Simplemente: PERFECTA.
Un redondo, completo y merecidísimo DIEZ.
Si te apasiona Joy Division, y en concreto Ian Curtis, si te apasiona de verdad, es una película que será imposible que no te guste.
Conmovedora.
Hace disfrutar. Y duele.
Es brillante.
Las actuaciones. La fotografía.
Brillante. No se puede decir más.
Para ponerla en una vitrina, protegerla del polvo y conservarla para siempre junto con los vinilios de Joy Division.

Mala hasta decir basta.
Con aires de película superchuliguay, no consigue ni de lejos lo que parece que se propone.
Terminé de verla y la rabia me corroía por dentro por haber perdido más de hora y media de mi vida.