Comparto los comentarios positivos hacia esta nueva faceta de Sandra Bullock (su incursión en el drama), y me parecería mezquino que no se reconozca su buena performance en esta película, al margen de su indiscutible belleza física. Sin embargo, creo que la película tiene mucho más que eso, que es lo que justamente se le reclama a un film. 1) Cuenta una historia y tiene un norte definido (cosa distinta es si a uno le gusta o no le gusta la foma como se hace). 2) Tiene un mensaje positivo claro, que es el rompimiento de los parámetros de discriminación e indiferencia (¿poco creíble? Puede ser, pero no hay que dejar de lado que la historia de Michael Oher es real; obviamente sazonada con detalles cinematográficos, pero el tema de fondo es real). 3) Tiene un reparto de actores bastante competentes, cada uno, en lo suyo. Personalmente destaco a Quinton Aaron y su desesperante parquedad al inicio de la película y que, dicho sea de paso, no cambia demasiado hacia el final. ¿Racismo? ¿Americanada? Discrepo respetuosamente. Sin duda, cada quien va al cine con sus particulares puntos de vista y eso debe entenderse y tolerarse.

Antes que nada, y teniendo en cuenta que TODO ES RELATIVO y que el gusto es lo más subjetivo del mundo, debo empezar por decir que me cuento dentro de aquellas personas que consideran que el cine es DIVERSIÓN. Jamás me he sentado delante del ecran para filosofar, para resolver misterios o para encontrar la verdad de la vida. Parece obvio que, luego de esta introducción, todos habrán asumido ya que esta película me ha gustado. Es cierto, no es una obra de arte, pero cumple con creces la función que, personalmente, considero la principal del cine: DIVERTIR. Personalmente, no me parece lógico criticar la ocurrencia de situaciones inverosímiles en una película de fantasía.
Llena de situaciones absurdas y sobreactuaciones (realmente divertidas) "Encantada" encierra, desde mi punto de vita, dos mundos paralelos (que no son precisamente las caricaturas y el mundo real) sino un mensaje infantil y otro no tanto. En esta película, los niños pueden encontrar un típico cuento de hadas y, los grandes, situaciones de pareja y diversas percepciones sobre el amor, tan comúnes como intersantes.
En suma, creo que es una inteligente apuesta de Disney para que, dentro de tanta fantasía y cursilería, se pueda encontrar una pizca de realidad (pero sólo una pizca, ¿eh?) que permita a los padres acompañantes del público objetivo de la película, no sentirnos tan "raros" en la Sala.
Mención aparte para la banda sonora, que sugiere una interesante fusión entre lo clásico de los cuentos de hadas y lo moderno alternativo (incluyendo el raro pero pegajoso "raege-latin-mex-pop" de "That's how you know"). No sé a otros, pero me resultó especialmente emotivo el inicio de la película, con fanfarria y coros "muy Disney". No en balde, Alan Menken es "de la casa".
Definitivamente, para ver una película de Disney, lo óptimo es ir con ojos de niño y no como si fuéramos a ver algo de Almodovar o de Scorcese. Películas hay para todos los gustos, y los críticos (o criticones) deberían tener en cuenta ello al momento de poner a andar su hígado, perdón, su criterio.

Si uno disfrutó "El Padrino", definitivamente resulta exquisito poder ver cómo se forjó el poder y la posición del Don, "Vito Corleone". Magistral la actuación de un "jovencísimo" -casi irreconocible- Robert de Niro, que retrata a la perfección la juventud de tan temible personaje. De más hablar de la performance de Al Pacino, simplemente perfecta.

La narración paralela entre las vidas de Michael Corleone y la de su padre me parece notable, y en ningún momento es capaz de generar algún tipo de confusión o desorden en el espectador, como suele ocurrir en otras obras en donde el uso de "flash back" es forzado, cuando no absolutamente impertinente.

Como dice el título de este comentario, creo que junto con Star Wars, la trilogía de "El Padrino" son los dos únicos destacables casos en donde la segunda parte superó a la primera.

Difícil formarse un juicio justo respecto de un producto televisivo si uno no se interioriza con el mismo. Y es que siempre me ha parecido que las llamadas "sitcom" siempre están a la orden para "premiar" a aquellos televidentes que las siguen con regularidad. Ello es así, porque la regularidad en el visionado de una serie de TV te permite conocer mejor a los personajes, su historia y su interacción entre ellos, lo que facilita brutalmente "hacerte al ritmo" y a la filosofía de la serie y a entender mucho mejor y más rápido sus gags internos.
Y digo esto con conocimiento de causa, pues al comienzo yo fui una de esas personas que, viendo algunos capítulos aislados no alcanzaba a entender muy bien de qué iba la serie. Todos dirán "de médicos, pues tonto", pero no, la serie va mucho más allá de eso.
Confieso que jamás había sentido un nudo en la garganta (preludio del llanto) viendo lo que se supone es una comedia, pero eso me ha pasado, no una, ni dos ni tres veces con Scrubs, sino varias otras más. Porque lo que se encuentra dentro de esta serie -más, si uno la sigue regularmente- es una serie de vivencias de PERSONAS (que sean médicos es sólo una incidencia), algunas estereotipadas, otras excéntricas, otras únicas, y un largo etcétera; vivencias que encierran lecciones de vida y, ¿por qué no decirlo abiertamente? toda una filosofía de vida que podemos abrazar, refutar o simplemente rechazar, pero filosofía al fin, entendiendo correectamente esa palabra.
Scrubs es una de esas pocas series que no se encasilla en el romance bobo de telenovela o en la parafernalia del lenguaje médico o de las proezas de sus protagonistas, pues lo que en realidad hace es mostrar como vive y crece un grupo de muy carismáticos personajes, con un surealismo que a algunos nos parece desternillante y a otros -pocos- absurdo.
Como siempre, todo es cuestión de gustos, y la excelente puntuación de esta serie habla por sí sola, respetando las muy válidas opiniones de la aplastada minoría.
Recomiendo fervorosamente esta serie. Siempre será un tiempo bien invertido.

En verdad, y no sé cómo explicar el "qué"; aunque trataré.
Sin revelar nada más que la sinopsis, la película pretende graficar un momento deportivo glorioso en el marco de una tensión pólítica generada a partir de la abolición del "apartheid" en Sudafrica y la toma de poder por parte de Nelson Mandela. ¡Vamos! La historia da para bastante, pero siento que el contenido emocional de la misma no se expresa adecuadamente a través de los personajes. A lo mejor le ha hecho falta una transición más marcada entre el fracaso y el éxito del equipo de Rugby, pues no se llega a entender muy bien cómo es que un equipo que perdía siempre se haya convertido de la noche a la mañana en una máquina de ganar. Siento que se han privilegiado los momentos de juego por sobre una transición emotiva del sentir y el compromiso de los miembros del equipo. Es cierto que algo hay sobre el particular, pero me suena a insuficiente. Opinión personal.
Sin embargo, no deja de ser una muy buena película y un tiempo muy bien invertido frente a la pantalla. Notable Morgan Freeman, muy bueno Matt Damon.