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Críticas de Jefe Dreyfus
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Críticas 88
Críticas ordenadas por utilidad
5
13 de enero de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Once han sido, ni más ni menos, los años que han transcurrido desde Scream 3. Tanta espera solo puede atender a tres motivos bien distintos: a) Han vuelto porque tenían un guión que no podían dejar escapar y han logrado realizar la mejor entrega de toda la serie; b) Han buscado una original vuelta de tuerca hasta lograr un nuevo origen para reflotar la saga con sabia nueva; c) Quieren pasta. Viendo como han ido las carreras tanto del director como de sus tres protagonistas desde aquella tercera entrega, creo que ya tenemos un ganador.

Hay que tener en cuanta que estamos hablando de una película cuyo mayor logro ha sido el de poder volver a reunir, una década más tarde, a los responsables de la trilogía original: el director, Wes Craven, el guionista, Kevin Williamson, y los tres actores protagonistas, Neve Campbell, Courtney Cox y David Arquette. Es evidente que el tiempo no pasa en balde para nadie, especialmente para Courtney Cox que no sé yo que se ha hecho en la cara, pero está claro que no le ha sentado nada bien. Otro de los problemas que ofrece esta nueva entrega es que Neve Campbell, a pesar de conservar una envidiable capacidad para asustarse, ya no es aquella joven scream girl de la saga original. Ahora es mucho más madura y resolutiva.

Lo que no ha cambiado son las ganas que sigue teniendo la saga en mostrarnos el cine dentro del cine (algo bastante habitual, por otra parte, en la filmografía de Wes Craven). Si en la primera entrega nos desvelaban las normas que siguen las pelis de terror y en la segunda y tercera se reían sin pudor de las secuelas en el cine, ahora le toca el turno al terror actual y al torture-porn en particular (término que fue acuñado por primera vez para la película Hostel de Eli Roth) y son constantes las referencias a películas como Saw y secuelas. Pero lo bueno que tiene Scream 4 es que en ningún momento pretende imitarlas, sino más bien reírse de ellas, para seguir siendo fiel a sí misma y no caer en el lado oscuro, convencida de que no hay nada más terrorífico que un torpe asesino con máscara de fantasma y un cuchillo en la mano. ¿Para qué te vas a complicar la vida?

Confieso que esta saga siempre me ha caído bien a pesar de comprobar como iba perdiendo fuerza con cada nueva entrega. Aquí, de nuevo, se vuelven a repetir esquemas, estructura, tramas y, en general, uno termina teniendo la sensación de que este nuevo título, finalmente, no logra aportar prácticamente nada nuevo a lo ya visto. Pero es que hacía tanto ya que no lo veíamos que a pesar de todo me logró entretener durante todo su metraje. Porque la esencia de la trilogía original sigue estando ahí, aunque muy diluida, y la cinta le sigue siendo fiel en lugar de perderse en derroteros que tampoco creo que le hubieran beneficiado. Es cierto que esta cuarta entrega no era necesaria, pocas cuartas partes lo son (quizás exceptuando Rambo), pero el resultado final no es peor que su entrega inmediatamente anterior.
Jefe Dreyfus
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6
12 de enero de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deja de resultar curioso lo mucho que pueden llegar a cambiar diferentes historias con una temática y/o premisa inicial similar, y los distintos caminos que la trama puede recorrer, en función de quien sea el encargado de llevar el proyecto a buen puerto. De esta manera si cogemos, por ejemplo, el caso de las películas de pandemias, virus y demás enfermedades masivas varias, resulta que la cosa puede derivar hacia una película de terror (La noche de los muertos vivientes, Infectados, 28 días después); la ciencia ficción (La amenaza de Andrómeda, 12 monos, Hijos de los hombres), la acción (Estallido), el drama (Blindness), el absurdo (The happening) o el morbo por el morbo que podrán degustar en algún que otro producto en formato telefilm emitido por televisión en las sobremesas de los fines de semana. Ahora nos llega una nueva visión, la del director Steven Soderbergh con el objetivo claro de desmarcarse por completo de todas las anteriores para ofrecernos un trabajo más cercano al... como decirlo... publi-reportage.

Soderbergh nos presenta un film con un único protagonista claro que termina resultando ser la estrella de la película: el virus. Él es a quien sigue la trama contándonos su evolución desde los primeros brotes hasta su expansión mundial. A su alrededor el guión fabrica todo un entramado de pequeñas historias corales, algunas de ellas entrelazadas entre sí, donde se nos presenta al grupo de personajes secundarios que giran al compás que marca la pandemia. Entre ellos encontramos a una familia americana que verá como la enfermedad se lleva por delante a varios de sus miembros; a un alto cargo del control de plagas que deberá intentar controlar el virus; una científica francesa enviada a descubrir el origen de la epidemia, otra científica que intentará frenar el avance implacable de la enfermedad, o un bloguero empeñado en descubrir todo el alcance del problema y difundirlo en la red.

