El argumento es trillado, el actor es divertido, los efectos son pasables aunque previsibles, el elenco acompaña, la película entretiene.
Llegado a un punto, la comedia liviana parece ir en búsqueda de una crítica al vacío existencial de la clase media. Ahí dejamos de reírnos y dudamos si hay que empezar a pensar.
¿Y entonces?
Un producto híbrido. Divierte? En parte. Hace pensar?: En parte.
¿Mucho para ver en el cine? Sin dudas, la película le queda chica a una sala cinematográfica, queda mejor para el formato de televisión.

Quizá las mejores preguntas sean las que no se formulan y la mejor respuesta aquella que no se enuncia. Esta película es arte. Básicamente, arte. Lo que dice, lo que transmite e insinúa, lo trae desde lo profundo de la vida. Nos arrastra en un suave torbellino hacia emociones inherentes al existir y nos devuelve a la vida más fuertes. Las actuaciones son maravillosas, pero la dirección y la originalidad del guión no lo son menos.
Una película que no merecería verse por entretenimiento, sino como una pausa para la búsqueda de profundidad.

Cuando se estrenó la película, ni me interesó verla: soy de la generación que se creyó el Batman de la tele y, tras la genialidad de Tim Burton en la primera película hasta llegar al hombre helado del gobernador Arnold, pensé que ya estaba todo dicho.
Y no.
Me encontré con un guión que vino a rescatar el debate sobre la falta de razón de ser del hombre moderno y, valiéndose del comic, puso en la pantalla una serie de dilemas existenciales y morales que ya no se discute en términos intelectuales que la gente pueda comprender.
Bravo.
Después de ver esta película, uno está convencido de que no todo está dicho a través de Batman y, en lo íntimo, llega a preguntarse: ¿Cuándo aparecerá en nuestro mundo real? Pregunta sustentada desde este lado de la pantalla donde, paradojalmente, todo está tanto o más loco que en el comic.
En fin, la pelicula me gustó y me impulsó a ver la otra que le sigue. ¿Funcionó el mecanismo de entretenimiento yanqui? Y sí, pero ojo, que cuando lo hacen bien, son de lo mejor. Como en este caso.

Si yo hubiera tenido que invertir, a priori, en esta película, no hubiera puesto ni un peso. Hubiese pensado: "Sí, la idea es buena, pero ¿cómo se realiza?"
¡Qué talento el de David Fincher! Es increíble. Porque la película de comercial no tiene nada, pero en el boca a boca ha sabido resistir y hoy en día el haber gustado de ella es un signo que distingue a aquellos que no se quedan a la entrada de explorar su interior.
Las actuaciones de Brad Pitt y Edward Norton son fantásticas. Increíble Helena Bonham Carter.
¿Su mensaje? El de los sueños: Se podrá decir que es linda o fea, que dice esto o aquello, pero lo que no se podrá afirmar -a riesgo de caer en la estupidez- es que la obra no es verdadera.
Cualquier parecido con hechos que acontecieron después de su estreno -¿el 11/9?- quedan a entera interpretación que quiera darle el espectador.
La obra más valiente de los últimos 20 años.

La película hubiera podido ser mejor. Si los diálogos se hubieran trabajado más en algunos tramos. Si la coherencia de la historia no incurriera en ciertos baches. Si... Pero a mí me gustó.
Me gustó porque denuncia, dice, se anima a denunciar que el terrorista al que el sistema apunta, puede en verdad ser un héroe deformado por los medios de difusión (radio, TV, noticieros, etc.) para establecer el miedo con que someter al pueblo.
No digo que la película sea fácil de ver o entender. Esto se debe en gran parte porque hubiera debido trabajarse más en todos los sentidos. Pero también será dificil de ver porque muchos niegan lo que la película denuncia. Si no, vean la crítica de Manohla Dargis, del The New York Times, en la portada de esta película en el portal.
La recomiendo.