Es la típica película para pasar un rato agradable. Buen ritmo e buenas interpretaciones (Carell y Binoche, aunque también los secundarios).
Hacía tiempo que no veía una comedia tan sobria, que divierte sin tener que recurrir al esperpento.
Reconforta también que, por una vez, aparezca en el cine una familia bastante normal, aunque sólo fuera para hacer justicia a un alto porcentaje de las familias norteamericanas.

Me ha encantado cómo se dosifica la trama y cómo se aborda un tema espinoso, como es el aborto, con hondura claridad y delicadeza.
Todo un ejemplo de "proponer sin imponer".

Dejo de lado valores narrativos y las interesantes relaciones padre-hijas, porque el vacío en los contenidos ha hecho que me aburriera soberanamente.
La peli trata del modo de superar la muerte de un ser querido y la respuesta es totalmente plana. Como si ya Platón no hubiera demostrado la immortalidad el alma hace 2300 años...
¿Por qué tiene que asociarse el cine actual al pensamento débil que nos intenta hacer débiles mentales?

Sabía que iba a sufrir viendo esta peli, pero al fin me he animado. Como muestra la cinta, quienes la vemos sufrimos miles de veces menos que la mujer que solicita un aborto clandestino.
Al principio pensé que mostrar el horror de un aborto clandestino era un modo de sugerir que se legalice el aborto, pero tras ver la peli pienso que el director ha sabido conservar su honesta neutralidad. Y no sólo porque se dedican unos segundos al niño abortado (y a la insistencia de la madre para que se entierre el cadáver), sino sobre todo por el significativo pasaje de Otilia (la amiga de chica que aborta) hablando con su novio. Y es que si se da por supuesto que siempre habrá relaciones sexuales antes de formar una familia, entonces tendremos un serio problema cada vez que se produzca un embarazo indeseado. Si a esto se sigue un aborto, siempre habrá sufrimiento para la madre (como médico sé que también hay sufrimiento en el aborto realizado en la mejor clínica del mundo). Es decir, siempre es la mujer a que lo paga. El varón, como mucho, se ofrece a acompañar a la que va a abortar (en la película, el padre incluso es el gran ausente).
En esa conversación de Otilia con su novio parece que ella se da cuenta de la encerrona (algo que, por desgracia, muchas feministas no parecen darse cuenta). Le pregunta: ¿qué pasaría si me quedase encinta?, ¿por qué corriste tanto riesgo la última vez que hicimos el amor?, ¿y si me fuese a vivir a otra ciudad, te irías conmigo?, etc.
En conclusión: la mujer tendrá con facilidad problemas mientras se dé por supuesto que hay que realizar un acto (especialmente deseado por el varón y consentido por la mujer) que sirve para procrear. Ya es hora de decir claramente la verdad que pocos se atreven a mirar de frente: no hay ningún método anticonceptivo que garantice que sea imposible el embarazo (excepto la esterilización, que no tiene sentido en la mujer joven). Cada persona que tiene relaciones antes del compromiso de establecer una familia puede traer un hijo a este mundo, a quien o bien matará (con el consiguiente drama para madre e hijo) o bien le privará de nacer en el seno de una familia ya constituida...
Eso es lo bueno que tiene esta terrible película: ¡que te hace reflexionar!

Esta película está muy bien rodada y todos los actores cumplen a la perfección. Además, como galeno que soy, me parece que refleja muy bien la vida de un médico de familia.
Lo que no me ha gustado es que hace alarde del humanismo y de la exquisita sensibilidad del médico protagonista, y sin embargo éste se dedica también a practicar abortos. Para no desvelar detalles el argumento, me explayo en el "spoiler".