Bajo la magnífica dirección de Burt Kennedy y la adecuada música de Dimitri Tiomkin (ganador del oscar), dos de los grandes de Hollywood, Wayne y Douglas, protagonizan esta divertida, dinámica y entretenida película, ideal para pasar un buen rato frente a la pantalla. Comedia, acción, rivalidad....., a todas luces, muy acertada.

Ni mucho menos su mejor obra, pero Peckinpah nos empieza a mostrar su peculiar estilo de hacer cine, reflejado en este western tosco, traicionero, con hombres duros, hombres leales y otros codiciosos que matarían a su mejor amigo a cambio de una pequeña fortuna. La película se va animando a medida que va transcurriendo, aunque haya fases en que el film parece algo desajustado. La trama y el guión son bastante buenos, con un cuidado diálogo y unas interpretaciones notables de Scott y McCrea (la escena en que los dos están en calzones con las botas puestas y el sombrero me parece fantástica). Con un gran final.

Boetticher nos propone una interesante película, si bien el significado de venganza que quiere transmitir el argumento, aquí no está del todo definido. Los villanos carecen de protagonismo y no tienen demasiada personalidad ni carisma. Aun así, el buen hacer del director, las muy conseguidas escenas de acción y el encomiable esfuerzo de Glenn Ford por hacer una buena interpretación, dotan al film de una buena puntuación final.

Sin ser una de las mejores obras de John Ford, si és calificable como buena película. Porque la historia de Wyatt Earp y el tiroteo del O.K. Corral siempre me ha fascinado, porque los planos de Monument Valley son extraordinarios, y por que está Henry Fonda. Y punto.

Buen argumento para una buena película, en la que sobresale por encima de todo la magnifica interpretación del duo Douglas-Quinn. Emocionante y muy interesante historia de amistad y orgullo. Cumplir con la ley por encima de todo, aunque te cueste la vida. Digna de ver.