Hito incondicional del cine de terror (realista y sabiamente fundido con el más puro y artesano sci-fi) donde los elementos del guión y atención a la simbiosis personaje/espectador en los álgidos (y muy constantes) momentos de tensión hacen de él un film primario y apasionante tanto para los amantes del género como para los que lo detestan. La entregada presencia del reparto, junto con la arrebatadora Weaver, dieron rienda a un jóven Ridley Scott para crear un film pasivo y tremendamente visual.

Iguala en todos los aspectos a su predecesora (algo impensable) e incluso lo mejora en un ahondamineto (acertadísimamante 'oscurecido') del argumento y en los logros visuales. Es también un producto ejemplar de la realización de "segundas partes" o secuelas al retomar tan magistralmente los hechos de la primera, y donde a diferencia de ésta, el personaje va por delante de la trama engrandeciendo así más el conjunto.
Puro y profundo entretenimiento.

Drama musical sobre los avatares de un aspirante a estrella del hip-hop. Resultante gracias en mayor parte a la labor de un siempre efectista y efectivo Hanson al servicio de un guión simplón y un actor(?) que "ilumine" la función.