlo en interés e inquietud, con total personalidad y creando un espacio propio en la memoria para recordar con sumo detalle todo lo visto. No son ellos siempre los perdedores, ni ellas las que mantienen en cualquier momento la brillante mirada de su belleza. Sus historias se comparten a partes iguales, nos dan mucho más de lo que pedimos, tal vez sea porque mirar con horror la vía del tren puede decir mucho desde su sencillez.

Había una ventana con vistas a un río, pertenecía a un hotel en el que vivía gente muy variada, todos conocidos, agradecidos y compartidos, pero tras esa ventana se escondían una noche dos amantes, la vida les quedaba grande, sólo deseaban formar parte el uno del otro. El río se convirtió en cómplice de su última decisión mirando desde el otro lado de la ventana, la que termina unas vidas definitivamente para dar paso a cambios irreversibles.

Dos amantes que quieren desaparecer arrastran como una marea al resto de desconocidos que se esconden tras otras ventanas, situadas al norte de la ciudad. Mezclan todas sus historias, donde existen las mujeres duras con hombres que encierran alma de solitarios, los entrometidos, los desprendidos, los engañados, todos juntos o revueltos, todos con mucho que enseñar, algo que olvidar y pasajes irreconciliables que llevan siempre al callejón trasero.

En esa habitación con cuatro paredes y una ventana que mira al río se crea una burbuja de intimidad, privada, donde el mundo empieza y acaba para ellos dos, abrazados como uno solo, pero la burbuja explota, la vida debe continuar y la cobardía parece el trámite absurdo, necesario para demostrar que ciertas vidas son inseparables. Suicidas interrumpidos con vidas por eclosionar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mnemea
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3
25 de abril de 2009
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La señorita hermafrodita no se pinta lo suficiente, no se quita lo suficiente, no me excita lo que debiera."

Es una realidad ambigua encontrar el resumen perfecto en las canciones de otro, quién mejor para cantar a las mujeres como putas y que suenen como diosas.

Poco importa disfrazar la historia con un dramatismo excesivo. De nada sirve dejar a Val desnunda durante toda la película buscando mostrar su erotismo si sólo parece que debe haber pasado frío. La nulidad exacta es pretender buscar sexo, aunque se muestre, son sólo partes banales de una historia que se intenta basar en este mismo tema.

El diario de tu vida, una reflexión en el papel, un cúmulo de palabras que sólo tienen un significado pleno para quien lo escribe ¿ése es el problema de esta película? Es aburrida, es eterna y no cuenta nada, pese a estar partida en tres fases: tres suspuestos puntos de inflexión que parece que parten desde una misma línea para no salir de ella.

Una Valérie que cree ser adicta al sexo. Dos Valéries, la adicta enamorada. Tres Valéries, la adicta desenamorada que prueba a hacer de prostituta con bonitos vestidos y altos tacones.

La voz que surge de las líneas de ese diario no hacen más que alimentar la ingratitud de un drama soporífero que ayuda a no comprender quién pensó que la protagonista crecía en esta historia.

Nereidas, ninfas... y cualquier otra belleza del Olimpo si se prefiere, los tacones del desprecio no dejarán esta vez ninguna puerta abierta...
mnemea
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8
4 de octubre de 2009
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez muertos nos espera la eternidad, y el rey de la muerte enfoca el camino directo al fin de la vida. Una semana para cumplir con los intereses del egoísta protagonista de esta historia, el suicidio. Un día para cada desolador, obsesivo y apático intento de terminar con una existencia aparentemente normal. Como furtivos, sus intérpretes fulminan el deseo de proclamarse vencedores en tan gran pérdida.

La muerte, objeto de llaga mental y putrefacción física. Inquietud de cobardes, calma de ególatras, marca un intento por acabar con los anodinos cuentos que persiguen a estas personas. La llaga que crece para que tropiece el muerto y los futuros lúgubres vivos que lloran el recuerdo de ese alma perdida. Aunque no es tan sencillo. Cada día coexiste con un tipo de muerte. Las trompetas finales tienen acordes distintos para cada último aliento.

