No entiendo muy bien las críticas a las películas sobre temas antropológicos basados en hechos reales. Más que analizar los aspectos artísticos y los fallos de la película en sí, con las carencias tecnológicas de la época (la película es de 1970 y la ambientación, del siglo XIX), se trata de la plasmación de un hecho histórico, documentado, que nos muestra la reinserción en la sociedad de un niño semisalvaje y el proceso de culturización al que es sometido (alfabetización, valores morales, conocimientos matemáticos…). Es una película que nos invita a la reflexión, a pensar en las capacidades comunicativas de los hombres y el efecto que tiene la sociedad en un individuo que ha perdido todo contacto humano; nos plantea preguntas y nos fuerza a buscar respuestas, aunque muchas veces no consigamos encontrarlas, o no nos guste lo que encontremos.

Con un reparto más que atractivo y bien elegido, no podemos decir que cautive al espectador pero la dinámica de las tres historias hace pasar un rato entretenido. Aunque partidista y lleno de tópicos americanos, el argumento no está vacío de significado; quiere provocar una reacción en el espectador, una reflexión sobre un problema para el que ya están puestas las cartas sobre la mesa. Lo que tenemos que hacer nosotros ahora es levantarlas.

Para mi, la más floja de las tres temporadas que han sacado hasta el momento. No obstante, sólo por ver a Jessica Lange merece la pena verla.
Cómo no, volverá a haber sangre, escenas violentas y sexo, pero no es tan malrrollera como las anteriores.

En resumen, la historia va de una especie de academia de brujas en Estados Unidos, algo así como Hogwarts pero a pequeña escala. Fiona Goode (Jessica Lange) es la que corta el bacalao: la Suprema, que al parecer es el cinturón negro del Aquelarre. Pero la mujer ya se está haciendo mayor y hay que buscar a otra que la sustituya. ¿Qué pasa? Que la tía es una manejanta y no quiere que la sustituyan, por lo que pondrá un montón de trabas para que eso no ocurra (invocará a Papa Legba, que es como el Lord Voldemort de allí, desenterrará a una asesina racista de la época colonial, matará gente...). Durante el resto de la serie se dedican a buscar a otra sustituta y las aspirantes tienen que pasar una serie de pruebas, las Siete Maravillas.

Personalmente la considero la mejor temporada de todas. Más terror, más tensión y algún momento surrealista como la alucinación de la Sister Jude en la sala común del psiquiátrico bailando "The Name Game" a modo de musical.

Que un centro psiquiátrico abandonado tiene mucho potencial lo sabemos todos, desde Íker Jiménez hasta mi prima de Escocia. Ryan Murphy lo ha sabido ver y nos ha contado una historia terrorífica. Si sacas algo de esta serie es que 1) no te puedes fiar de nadie y 2) no te vayas de luna de miel a hacer un tour por los lugares más terroríficos de Estados Unidos.
Las interpretaciones son fascinantes. Jessica Lange vuelve a estar espectacular y premio especial a Lily Rabe por ese papelón de hermana endemoniada.