La película pretende ser un retrato fiel a un posible "que pasaría si...". De manera que intenta mostrar al espectador que es lo que sucedería, paso por paso, en el caso de que una epidemia pusiera en peligro real la supervivencia de la raza humana, pretendiendo ser lo más veraz posible. Para ello se vale de distintas pequeñas historias para hacer que el espectador llegue a entender la magnitud de lo que está sucediendo en pantalla. Algunas funcionan muy bien (la de Matt Damon, por ejemplo, mostrando el drama de una familia cualquiera golpeada directamente por la enfermedad), otras no solo no funcionan sino que, además, hacen peligrar el fino equilibrio de la cinta (la de Marion Cotillard me pareció de lo más absurda e irreal). En general la película mantiene un buen ritmo aunque lamenté que la peli no se soltara un poco más el pelo a medida que las cosas se iban complicando de verdad, permaneciendo inalterable y empeñada en mantener una implacable contención formal.
Jefe Dreyfus
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5
11 de diciembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues todo parece apuntar a que, definitivamente, Seth MacFarlane se ha acabado convirtiendo en la gran esperanza blanca del humor americano. Su origen catódico tampoco debería ser algo que nos extrañara en exceso, ya que de todos es sabido que la gran mayoría de los grandes cómicos americanos de las últimas décadas provienen de la pequeña pantalla (del Saturday Night Live para ser más exactos). Pero pocos contaban con MacFarlane después de que en 2001 se cancelara su buque insignia: la serie de animación Padre de familia. Por suerte, algunos años más tarde, y debido a la presión popular, la serie volvió a las pantallas e incluso se le sumaron un par más de nuevos proyectos: Padre made in USA y El show de Cleveland. Actualmente vive un momento dulce de su carrera, con gran éxito de audiencia en sus programas televisivos, con un previsto salto cinematográfico de su serie más conocida: Padre de familia, habiendo ya sido confirmado como conductor de la próxima ceremonia de los premios Oscar, y habiendo estrenado su primera película como director: Ted.

Nos encontramos frente a la típica historia sobre un tipo con un síndrome de Peter Pan de seis pares de narices, incapaz de hacer frente a las nuevas obligaciones derivadas del hecho de hacerse mayor y sin ninguna aspiración de futuro más allá de la de jugar a la playstation y fumarse unos petas con su mejor amigo. Por cierto, a todo esto, su mejor amigo es un oso de peluche. Y es que cuando el prota era pequeño, y aprovechando la típica estrella fugaz que atraviesa el cielo en medio de una mágica noche, el muchacho pidió el deseo de que su tierno osito de peluche, de nombre Ted, cobrara vida para poder estar juntos el resto de sus vidas. Lo que el muchacho no sospechaba es que Ted, años después, también habría crecido y se habría convertido en un liante, borde, putero y politóxico compañero de farras de tomo y lomo.

Tal situación no hace especialmente feliz a la novia del protagonista, una chica con los pies en el suelo, que ha madurado antes que él y que se ve obligada a cargar con la mala influencia que supone Ted para su pareja. Será entonces cuando la chica le obligará a tomar una difícil decisión: elegir entre ella o el oso. Llegados a este punto cabe remarcar que, en mi caso, si Mila Kunis me pidiera que me deshiciera de mi viejo oso de peluche de la infancia, no dudaría en coger un cuchillo y rajarlo de arriba a abajo sin ningún tipo de miramiento, ofreciendo todo su relleno a la actriz en señal de ferviente veneración. Si en lugar de un oso de peluche se tratara de mi mejor amigo de la infancia, pues lo mismo. Dicho queda.

Seth MacFarlane pone la voz al protagonista animado en la versión original del film, algo que ya lleva haciendo hace años en sus series: suya es la voz de Peter, Brian y Stewie Griffin (Padre de familia), Stan y Roger (Padre made in USA) y de Tim (El show de Cleveland). En cuanto a los personajes de carne y hueso, están interpretados por Mark Wahlberg y Mila Kunis. El primero ya había probado suerte en la comedia en Noche Loca y Los otros dos, y ella es la voz de Meg en Padre de familia desde la segunda temporada.

La película contiene elemento muy reconocibles de los productos MacFarlane: como un personaje no humano que habla e interactua con el resto de personajes (en Padre de Familia es un perro, en Padre Made in USA son un pez, un alien y un koala y en El show de Cleveland es un oso); una larga y brutal pelea entre sus dos personajes protagonistas (algo también ya visto en sus series, como las peleas entre Peter y un gallo gigante o las de Stewie y Brian); cameos de personajes populares; o continuas bromas sobre pedos y películas de los ‘80. Pero es como si MacFarlane hubiera cogido todos estos elementos, tan suyos, y los hubiera ido colocando, de forma desperdigada, dentro de una comedia romántica de estructura típica y tópica, tan alejada de lo que suelen ser sus productos televisivos.

