No puedo sino mostrar mi amor incondicional hacia está cinta, repleta de belleza y magistrales interpretaciones.
Me parece estéril entrar en su análisis pormenorizado porque es simplemente una obra maestra muy por encima de mi capacidad de expresión.
Si tienes la suerte de encontrarla mientras cambias de canal, detente y disfruta esta sobredosis de sutileza y horror.

Mezcla de tópicos del género de forma poco convincente y vulgar, tanto en sus situaciones como personajes, con actitudes propias de una telenovela barata.
No aporta nada nuevo, alejandose de la verosimilitud con cada segundo de metraje.

No se puede negar la magia de Scorsese, pero para ver monigotes me voy al Circo. Si no conociéramos a De Niro o Pacino de jóvenes...

Les rejuvenecen las caras por ordenador, pero la forma de moverse no cuadra, tienen apariencia de personas mayores, con independencia de la época que se muestre en pantalla.

El guión y la historia son buenísimos, pero interpretado por monigotes...es una especie de videojuego. Lo peor conseguido son los ojos y la mirada, trasmite lo mismo que un mandril.

Para mí, un despropósito hasta la mitad del metraje, que vuelven los actores.

Por cierto, me da risa los que critican que Scorsese utilice actores crepusculares cuando la película cuenta el crepúsculo de los gánsteres.

Me debato entre opinar si es un homenaje o una copia de cine de calidad, según el episodio.
Mientras tanto, me dejo conquistar con esos multiples momentos especiales que generan sus interpretes y el guión.
Indudablemente, cada temporada gana en madurez y carácter.
La secuencia de la fuga o la que acaba sonando "Romeo&Juliet" de Dire Straits, miemtras bailan en la cafetería, es puro vicio

Siempre me he preguntado por qué Spielberg le niega a los extraterrestres un atuendo digno, por qué los pobres deben actuar como su madre los trajo al mundo, eso sí, tiene el detalle de crear criaturas asexuadas.

Por otro lado, la cinta me ha parecido como una copa de helado de 50 sabores, no te da tiempo a probarlos todos antes de que se fundan en un caldo difícil de disfrutar. Una forma complicada de contar la historia de siempre, que evidentemente, hace años que no funciona.