¿Fracasado? Esta grande, grandísima película no trata sobre ningún fracasado. Trata sobre la superación, el afán no solo de mejorar, sino de ser el mejor. Pero ello tiene un precio: debes renunciar prácticamente todo lo demás, con lo que ello supone.

El buscavidas pertenece a esa clase de películas en las que, aparte de la perfección de la fotografía en blanco y negro, la mestría en la narración, con una cadencia exquisita en los diálogos, o las bárbaras interpretaciones de Paul Newman o George C. Scott, es capaz de arañar lo más profundo de la sensibilidad del espectador al acompañar al protagonista en su viaje autodestrucctivo paralelo a conseguir estar en la cima del billar. Caemos junto a él en la soledad y pobreza de su vida cuando se aleja de su mundo nocturno pero, además, queremos que sea así, pues como él, pensamos que nada es más importante como superar al gordo, el único que le venció.

Así ha pasado siempre y así seguirá pasando con los genios, sea cual sea su genialidad.

El pistolero que ha sido prejuzgado a lo largo de una vida de asesinatos (en defensa propia) como un desalmado sediento de sangre pero que, cuando llega el momento de enfrentarse a la suya propia, realmente se libera y deja entrever unos sentimiento más cercanos a la justicia, la lealtad y el amor que muchas almas caritativas bien vistas por la comunidad... ¿Quién sino Wayne podría hacer este papel?

A Eastwood se lo propusieron, pero no le habría sentado tan bien. Él haría algo parecido después en "Sin perdón", pues de condenados al ostracismo y redención estamos hablando.

El conjunto de actores que le acompañan, todos entraditos en años, realzan el aire crepuscular genuino del film. Por qué no coincidieron antes Siegel y Wayne no lo se, pero habrían hecho otra buena película.

Se trata de una película romántica y de aventuras con zombies y fantasmas de por medio, pero todo esto al estilo chino.

Bien, vamos por partes:

- Actuación: queda claro desde el principio que se trata de un típico chino en cuanto a sobreactuación y gags de determinadas escenas, de modo que en ocasiones resulta extremadamente mala.

- Ambientación y coreografías de lucha: este es su punto fuerte, ya que consigue un clima sumamente atractivo (con esas vaporosas sedas y las luchas medio en tierra medio volando), tanto que han sido fuente de inspiración para grandes películas del cine chino más actual, como Tigre y Dragón o La Casa de las Dagas Voladoras.

En conjunto resulta una película de interesante visionado y que, en determinados momentos, y a pesar de lo absurdo de algunas escenas (que encontraría risibles incluso un niño de cinco años), consigue arrancarse momentos románticos bastante emotivos.

Como gran admirador de Clint Eastwood, esta es una de las pocas películas suyas que me quedaban por ver, y no ha resultado, ni mucho menos, una gran experiencia.

La película cuenta con el único atractivo del actor, que de nuevo vuelve a tirar de su descafeinada mujer (en aquellos tiempos) para acompañarle en el papel protagonista femenino. El guión resulta tan absurdo (el final no tiene desperdicio) y previsible que termina por aburrir.

Resumiendo: película a la que habría dado un uno o un dos si no llega a ser por devoción por Clint Eastwood.

Quizás solo se trate de una película deportiva sobre la superación, de las que ya hay tantas, pero hay que reconocer que ésta resulta bastante interesante. Sobre todo porque el protagonista fué un personaje real que saltó directamente a la fama del futbol americano profesional, con treinta tacos y sin experiencia previa (salvo pachangas entre colegas) alguna.
Es una de esas historias que te sorprenden y, que a más de uno, le vendrá como loción rejuvenecedora ;)

En el aspecto técnico no sobresale en nada, resultando del montón, así como en la puesta en escena y actuaciones de los actores. La dirección resulta correcta de modo que podemos decir que es la historia lo que permite considerarla como interesante.