Increible de principio a fin, sin contar con un par de momentos que afloja para darle más sentido a la pélicula, o, iniciar una introducción a una gran secuencia que vendrá posteriormente. Pero es de lo mejor que se ha podido ver este año en los cines. Scorsese, si le dejan, se carga hasta al cámara para darle más emoción al film, consigue darle un ritmo muy trepidante y al mismo tiempo, de fácil entendimiento. Las actuaciones, en mi opinión, no son brillantes en el 90% del reparto, quizás porque ese 10%, Jack Nicholson, ha supuesto una gran niebla a los demás, debido a que simplemente, se ha salido, excelente, más aún en la versión original. En fin, muy recomendable para todos, excepto a los más pequeños, a causa del lenguaje tan burro que añaden.

Cuando hablamos de Jim Carrey a estas alturas de la película, quizás estemos encasillándolo en la comedia exajerada, en la burrada y excacerbación de la interpretación. Un actor como él, con esos inicios tan humorísticos, se lo merece. Cuando decidió iniciar su delirante caida con Mentiroso compulsivo, no se percató de que todo el mundo no creería de nuevo en el actor que lleva por dentro. Sin embargo, es un error creer en eso, ya que Carrey es fiel a sus estilo simplemente, no traiciona nunca al seguidor de sus boberías. Y en esta ocasión no falla, pero ya no estamos hablando de Como Dios, ni Algo pasa con Mary, estamos ante la catarsis del cine de comedia, ante el melodrama con tintes ácidos. Soberbio Jim Carrey, excelente Ewan McGregor.
Philip Morris ¡Te quiero! es una cinta de culto. Usa la risa fácil para conjuntarla con el drama y la arriesgada apuesta de usar la brutalidad escenificada de Carrey con la soberbia e inmaculada interpretación de McGregor. Cuando uno termina de verla, cree que Ficarra y Raqua no se aclararon si hacer una película de humor o de drama, ya que navega entre ambos géneros en perfecta armonía, contándonos a la vez, una historia sobre un anarquista que lo único que deseaba era vivir a tope la vida, exactamente, lo que todos ansiamos.
No tiene fallos de bulto, cierto que en algunos momentos, una espesa niebla de situaciones incoherentes en el aspecto dramático, estropean la interpretación de Jim Carrey, pero da igual, porque cuando más disfrutas de la película es al salir de la sala, ya que te quedas varios días recordando con una sonrisa, cada situación planteada en este notable film.

Hace un año condenaron al héroe de hierro porque la dirección recaía en un simplista Favreau. Año posteriori, me arrodillo ante tal majestuacidad. Es un film rico de esquina a esquina. Cumple con lo que debe y algo más. Cierto es que sin Downey Jr., otro pájaro habría cantado, él da vida, él da humor, él hace sentirse a uno como parte de los circuitos que rodean a Ironman. Favreau hizo lo que mejor sabe hacer, simplificar las cosas, se cargó la carga sentimental que hundió en la miseria a Spider-Man 3, dijo - ¡¡¡FUERA!!! - con la carga filosófica-política de Logan y cia. Simplemente me hizo reir y pasar 2 horas con los ojos desorbitados. Entretiene como pocos films hacen hoy en día, se te hace corta, te sorprende con unos Fx muy bonitos,... Digna de ver, digna de pagar para contemplar un latido de vitalidad del cine, diciendo - ¡Aún entretengo!.

No entiendo porque hoy en día, aquellos que no tienen imaginación alguna, inspiración cero, se entretienen reventando la industria del cine. Una película como es 300, puede dar 300.000 veces más de sí, el problema viene a dar con el guionista, nefasto, y el queridísimo director, que no sabe aprovechar una preciosa historia. Exacerbada coreografía, abuso del bullet-time, esteroides hasta los grelos y argumento nulo. Se entretienen demasiado en la chulería de los 300 protagonistas, de tal manera, que la emoción, los nervios, se fueron a Sevilla, perdiendo, así, su silla.

Fabulosa crítica de un espíritu que perturbó a todos en la década de los 80, 90 y por desgracia en el nuevo milenio. Hace tiempo que la ví, pero esperé a hoy, para valorarla. Difícil tuvo que haber sido la forma de pensar de Demme, autocriticar a Hollywood, objetivar el pensar simplista de la mayoría de la sociedad (usando a un Denzel Washington como ejemplo) y esperanzar a aquellos que han cometido errores humanos que no se les perdonará. Hanks, junto a Forrest, consigue actuar por encima de cualquier actor, su papel, emotivo de principio a fin, consigue transmitir comprensión, dolor y a la vez, rabia, rabia por querer manifestar lo que quieres en tu vida sin que te juzguen, dolor porque te adorna, pero apuñala, esa sensación de que el animal más animal es el hombre y compresión porque al ser ignorante de la situación, entiendes y compartes el espíritu del papel de Tom. Banderas encaja perfectamente, actuando como siempre, de manera algo mediocre, exagerando cada movimiento, pero consigue hacer el propósito que le pretendieron. Un film dinámico, sin parones, tenso como si de un cine terrorífico se tratase, pero usando el drama como arma. Ejemplo a seguir que se exprimió más adelante con films igualmente catalogados, pero ninguno de esos largometrajes, consiguió romper el espejo más empañado de una sociedad moderna.