Ted tiene sus buenas dosis de comedia gamberra, con drogas, alcohol y pilinguis; un oso de peluche, con aspecto tierno, de lo más marrullero; y un par de bromas de nivel (especialmente acertado todo el momento Flash Gordon, que casi compensa el resto de metraje). Pero aquí se acaba todo. Lo que prometía ser el gran salto a la gran pantalla del enfant terrible de la televisión americana actual termina resultando un divertimento que se queda a medio gas y que, a pesar de las buenas intenciones no pasa de ser un producto encorsetado dentro de la férrea estructura de fondo y forma que supone una comedia romántica en los tiempos actuales.
Jefe Dreyfus
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6
31 de enero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos frente a uno de esos dramas que podríamos llamar “amables” e incluso, por momentos, “simpáticos”. Pero se trata de un drama al fin y al cabo, no se dejen engañar. Lo que ocurre es que, a diferencia de, por ejemplo, las películas de Ken Loach, donde sus tramas transcurren en unos ambientes apagados, con un clima tirando a gris, con unos protagonistas de clases sociales bajas luchando por defender sus libertades, aquí tenemos un drama ambientado en Hawai, con un protagonista acaudalado, que tiene que hacer frente a su dolor ataviado con bermudas, chanclas y camisas floreadas. No queda serio. Si a todo esto le sumamos un personaje secundario más divertido para oxigenar la trama, el gran drama que representa la película incluso nos puede llegar a esbozar una ligera sonrisa mientras, en pantalla, vemos sufrir al protagonista.

Los descendientes es una buena película cuyas críticas extraordinariamente positivas por parte de la crítica especializada (y las cinco nominaciones a los Oscar) juegan claramente en su contra, porque uno puede acabar esperando de ella algo que, la cinta, en ningún momento le va a ofrecer. El mayor punto a favor de la peli termina siendo su ritmo, tranquilo pero seguro, que avanza con fluidez y que termina provocando que, cuando uno quiere darse cuenta, ya han pasado las dos horas de duración de una trama que camina titubeante por la fina linea que separa el drama de la comedia.

Por el contrario, la película tiene dos grandes problemas. El primero es que la subtrama de los negocios del prota no está a la altura de la trama principal, no se le termina de dar la cancha suficiente y desprende un tufillo a mensaje ecologista muy poco sutil que termina tirando un poco para atrás. El segundo es que cuesta llegar a comprender algunas de las decisiones tomadas por los personajes del film, sorprendiendo ciertos comportamientos poco “naturales” y teniendo la sensación de que la película termina forzando algunas de las secuencias en beneficio de la trama a pesar de que puedan resultar poco creíbles. En ese sentido cuesta entender la incorporación a mitad del metraje del amigo de neuronas reducidas de la hija mayor que termina acompañando a la familia en los momentos más difíciles a pesar de que vaya metiendo la gamba una y otra vez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jefe Dreyfus
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7
13 de enero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Super 8 es una película que bebe de un tipo de cine que, actualmente, ya apenas se practica e intenta reproducirlo con una exactitud de espíritu que provoca que se pierda cierto grado de personalidad de su director (Abrams) en favor de la de su productor (Spielberg). Personalmente hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto en una sala de cine de un blogbuster veraniego de estas características, viendo como una cinta de aventuras protagonizada por adolescentes con toques de suspense y ciencia ficción no solo conseguía entretener sino que, además, logra enganchar al espectador (a quien en ningún momento trata como a críos, error típico donde los haya de este tipo de productos), con unos jóvenes protagonistas que terminan resultando ser de lo más convincentes (mención de honor para la cara femenina del grupo, Elle Fanning, la hermanísima de Dakota, que hace que uno se pregunte con que debían alimentar a sus hijas los padres). Y por si todavía no tienen suficientes puntos positivos a favor de la película aquí tienen uno más: no se trata de ninguna trilogía. ¡Albricias!

El arranque de la cinta es demoledor, metiendo al espectador en situación, con el ritmo justo para atrapar y dejar que la historia vaya avanzando y fluyendo hasta el desencadenante de acontecimientos que resulta ser el accidente del tren. A partir de entonces los hechos se aceleran, a pesar de lo cual la cinta no pierde en ningún momento su buen ritmo, introduciendo escenas de suspense que realmente parecen haber sido pensadas y filmadas en una época muy anterior a la actual, a la vez que se van sucediendo continuos homenajes al cine de Spilberg y de toda una generación. Para un servidor la peli termina bajando algunos puntos hacia su recta final, donde la criatura termina resultando ser visiblemente más digital de lo que hubiera deseado y el ritmo se termina resintiendo debido, en parte, a una cierta precipitación para concluir la historia. Pero lo cierto es que con Super 8 recuperé sensaciones que hacía mucho tiempo que no vivía en una sala de cine (de hecho solo me faltó tener veinte años menos y a cierta compañera de clase en la butaca de al lado a quien poder pasar el brazo por encima de la espalda en los momentos de más tensión del film).
Jefe Dreyfus
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