Una peli más fría que la propia Siberia. Las correctas actuaciones, la correcta dirección y el correcto desarrollo no hacen más que evidenciar la falta de sentimiento con la que ha sido realizada. Al menos, Noriega vuelve a hacer un trabajo pasable.

Seis muy merecido.

Durante su visionado de "El pico" no podrá evitar una sensación de desesperanza y el pensamiento de que ha dejado de confiar en el mundo.

El director juega mezclando y entrecruzando difíciles temas como las adicciones, el terrorismo o la madurez; saliendo ganador y dando lugar a una película de caracteristicas difusas y atrayentes. No acompañan unas actuaciones pasables, pero insuficientes en su mayoría teniendo en cuenta que se interpreta a personajes con amplio fondo y mucho que contar.

La que en otras circunstancias no hubiese sido más que otra vuelta de tuerca al manido y prescindible cine de extraterrestres de los años cincuenta y sesenta, se convirtió en la película definitiva del subgénero.

Alien es la esencia de la mejora de los efectos especiales como elemento tan importante como el guión o los actores a la hora de construir la película.

No faltan buenos momentos de suspense y sustos por doquier (¡que memorables las escenas del Face-Hugger –o abrazacaras- y la del “bichito” saliendo de la tripa de uno de los tripulantes del Nostromo!) que nos hacen vivir la acción a cada segundo como si fuésemos la propia teniente Ripley.

Bella y a la vez funesta historia vampírica plagada de escenas para la memoria y con un adecuado final feliz, además de una inteligente utilización de los colores. El tiempo le ha concedido el lugar que se merece para que hoy en día la recordemos con un gran cariño.

Personalmente, el ritmo me resultó exagerádamente lento en algunos momentos.

La prueba de que para hacer pasar un buen rato al espectador no se necesita un gran presupuesto, colocarlo 120 minutos frente a la pantalla y ni siquiera una gran historia. El gusto de los cineastas españoles por las miradas costumbristas a nuestra sociedad nos trae este pequeño regalo de la mano un gran Julián Villagrán.