Como ya se ha dicho por aquí, tres cintas con, supuestamente, Nueva York de fondo y con poca ciudad en realidad. Tres genios del séptimo arte ligados a la mágica ciudad estadounidense desde jóvenes, homenajean con sus obras a la ciudad que tanto les ha dado.

En principio, la idea parece sensata, pero la forma de llevarla a la práctica es un poco chapucera. Coordinar a tres hombres para un objetivo determinado no debe ser tarea fácil, pero de ahí a que se apelotonen tres historias sin un hilo o argumento similar dista mucho. Máxime cuando las tres historias son tan diferentes entre sí que podríamos preguntarnos si se trata de la misma idea.

Scorsese sobresale, haciendo un buen mediometraje, quizás el más compacto, sólido y emotivo de los tres.

Coppola bochornoso, aburrido, infantil y absurdo. La manía de incluir a su hija en todos los lugares donde él participe le lleva a crear este bodrio de historia sin gracia alguna.

Allen, en su estilo, cómico, sarcástico, irónico y muy sutil. En definitiva, muy entretenido.

A primera vista de trata de una historia de una pareja que ha dejado de quererse tras más de cinco años de relación. Los rencores por los errores cometidos en el pasado, la falta de comunicación y la búsqueda de caminos separados desemboca en una ruptura no declarada donde ambos se intentan redescubrir a sí mismos.

A pesar del guión tan tópico y tratado en los diversos géneros, Coppola hace de la obra algo irreal, confundido con la ficción y el encanto de una representación teatral que nunca llega a buscar el realismo del amor, sino crear una caricatura amable e incluso ridícula del mismo, con afortunado acierto.

A pesar de ser técnicamente perfecta, en tanto que montaje, luz, color y densidad de la imagen, y una historia presumiblemente redonda, el conjunto no ha hecho sino aburrirme.

La intención del guión es buena e incluso honesta, pero creo que se alarga demasiado para contar y repetir continuamente una misma idea desde diferentes formas y escenarios. Después de 50 o 60 minutos, llega a aburrir, cansar y a deslucir el conjunto de la obra.

Lamentablemente, creo que la película ha entrado en la conocida y horripilante categoría 'de culto', por lo que cualquier crítica negativa a la misma conlleva a ser tachado de inculto o inmaduro.

Toca todos los tópicos del género y me recuerda en más de una ocasión a 'El fugitivo'. Sin embargo sabe mantener desde el minuto uno la tensión, haciendo que el espectador quiera saber cómo demonios va a continuar y cómo va a acabar.

Las muertes, los malos, la trama y el desarrollo son los típicos que demanda el género, pero como ya he dicho, es superior a gran parte de las películas que se han hecho similares, estilo atracos, robos, secuestros y paletos sureños.

Agobiante y ridículo final que no llega a estropear la película.

La fijación de un director por las historias y los personajes sórdidos es marca de casa de Tod Browning. Años antes de 'Freaks', en un circo de gitanos de Madrid, una historia de amor entre tres personajes es cuanto menos sórdida. Las apariencias engañan, la hora de largometraje nunca baja el listón y no hay un sólo minuto en que la actuación de los personajes no atraiga y conmueva.

Es genial y loca, pero demasiado oscura. Si bien es cierto que en general no me ha llegado a convencer demasiado la historia en tanto que creíble, el resultado final es más que bueno. No llega al nivel de 'Freaks', pero las comparaciones son odiosas y en muchos casos, absurdas.