Múltiples visiones para un mismo alegato:

El rey, desde su férreo trono, incita al individuo a tomar una resolución decisiva, la elección del día, hora y método para terminar lo que involuntariamente comenzó, pero ante un acto de lucidez absurda y determinante permitirá que el deseo de una muerte propia o ajena cumpla con las expectativas del soberano.

Un último hálito será el que corte la respiración ante la incomprensión de los vivos. Un preciso golpe y adiós.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mnemea
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7
1 de octubre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del amor y otros demonios, una conocida novela de Gabriel García Márquez, ha sido destilada por Hilda Hidalgo con encanto pero sin pasión alguna. Es algo que me ronda la cabeza pasados unos días desde su visionado, su austeridad va haciendo mella en el recuerdo volviéndose una película borrosa.

La belleza nunca fue suficiente para quedar adherida a lo largo de los tiempos en la retina, es una cualidad caprichosa que se adapta a modas pasajeras que en pocas ocasiones goza del acuerdo a la hora de alabar sus formas. Pero Sierva María (Eliza Triana) sí sustenta la belleza de la película como algo atemporal. Una larga melena rojiza y las alabanzas de su juventud y su silencio con unos ojos que juegan con el aprendizaje de un mundo desconocido para ella. El mejor retrato se lo lleva ella, la más absoluta protagonista, que genera toda una historia a su alrededor. El título lo dice todo, el amor y sus demonios. En una etapa compleja como la vivida en la colonización de españoles de Sudamérica se desatan los temores con demasiada facilidad al mezclar tantas culturas, las nativas, las cristianas advenedizas, las importadas mediante esclavos arrancados de otros países muy lejanos. Demasiados demonios para tantos extraños.

Desconozco el contenido del propio libro, pero tras ver la película no queda duda (como pasa en casi cualquier adaptación) que se han quedado muchos rasgos importantes de los personajes en el papel y la película evoluciona manca y coja al mostrar silencios y representar sensaciones de manera prolongada, pero no profundizar en lo que parecen muy ricos personajes que aquí quedan como secundarios muy puntuales que aparecen y desaparecen a merced de las necesidades del guión, desaprovechando a los actores que, llegados de todas partes a esta película para poder representar esa diversidad de culturas, no se consiguen aprovechar como se debiera, quedando cada historia anexa a la principal como un ligero relleno sin pomposidad ni calado. Sin embargo, cualquier relación de la protagonista con otros seres animados daban la luz que los humanos se dejaban en el tintero, y las paredes hablan siempre, así que una simple celda oscura respiraba con fuerza mientras se ahogaban los demás.

Esto no evita que realmente sea interesante la película y su aspecto resulte deslumbrante por momentos pese a su sencillez evolutiva. Yo me dejé llevar por las apariencias de una película de época colonial, además, es un tema que engancha con facilidad el que trata la película, al ver la lucha de cada individuo por sostener la fe ciega en lo que le pide una sociedad que está en plena evolución o en sus conocimientos, y viendo como se tacha la fogosidad que genera el vivir y conocer como una maldición demoníaca y una tentación impura. Creo que el simple hecho de poder utilizar la palabra «impura» es suficiente para que algunos nos quedemos a ver lo que sucede a continuación, sabiendo lo que suele cumplir lo que promete.

Al menos siempre resulta curioso ver la coacción de la iglesia y su modo de creer todo lo que dicen como algo que no admite dudas ni cuestiones comprometedoras. Pero la pasión se queda en la combinación de colores que se reparten en la pantalla, los terrenales y los que buscan ficcionar el semblante pasional, y al final sólo un rostro angelical con mirada impía y cabello interminable será lo único que supere al conjunto.

Sí, me permito utilizar la palabra pasión constantemente porque es lo que se une a una obra como Del amor y otros demonios, pero me sirve como muestra de lo que promete, muestra de vez en cuando, pero no arranca completamente, dejándonos con nuestras rasgaduras de vestimentas esperando más. Pero no es una sensación que aparezca enseguida, es algo que buscas una vez reposado lo que viste, porque la directora consiguió un trabajo limpio y sereno, algo que parece personal entre ella y la obra, que te deja conforme durante un tiempo prudente. La prudencia no es suficiente cuando buscamos frenesí, ¿verdad?

Crítica para http://cinemaadhoc.info
@cinemaadhoc
mnemea
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