Una típica comedia romántica con un Andrew McCarthy tan insulso como siempre. A pesar de ello es un actor que suele despertar nostalgia y buen rollo en el espectador, pero eso es otro asunto. El caso es que Helen Hunt le roba los planos y destaca muy por encima. Entretenida, para ver y olvidar, añorando los tiempos de John Hughes.

Con la observación de aves como motivo de un viaje de vida, este filme enfrenta a lo largo de media Europa a dos personajes perdedores e imperfectos que son realmente opuestos. Ambos brillantes en sus interpretaciones, tanto Luis Zahera como Javier Gutiérrez, aportan credibilidad a un filme de enormes momentos cómicos y dramáticos.
La película de Pau Durá deja poso en el espectador y sin duda está llamada a ser un éxito crítico en este 2024.
No os la perdáis.

Sensacional interpretación de Yolanda Ramos, muy bien acompañada por Tamar Novas. El corto mantiene una sonrisa de oreja a oreja en el rostro del espectador, y aunque en principio pueda parecer de pretensiones cómicas (logra divertir y entretener y no se hace largo, ideal en un corto), propone un mensaje generacional madre/hijo más profundo que eso. Muy bien en cuanto a ritmo, fotografía, montaje y el empleo de músicas ajenas. 100% recomendable.

Drama cercano y sencillo localizado en una pequeña aldea cántabra, con el asunto de la energía eólica como pretexto de partida. Quiene espere aquí un filme del tipo As bestas (2022) quedará decepcionado, pues de ninguna manera se explorará así el asunto de una posible oposición al progreso por parte de los vecinos del lugar. En contra a eso, en El molino, lo que nos va a ocupar es el reencuentro de Mayte (Pilar López de Ayala ) y Jaime (Asier Exteandía) tras demasiados años separados.

El filme abre con la imagen de un viejo molino de madera y hojalata, pasando a encadenar la imagen a modernos molinos de eólica en alta mar. Ese contraste será punto de partida a la confrontación de unas vidas que han seguido unos muy distintos derroteros hasta volver a confluir, ahora en una explosión de reproches y rabia, al tiempo que se toca el asunto de la España vaciada y la idea del escepticismo ante los cambios. Imanol Arias trata de brillar interpretando un vistoso personaje aquejado de Alzheimer, mientras que el resto del reparto cumple sin dificultades, lo que incluye a varias actrices televisivas y otras muy jóvenes en su debut cinematográfico.

El filme va a satisfacer al espectador sin dificultades, dejando una clara sensación de comodidad en su resolución y con una fantástica labor en la composición de una música original dramática e intimista de ciertas influencias celtas por parte de Carlos Martín Jara (si bien se presentan temas vocales ajenos de importancia para el guion cinematográfico). Muy recomendable.

Resulta totalmente injusto que se recuerde a Jesús Franco (Jess) como autor de una serie de productos inclasificables en vídeo durante el ocaso de sus días. Cintas fruto de su pasión por crear, aún estando ya fuera de toda capacidad para ello. También por su época del destape, aún cuando se reía de la censura (siempre lo hizo) e hizo lo que le venia en gana, por el placer de crear.
Durante los años 60 y 70 (y parte de los 80), el director cosechó enormes aportaciones cinematográficas, entre las que se cuentan Gritos en la noche, Rififí en la Ciudad o Miss Muerte. Franco siempre fue amante del cómic y el cine de espías, del exotismo y el erotismo, así como del jazz y el sentido del humor. En sus películas no faltan personajes repletos de ironía y situaciones hilarantes, y en Residencia para espías ello no fue ninguna excepción.
Eddie Constantine, gran actor y cantante, rodó dos filmes con Franco ese mismo año. La cinta que nos ocupa y Las cartas boca arriba, aún más hilarante y loca que esta. Y hablo de humor porque en Residencia para espías, nuestro intrépido protagonista, Dan Leyton, es un mujeriego descarado sin pelos en la lengua a la hora de arremeter contra sus adversarios y opositores. Un personaje entrañable que nos brinda también buenos momentos dramáticos y buenas peleas, y que nos va narrando personalmente sus vivencias de modo que nos lo hace más cercano.
Desde el arranque del filme Jess nos dejó caer su sentido del humor y el reparto no es nada despreciable, contando una breve intervención del gran actor fetiche del director, Howard Vernon, como agente de apoyo con quien Leyton debe contactar en Lisboa.
Franco rodó muchos exteriores en Estambul y luego los insertaría una y otra vez en un sinfín de películas. Mucho del metraje se rodó en Alicante. La residencia en cuestión, repleta de bellas chicas, da para mucho juego socarrón del protagonista, y no falta la música en una escena de club nocturno donde el propio Jess Franco hace un cameo sentado al piano.
Residencia para espías es pues un entretenido filme que es necesario rescatar del olvido y que visto sin complejos asegura un buen rato de entretenimiento.
Excelente música del maestro Odón Alonso.